8. En la boca del lobo.

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Pov. Damian.

- ¿Qué pudiste averiguar? -preguntó mi amigo Michael al reunirnos días después en mi oficina.

- La verdad mucho acerca de su vida. No sé si sentir lástima por ella y la forma en que su tío la ha manipulado toda su vida o si sentirme estúpido por creer tantas mentiras.

Puse mis manos sobre mi cara y la empecé a frotar con frustración.

- ¿Por qué?

- Es que es imposible que una persona haya vivido todo aquello. Para empezar sus padres murieron en un accidente, su tío ha sido su tutor todos estos años. Por lo que ella me estuvo contando y por lo que vi cuando lo conocí no es un hombre de fiar. Estoy seguro que él mal gastó la herencia de su hermano y ahora hizo lo posible por casar a su sobrina con un millonario que los salvara de la ruina. Por eso el costo de la empresa era muy elevado e incluía el matrimonio.

- Claro. Ahora todo tiene sentido -respondió él-. Al momento del divorcio ella tendrá varios derechos.

- Los cuales dudo que ella conozca, pero su tío sí.

- Él la manipulará para que reclame lo que le corresponde y tu te verás como un idiota que fue manipulado por una bella mujer. Por que no solo pagarás por la empresa, sino que también por la manutención. Al final sacarán el doble.

- Exacto.

- ¡Qué listos! -exclamó colocando un dedo sobre su sien simbolizando la inteligencia.

- El problema está en qué voy hacer. No quiero seguir casado con ella y dudo que ella quiera tampoco después de todo lo que le he hecho; y tampoco me quiero divorciar porque perderé mucho dinero. Estoy entre la espada y la pared, amigo.

- En realidad, no todo está perdido.

- ¿A qué te refieres?

- Se supone que tienes que esperar a que termine el año para divorciarte.

- Sí -afirmé.

- Entonces, solo tienes que hacerla firmar un contrato.

- ¿Cómo, un contrato?

- Sí, mira. En ese contrato especificas que le compras la empresa, pero que no podrá pedir nada más allá que ese dinero cuando se divorcien. Incluso, el contrato puede decir que si ambas partes lo deciden no tienen que cumplir el año.

- ¿Tú crees que ella aceptaría tal cosa?

- No tiene ni que saberlo, solo debes hacerla firmar sin que ella se entere.

- ¿Cómo hago eso?

- Eres su esposo, convéncela de cualquier forma. Conquistala, miéntele, no sé. Tu eres el maestro de la mentira, ya encontrarás la forma.

- ¿Tú te harías cargo del contrato?

- Sí, de todo lo que quieras. Para eso están los amigos.

Ambos reímos, luego lo abracé en forma de agradecimiento y después de un tiempo de charla y bebidas se fue a preparar todo. Yo solo tuve que esperar e idear un plan para hacerla firmar. Sé que lo que estábamos haciendo no era justo, pero yo también debía velar por mis intereses. No podía dejar que me tomarán por un idiota que se dejó engañar. Además, mientras más pensaba en cómo sucederían las cosas, más me agradaba la idea que pronto sería un hombre libre.

Nunca me he visto como un hombre que se deja atrapar, que se queda en una jaula. No. Ese no es mi destino. Yo soy un alma libre, hago y tengo lo que quiero cuando quiero. El matrimonio y la monogamia no es para mí. A muchas personas les parecerá pretencioso, pero esos son los envidiosos.

Amor por Contrato [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora