30. Camino al cielo.

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Pov. Damian.

Me acerqué a la entrada de la habitación que da al baño. Estaba pasándose las manos llenas de jabón por los brazos. Llevaba el cabello recogido dejando al aire su hermoso, suave, largo y fino cuello. Olivia es como de otro planeta, a veces me cuesta creer que sea humana. Decido admirarla por unos cuántos segundos antes de acercarme a ella.

- ¿Cómo te fue en tu día?

Dije entrando al baño yéndome directo al váter para sentarme en él como si fuera una silla.

- ¡¿Damian?! -dijo Olivia exaltada. Trata de cubrir su cuerpo con las manos sin éxito-. ¿Qué haces aquí?

Comienzo a reír al ver su rostro sonrojado. ¡Qué tierna es!

- ¿De qué te ríes?

- De nada -dije entre pequeñas risas-. Es lo que, tratas de cubrirte, pero yo ya conozco lo que hay debajo de la espuma.

- ¡Damian! -exclamó avergonzada mientras yo me burlaba. Me salpicó un poco de agua enjabonada a propósito.

- Está bien, está bien, lo siento -dije riendo y ella fingía un falso enfado-. Cuéntame sobre tu día.

No dejaba de mirarme avergonzada. Apartó la mirada y trató de recoger toda la espuma posible del agua para cubrirse. Sin mirarme a los ojos directamente me dijo:

- No mucho, fui al museo de arte donde trabajé. Hablé con el dueño unos momentos. Sigue siendo el mismo de siempre -dibujó una pequeña sonrisa en su rostro. Ya no se veía tan nostálgica como el día que llegamos a Chicago-. El lugar ha cambiado bastante. Además, hay más visitantes en el museo, eso me agrada. Fue agradable volver, aunque sea de visita.

- Me alegra oírlo.

- Me hubiera gustado que fueras conmigo. Tomando mi mano y presentarte a mi antiguo jefe y compañeros.

- Lamento no haber estado ahí contigo.

- Yo también.

Se hizo un corto silencio. Luego continuó, un poco dubitativa.

- ¿Sabes quién estaba allí?

Moví mi cabeza en negación.

- El Embajador Johnson.

- Ah, ¿sí?

Me habló de su encuentro con el Embajador Johnson. Sus palabras refiriéndose a él me hicieron recordar cómo la devoraba con los ojos en la recepción de nuestra boda. Además, me acuerdo perfectamente el trato que tenía con el tío de Olivia, me daba náuseas de tan solo pensar en que si no me hubiese casado con Olivia Johnson sería algo mucho más que su dueño. La estaría obligando hacer cosas en contra de su voluntad, humillándola mil veces peor de lo que yo lo hice. Probablemente la hubiese utilizado mil veces más que a un trapo y luego la hubiese desechado a un basurero mil veces peor que a ese trapo. De eso no tengo la menor duda.

Johnson es un tipo peligroso, no tengo dudas de que está involucrado en negocios turbios, pero nadie se mete con él. Es un hombre con demasiado poder económico, y sobre todo político. Todo el mundo lo sabe. Según lo que he averiguado sobre él, quería adquirir Vanden también, pero estoy seguro de que no con la misma intención con la que yo quería adquirir esa empresa. Pero solo era la punta del iceberg. De eso puedo estar seguro.

Cuando apenas era un estudiante de Administración, había escuchado algunos rumores que giraban alrededor de Vanden. Rumores financieros. Leí en los periódicos sobre el trágico accidente de su anterior presidente. Leí su historia, de dónde surgió y cómo llegó a ser una de las empresas más importantes de Nueva York. Para mí era una tragedia, ya que había crecido con la idea de que ANDERS Corp era la mejor, pero tenía una competencia fuerte a su alrededor, con un capital de hasta novecientos millones de dólares. Al escuchar de los rumores, me pregunté qué estaba ocurriendo, luego ideé un plan de inversión en Vanden para luego hacer negociaciones entre las dos empresas para que ambos beneficiarnos. Para estudiar el mercado a mi alrededor, invertí una pequeña parte de mi capital en Vanden. Siempre pensé que tenía buenos proyectos de innovación tecnológica, un buen objetivo social y ambiental, pero necesitaba los recursos para hacerlo.

Amor por Contrato [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora