Parte única.

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‹‹ Recuérdame cuando haya marchado lejos, muy lejos, hacia la tierra silenciosa; cuando mi mano
ya no puedas sostener, ni yo, dudando en partir, queriendo permanecer.Recuérdame cuando se acabe lo cotidiano, donde revelabas nuestro futuro planeado: solo recuérdame, bien lo sabes, cuando sea tarde para plegarias o consuelos.Y aunque debas olvidarme por un momento para luego evocarme, no lo lamentes: pues la oscuridad y la pena dejan un vestigio de los pensamientos
que tuve: es mejor el olvido en tu sonrisa que la tristeza ahogada en tu recuerdo. ›

Recuerda, Christina Rosseti.

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Acomodó la gabardina beige sobre sus hombros de manera distraída, leyendo el viejo cartel por encima de la tarima del templo de nueva cuenta. Aquella era sin duda la estafa más cutre que podrían haber hecho alguna vez.

«Ofrece una ofrenda al Dios Ebisu y este escuchará tus plegarias, ¡tu deseo será escuchado por 5¥

Ni siquiera lo habían pensado mucho a la hora de redactarlo; a leguas notaba que aquello únicamente había sido hecho con la intención de generar dinero fácil, y, aprovechándose de la fe ciega que los humanos profesaban a la amplia variedad de Dioses que existían, poner un nombre al azar y cierta cantidad afirmando que con ello algún deseo por más estúpido o pretencioso que fuese sería concedido por una deidad, era realmente una forma relativamente sencilla y eficaz de conseguir dinero; Dazai les aplaudía por ello.

Sin embargo, lo que no aplaudía era el verse envuelto en aquella estupidez gracias a toda la agencia y su afán de celebrar las vísperas navideñas juntos.

Debido a experiencias pasadas y su anterior lugar de trabajo y residencia, Dazai desde temprana edad había dejado de creer en deidades y milagros, de manera similar a quien se daba cuenta de la realidad tras Santa Claus y el hada de los dientes.

Nada se era cumplido solo porque sí. Si lo anhelado se quería realmente, se debía luchar por ello y no solo esperar sentado a que milagrosamente, eso llegará a uno. Esas fueron las enseñanzas que la mafia sembró en él. No de una forma muy ética, ni siquiera a la edad correcta, pero al menos, le hicieron caer en la realidad y siempre estar con los ambos pies sobre la tierra.

Por ello, el que la agencia entera incluyendo al siempre incrédulo Ranpo y el presidente Fukuzawa entrasen al templo con la intención de botar dinero por un aparente deseo, le pareció demasiado estúpido viniendo de ellos.

—Dazai-san, ¿no pedirá nada?

Nakajima le observaba de manera expectante, aún manteniendo sus palmas unidas por la reciente plegaria. El castaño rehuyó de su mirada clavando la vista en su lugar en la yukata que el menor vestía.

—Atsushi-kun, ¿tu yukata tiene estampado de huellas de gato?

Notó la forma en que el gesto de su subordinado se torcía en una mueca de inconformidad, quizá al haber notado su inútil intento de desviar el tema.  Sonrió. Lamentaba en el fondo arruinar el festejo por su actitud, pero no podía dejar de pensar que aquello era una pérdida de tiempo.

—Vamos Dazai-san, incluso Kunikida-san ha pedido algo, ¿no es así, señor?

Preguntó el albino captando la atención del idealista, este clavó su dorada mirada en la suya a la par que asentía y acomodaba sus gafas.

Christmas wish 『Bungou Stray Dogs / One-shot』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora