Capítulo 5.- Esto, Eso, Aquello.

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Mi pierna sangraba, había manchado las sábanas de sangre, el vendaje no había podido impedir que toda esa sangre volviera a fluir y me volvía a marear. Esta vez estaba sobria así que tenía que hacer de tripas corazón, tenía que conseguir llegar a la duchar y meterme dentro.
Me levante con cuidado y me fui apoyando en la pared hasta llegar al baño, me quite la camisa y me senté en la bañera hasta que conseguí encender el agua, la sangre corría por el sumidero y quité la venda con cuidado, no supe si hacerlo fue la mejor opción, pero tenía que parar esa cantidad de sangre o juraría que me volvería a desmayar.
Quite todo el vendaje, respire hondo y intente quitar toda la sangre que me fue posible, agarre una toalla y presione, presione con fuerza allí sentada hasta que tocaron a la puerta, no sé si era el momento más oportuno o el menos. Necesitaba que alguien me ayudara, pero me costaba horrores moverme.
Intente salir de la bañera pero mis manos se resbalaban, y escuché que quien quiera que hubiera tocado volvía a hacerlo, y yo volví a intentar levantarme, podía hacerlo, podía levantarme. Pase un pie, luego el otro y al ponerme de pie todo se puso borroso, no veía nada, todo era negro y caí.

Estaba claro que la sangre no era lo mío, si fuera Dracula me moriría de hambre.

Cuando desperté estaba acostada en la cama y mi pierna estaba vendada otra vez, podía notarlo, pero aún veía borroso, había alguien sentado a mi lado, un chico.

- Se está despertando.       Comentó. Y entonces me di cuenta de que había alguien más en la habitación.

- Voy a buscarle algo de comer.      Era Emily, ella salía por la puerta haciendo entrar una brisa de aire fresco.

Intente incorporarme, pero no pude.

- No te levantes, te volverás a marear.    

Y aún no reconocía su voz, tan áspera, tan grave, tan profunda, tan llena de ¿dolor?

Cuando pude abrir los ojos le vi, y no supe distinguir del todo si eran imaginaciones mías.

- ¿Que haces aquí?      Pregunté aún dolorida.
- Pues mira, salvar tu culo, otra vez.
- ¿Otra vez?
- Anoche, no parabas de sangrar.            Si, era Sean el que al parecer había impedido que me golpeara al desmayarme la noche anterior, el que había impedido que me desangrara, no una, si no dos veces, el que se había tomado la molestia de meterme en la cama y curarme la herida, si, era él.

- Vine a ver cómo estabas, esa herida no tenía muy buena pinta anoche.

Dijo ante mi incrédula mirada.

- Por muy mal que me caigas no podía dejarte allí tirada, así que no me mires así.

No sé cuál de todas las miradas que le eche fue peor, pero no tardo en echarse a reír después de que siguiera con la misma cara.

- Te he cocido la herida, mi madre es médico,  y yo ayudo en la enfermería, he aprendido a hacerlo. Si te hubiera llevado allí, habrían hecho mil preguntas y te hubieran terminado pillando, nos hubieran pillado a todos, así que ya estamos en paz.

- ¿En paz?      Mi cara debería ser un cuadro ya que él no paraba de reírse.
Asintió con la cabeza y no dijo más nada, y yo estaba demasiado cansada para intentar encontrarle la lógica a lo que fuera que estaba diciendo, así que disentí.
Segundo más tarde llegó Emily, con un montón de botellas de agua y comida, mucha comida.

- Bueno, yo me voy.      Sean se levantó de la cama y se acercó a Emily para susurrarle algo en el oído. Tenía demasiada hambre como para preguntarle por algo de lo que había pasado o estaba pasando.

Por suerte el día siguiente se cursó mucho mejor de lo que había empezado, los puntos de la herida me tiraban los suficiente como para sacarme alguna que otra mueca de dolor, pero no tanto como para que me volviera a desmayar por culpa de la sangre. Emily se quedó conmigo toda la tarde y vimos alguna que otra película en su ordenador, el comer y el reposar me habían sentado bien, parecía que había hecho alguna maratón y no que simplemente hubiera pasado una noche de fiesta. Supongo que no estaba tan acostumbrada a beber como pensaba.

- Sean me contó lo de la navaja, ¿sabes quien te la clavo? Preguntó Emily sacándome de mi ensimismamiento.

- No. Respire hondo. - Recuerdo caer al agua con alguien, no recuerdo su nombre, pero estaba tan borracho que dudo que él pudiera llegar a pensar en eso, dudo que en aquel estado siquiera pudiera pensar. Para ser sincera, ni siquiera recuerdo el tiempo que la navaja llevaba clavada en mi pierna, quizás al caer tope con ella, quizás estaba ahí antes de acercarme al embarcadero, no lo sé.

Cindy apenas pasaba por la habitación y sus cosas iban desapareciendo poco a poco, si no llegaba a ser por las clases en la que coincidíamos pensaría que le habría pasado algo y que alguien trataba de ocultarlo, el poder de mi mente bizarra.

Aquella noche hacía más frío de lo normal, quizás el fin de semana se me había hecho demasiado largo o demasiado extraño, pero mañana volvería a ser lunes y quizás ya era hora de que me tomara enserio mi estancia aquí, Sean quizás no sería más un problema, aunque con su prepotencia dudo que podamos llevarnos bien, Emily cada día era más imprescindible, y todo lo demás se iba normalizando.

La noche se presentaba helada, había empezado a nevar fuera y las paredes dejaban pasar toda la humedad que les era capaz, parecía que no había un número determinado de mantas que pudieran hacerme entrar en calor, y todavía me aterrorizaba la oscuridad a raíz del extraño sueño que había tenido la noche anterior, ¿como era capaz de sentir algo que no era real?

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2019 ⏰

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