CAPÍTULO 3: LA HUIDA

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Una puerta es posiblemente lo que nos impide cruzar a otra parte, ya sea a un pasillo, ya sea a una habitación o ya sea el mismísimo cielo. Alex abrió la puerta, una puerta pesada de hierro y con cristal en medio de ella, pero también con barrotes para que ningún "malandrín" se colara. A Helena le gustaba usar el término malandrín con sus hijos ya que era una palabra que no sonaba tan mal como decir que son personas malas, o que son unos hijos de puta. También depende de la situación, se puede llegar a llamar hijos de puta a alguien que te ha hecho algo. Pero Helena estaba en el suelo asustada porqué había visto como un compañero de café recibía un buen golpe, claramente también estaba asustada porqué una persona había entrado en recepción, la había empujado y había abierto la puerta a través de un botón que se encuentra justo debajo de la mesa. Ahora Sofía se encontraba a unos escasos metros del instituto, pero corriendo detrás de Alex. Como si Alex fuese Eren y Sofía, Yelena. Quitando que aquí no hay monstruos de 30 metros.

Tan solo llevaban 50 metros corriendo y Sofía ya se había cansado. "Espérame". Eso fue lo que dijo. Alex se giró porqué el grito le llamó la atención. Mientras corría giró su cabeza hacía atrás para ver qué pasaba. En aquel momento se detuvo en seco. Él no sabía que esa niña que hace 30 minutos era tan repelente y hace 1 minuto le acababa de dejar en libertad, le seguía. Ahora Sofía se encontraba parada a 10 metros de Alex.

- ¡Vamos joder! - el grito de Alex fue de desesperación por si habían llamado a la policía.

-Es-pe-ra- se tomó un respiro- te- ahora estaba agachada con la cabeza mirando al suelo y las dos manos sudorosas por los nervios en las rodillas.

Sofía se repuso y se volvió a poner con la espalda recta y mirando al frente. Miro a los ojos de Alex y empezó a correr lo más rápido hasta que llegaron al parque de goma. Un famoso parque del pueblo que recibe su nombre porque el suelo tiene un color parecido al de una goma, o al menos eso pensaba Alex. Aunque también creía que era porqué el suelo estaba hecho de un material blando que hacía que cuándo te cayeses no te hicieras daño. Pero ni siquiera pararon, simplemente siguieron corriendo por la plaza Milenari que es simplemente una plaza con una carretera en el medio y dos parques a ambos lados de esta. A ver, para ser exactos, no son parques, son solo recintos con hierba y algunos árboles. Siguieron corriendo. Alex no tenía la idea de parar hasta llegar al lugar dónde tenía planeado quedarse a dormir. Bueno, tenía planeado... Lo planeó cuando vio la rotonda que se encuentra cerca de esta. Ahora estaban en esa rotonda, la cual une el pueblo con Mollet, Parets y la C-17 que te lleva hasta Barcelona. Empezaron a subir la calle, en 20 segundos llegaron a la antigua guardería abandonada. Una vez delante de la mini valla que hay antes de entrar al jardín que rodea a este edificio con dos plantas, vieron a una persona mayor en un balcón mirándolos.

- ¡Ni se os ocurra entrar jovenzuelos! - les avisó.

- ¡No, usted este tranquila! - le contestó Alex

A continuación, Alex saltó la valla y entró al jardín. Había un caminito con cemento que llevaba a la puerta, él estaba sobre el camino.

- ¡Oye tú! - le gritó la señora- ¡sal de ahí delincuente! - siguió insistiendo- ¡llamaré a la policía!

Alex alzó su brazo de una manera majestuosa y simplemente le saco el dedo corazón a la señora. Se puso de cuclillas, cogió unas piedras y empezó a tirarlas contra el balcón de la señora, que se encontraba a unos 10 metros de distancia y 5 metros de altura. Eran piedras pequeñas, aunque había algún que otro trozo de mármol por ahí tirado. Él cogía todo con su mano izquierda y con la derecha se lo lanzaba a la pobre señora. Sofía estaba alucinando. Alex le pidió que fuese con él, lo hizo. Una vez que la señora se retiro por el posible impacto de alguna piedra, entró en el comedor maldiciendo al chico. Sus paredes blancas y viejas habían sido testigos de muchas cosas. La muerte de su marido Alfonso. Cuando su nieto la insultó por defender la unidad de España. Ahora, ella cogía el teléfono con el pensamiento de que nadie le quería, de que nadie se preocupaba por ella. Simplemente soltó las mágicas palabras que la madre de Alex le había repetido tantas veces antes de dejar su trabajo como camarera en el bar que hay en la esquina de su casa, el bar Bote. Bueno realmente hay dos bares, el Tonysa y el Bote. Se había enfadado con Manolo y decidió dejar su trabajo en el que solo ganaba 450 euros al mes por 10 horas diarias. Pa' lo que me queda en el convento, me cago dentro. Eso hicieron, su madre en el bar y la señora en el planeta Tierra. Es raro. Llamó a la policía, a la local, le dijeron que en cinco minutos estaban allí. Entonces decidió volver al balcón, allí presenció la escena en la que Alex le pegaba una patada a la puerta que tenía tablones de madera para no ser abierta fácilmente, pero, se abrió. Entraron, ellos a la guardería, la señora a su casa y la policía al coche.

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La sangre estaba esparcida por la zona donde la cabeza de Frederico descansaba. También había un diente, fíjate, lo fuerte que le dio. En ese momento, 4 minutos después del puñetazo Frederico abrió los ojos de nuevo y pudo ver a Helena con el teléfono fijo del instituto en la mano llamando al 112. 

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⏰ Last updated: Dec 07, 2018 ⏰

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Matar al reyWhere stories live. Discover now