Madrid, 06/12/18

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         ALBA'S POV.


Diecinueve de agosto de este año. Fue una noche oscura y difusa, tanto que solo quedan de ella fragmentos inconexos en mi memoria.
Llevé mi mirada con frialdad y desgana al señor que había frente a mí y comencé mi discurso tal y como este quería.

— Hacía tan solo unos meses de la muerte tan inesperada de mi padre, y es lo que tienen los infartos letales, que vienen sin previo aviso. — Hice una pausa para suspirar con tristeza ante el recuerdo de aquel día.

— La herencia quedó repartida entre mi madre, mi hermana Marina y yo, llevándome la mayor parte de su fortuna. En el testamento dejó escrito que todo artista debía tener medios para serlo, siendo aquello una explicación de todo el dinero ahora a mi cargo. Nadie rechistó ante esta decisión ya que ese había sido su deseo. — No pude evitar formar una sonrisa con matiz agridulce en mis labios, haciendo que temblaran mis comisuras.

Siempre nos había unido la pintura.

— Mi madre y mi hermana se quedaron a vivir en el hogar familiar donde todos convivíamos diariamente hasta ese día, pero yo decidí mudarme a la otra propiedad, ahora a mi nombre, donde mi padre solía pasar tiempo pintando cuando necesitaba estar solo.

Hice una pausa al ver que el psicólogo apuntaba aquel dato que en mi opinión, no era relevante, y no continúe hasta que él levantó la mirada hasta mí acomodándose las gafas con el índice.

Aclaré mi garganta y continué el alegato.

— Necesitaba alejarme un poco de todos los recuerdos que me estaban asfixiando por dentro y vivir en otro ambiente me ayudaría, o eso pensaba al menos. En fin, pasé sin duda los peores meses de mi vida. — Cerré los ojos y disfruté del silencio sepulcral de la sala donde solo escuchaba mi propia respiración.

Siempre me había gustado el silencio.

— Por ello mis amigas habían tomado la decisión de obligarme a salir de fiesta. —

"Tras haber pasado un tiempo prudente de aceptación que incluso ellas creyeron necesario" pensé.

—Ya sabes, como una maniobra de escape de mis propios pensamientos.

Ser una persona que tiene muy en cuenta la muerte me había hecho sentirme notablemente mejor ante la pérdida de mis seres queridos con el simple paso de los días, pero en realidad distraerme de aquella forma era lo que necesitaba sin duda.

— Llegamos a Galaxy y nos dirigimos a la zona reservada donde solo había socios VIP del pub, alrededor de unas ochenta personas.

Aunque he de admitir que soy muy mala para las aproximaciones.

— Es allí donde empezamos a bailar y beber. Tomé bastante alcohol, supongo que ese fue mi primer gran error de la noche pues a partir de la cuarta copa mis recuerdos empiezan a ser incoherentes en su totalidad.

Me froté la frente con la mano derecha mostrando incomodidad ante la siguiente parte de la historia, pues ya empezaban a tomar lugar las pequeñas lagunas carentes de información clara.

— Creo que entre la marabunta de gente ebria llegué a perderme, alejándome de mis amistades. No recuerdo la razón de por qué lo hice.

De repente algunas imágenes fugaces recorrieron mis núcleos cerebrales, siendo tan rápidas que solo logré identificar una figura femenina que me pareció increíble, rozándose contra mi cuerpo en un baile desenfrenado que me dejó en shock, primero con ropa y luego sin ella. Aunque preferí obviar ese último dato pues no tenía sentido alguno. Parecía tener una larga melena pelirroja pero no lograba ver nada más. Ni siquiera sabía si era de ese color realmente o era producto de las luces de la discoteca.

Las dos caras de una moneda. - ( Albalia ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora