El día de la Madre

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Me casé apenas cumplí 18 años con una panza de siete meses... preñada de mi hija mayor Marcela, y sin apenas conocer a mi marido cuando nos casamos. Solo llevábamos tres meses de relaciones, de los cuales dos fueron con sexo completo consentido sin tomar las debidas precauciones por parte alguna... sin duda me encoñé con aquel muchacho que portaba la verga más grandeque jamás había soñado encontrarme en la vida, me dio tal gozo sentirme empotrada por su mostrenco que me quedé prendada y preñada. Ningún otro chico que me había follado pasaba de los 15 cm de longitud, pero José Luis debía de sobrepasar los 20 y un grosor tremendo. Sabía que era de esos tipos canallas que se follan a todas las que se ponen a tiro, como fue mi caso, pero se hizo responsable de mi barriga y nos casamos... El tiempo todo lo cura y el roce hizo el cariño entre los dos, hasta llegarle a amar profundamente en ciertos momentos de la vida. También me puso los cuernos en más de una ocasión, pero los pollazos que me servía compensaban su infidelidad comprensible para un semental como él atada a una sola hembra. No se puede decir que nuestro matrimonio fuera perfecto, pero sí era lo suficientemente satisfactorio como para entregarme en cuerpo y alma a él con una actividad sexual abundante y plena, de ahí que desde el día que lo mataron durante una reyerta entre dos chavales cargados de alcohol y drogas, en donde salió a defender a uno de ellos llevándose la peor parte de una navaja de 15 cm, caí en una profunda depresión.

Por fortuna mi hijo Alex que por entonces ya cumplía 18 años, supo ser lo bastante maduro para hacerse cargo de supuestos masculinos en casa, así como de sus dos hermanas Luisa de 12 y Marcela de 19 años. Tomó las riendas del vacío creado por mi marido, en lo que yo me recuperaba con ayuda de los medicamentos indicados por el psiquiatra, parecía que todo iba bien, pero al mes y medio de esto, tuve una fuerte recaída, por lo que el psiquiatra me cambio el tratamiento, este tuvo un efecto tanto extraño de insomnio que hacía ardieran por dentro. Esas veces por las noches despertaba y me levantaba a caminar como sonámbula, aunque más o menos consciente de lo que hacía. Entraba al cuarto de mis niñas, las observaba dormir unos minutos y luego hacia lo mismo con mi niño. Ya era casi verano una de esas noches, hacía mucho calor, por lo que me cambié el pijama de entretiempo por un delgado camisón corto de tirantes. Al llegar al cuarto de mi hijo, pasé de contemplarlo mientras dormía a acariciarle la mejilla y luego el pecho, abrió los ojos, intercambiamos un par de miradas, y luego salí de ahí sintiendo arder en mi interior, solo que en vez de ir a mi cuarto al fondo del pasillo bajé las escaleras a la sala, para luego salir al patio a tomar el fresco. A los pocos minutos sentí a mi niño acercarse a mis espaldas, poniendo sus manos sobre mis hombros...

-"¿Estás bien?" Preguntó.

Asentí con un movimiento de cabeza, me abrazó tierno por la cintura. Pasados unos minutos sintiendo su hombría, nos marchábamos a acostarnos cada uno a su habitación..., esto me ocurría con frecuencia y en todas las ocasiones me reconfortaba tener a mi hijo abrazado sintiendo su masculinidad preservadora alrededor de mi cuerpo anhelante de un hombre protector, de un macho que me hiciera sentir de nuevo HEMBRA, pero era mi hijo y eso no parecía que fuese moralmente correcto ¡¿O Sí?! Me sentía confusa con mi cuerpo y mi mente en contradicción permanente. Durante las siguientes semanas solían ocurrir situaciones similares buscando ser abrazada por el hombre de la casa. Que él tuviese atenciones hacia mí compartiendo aunque solo fuese la tarea de ir ayudarme en la preparación de la comida, fregar los platos o poner la mesa me sublimizaba y hasta me daban ganas de abandonar el tratamiento farmacológico, por no hacerme falta ese día. Esos detalles teniendo a mi hombrecito al lado me ayudaban mucho más que los medicamentos del psiquiatra, los cuales ya había comenzado a quitarme con la ayuda de una psicóloga que encaminaba mis pensamientos en mis hijos.

El día de la MadreWhere stories live. Discover now