Espuma

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El timón de su nave se mueve con fuerza a estribor y le golpea los dedos de las manos repetidamente antes de que pueda tomar control sobre él, sintiendo sus huesos a punto de crujir mientras tira con fuerza su cuerpo hacia atrás ejerciendo presión sobre su lateral izquierdo e intentando tomar el control víario de "Serendipia" su amado barco. La tripulación yace eufórica en diferentes partes, puede ver la cabeza de Hoseok mecerse al compás de sus arrebatados cabellos rojizos siendo soplados por una ventisca bestial que ha soplado de pronto hoy tras varios meses de impertérrita marea soleada, sus brazos tiran con fuerza de la verga que sostiene la vela de cruz y puede notar aún desde la distancia como su ropa rasgada le permite más movilidad para intentar atar la cuerda que se ha arrebatado con el viento, a su ayuda acuden Saebag y Millena, los dos hermanos mellizos que forman parte de su espadachín. Minseok por el otro lado dirige un cúmulo de hombres con gritos llenos de liderazgo mientras señala baldes vacíos y lleva en las manos herramientas para tapizar el agujero que se ha desprendido gracias al salitre de semanas sin ser atendido. El hombre es más bajo aparentemente, pero con una personalidad férrea que ha llevado a más de la mitad de la tripulación a guardarle respeto. Jongdae se ofrece a ayudarlo mientras ambos dos hombres tapizan las posibles entradas de agua con agilidad.
Namjoon se yergue con fuerza mientras intenta tomar estabilidad, mira las olas furiosas golpear una contra la otra en todas direcciones sobre su embarcación y, aunque no tiene miedo de la monumental marea, puede observar ahí palpitando un destello que lleva más de algunos meses observando por el rabillo del ojo centellear cerca, en diferentes puntos y apenas tan pocas veces que una sola mano sobraría para contar cada una.
-¡Capitan! El ala proa se ha partido y el mástil está completamente roto- le informa Usayyo, su hombre de confianza, detrás de éste YoonGi se mira preocupado vistiendo un pulcro traje blanco y su bitácora guardada en la fajeta camel.
La perpetua tranquilidad en el rostro de su capitán se ve interrumpida cuando frunce el ceño con furia, gruñe por lo bajo y entonces pone al frente del timón al hombre y corre a la cabeza del lugar, tomando dos trozos de manta larga y cuerdas. Trepa con agilidad por la longitud del asta de madera en roble y con su espada corta con fuerza de tajo un trozo de la punta y enreda enseguida la cuerda, sus manos arden y raspan feroces con el jalar de la cuerda y la presión de las mantas; ata con rigor las telas y pronto ha dado solución al ala rota. El agua empapa sus manos sangrantes y la cuerda que anteriormente cortó se alza cronometrada a la vez que una ola azota a su derecha. El sonido del aire siendo cortado es lo que resuena en su cabeza, antes de que el palo trozado que cuelga del poste golpee su cabeza con fuerza y finalmente el grito de Hoseok y YoonGi se escucha a lo lejos mientras cae a tres metros de altura directo al destello que había ya visto en el agua. Brilla tanto y cada vez más, que de pronto no puede ver más que luz.

...

Sus pulmones se sienten arder y su cabeza presiona cuando abre los ojos, tose con el ardor saliendo líquidamente de sus labios hasta escurrir por sus ropas en una mezcla de saliva caliente. Las bocanadas largas y pronunciadas que boquea parecen ser insuficientes mientras toma asiento y comienza a tomar conciencia. Mira a todos lados sintiendo la caliente humedad de la arena bajo las palmas de sus manos y escucha el arrullo suave de las olas rompiendo espumosas en la orilla del extenso océano.
-Mierda...- maldice a la vez que se levanta sacudiendo sus vestimentas y su pelo cobrizo, raspa un poco el suelo y escupe el molesto regusto salado de su boca.
Mira a sus costados y cede a desprenderse las botas y la camisa, sacude ambos calzados y se los cuelga al hombro mientras observa a su alrededor, analizando. A unos metros puede ver la banda de cuero que sostiene su arma yendo y viniendo atrapada en una ola.
Prominentes piedras oscuras y resbalosas se alzan a su alrededor, se revisa el cuerpo y, en efecto, está cubierto de cortes curtidos gracias la sal del mar y apenas cicatrizados por la humedad. Busca un espacio alrededor de las piedras y pronto después de algunos vistazos localiza un chorro de agua salpicando desde el interior de una roca arraigada sobre una pared de tierra compresa, se acerca a la vez que abre la boca y bebe un buen sorbo de agua dulce que le sabe a maravillas después de largo rato, -quién sabe cuánto-, de tener la boca seca. Enjuaga su torso desnudo y lava un poco su camisa blanca y su rostro.
Esta jodidamente extraviado. Intenta hacer memoria sobre lo acontecido y apenas recuerda algo al final sobre la tormenta de hace... ¿tres noches quizá? Si hubiese sido más, ahora mismo estaría muerto, seguro.
Mira al horizonte y puede darse cuenta fácilmente que serán sobre las cuatro de la tarde, le arde la piel pero ahora el sol se mira menos intenso,cerca del océano aunque lo suficientemente alejado para que no se oculte entre sus aguas tranquilas.
Quizá se encuentre cerca de alguna costa, tal vez está rodeando el Océano Pacífico a decir por la temperatura templada y el agua espumosa. De cualquier forma se viste de nuevo con su camisa y, a punto de atar las ranuras de su botín izquierdo, escucha un grito suave, seguido de un gemido lastimero. Reacciona al instante levantándose y busca en el suelo una piedra encontrándose una larga y angosta por el costado. Se encamina con sigilo esquivando las monumentales calamitas y entonces no muy lejos puede ver un destello brillando sobre lo que parecen ser dos cuerpos húmedos. Se encuentra boquiabierto entonces al reconocer el resplandor que había estado siguiendo sus pasos desde hacía un tiempo, intenta agudizar la vista y se echa hacia delante en un intento de obtener una mejor posición, palpando con precaución y no contando con la capa ligera de pus babosa sobre la roca en la que se sostuvo resbala apenas un poco, pero causando un ruido lo suficientemente audible para alertar a ambos dos cuerpos, quienes se silencian un segundo, antes de que uno de ellos intente jalarlos a ambos hasta la orilla del océano.
Namjoon entonces se alarma levemente y coge coraje para ir hacia ambos cuerpos, deteniéndose paulatinamente al darse cuenta de dos importantes cosas.
El primero, quién se encuentra en el suelo, está seguro que es una joven de no más de diecisiete años, con el cuerpo cubierto por una tela que alcanza a reconocer porque pertenece a la última compra que realizaron en la costa de Cuba, mientras se retuerce levemente sobre la arena, juntando las piernas y soltando jadeos que a sus oídos son suaves y acaramelados. Y, en última pero no menos importante instancia, puede mirar el cuerpo de algún amorfo tipo de Dios, porque su rostro es lo más hermoso que ha podido ver nunca, pero al ir deslizándose sobre su torso se torna brillante, húmedo y traslúcido desembocando en un montón de escamas de un tono púrpura, o gris, rosado... La luz le da un aspecto irreconocible, pero se encuentra tan desorientado que prevé la posibilidad de estar agonizante o incluso muerto, pues aquello era un hombre con un torso que se perdía con el terminar de alguna especie de aleta.
Su ensimismamiento se ve interrumpido por un gemido largo que suelta su acompañante y pronto puede ver como al cruzar miradas con el hombre pez este se alarma e intenta jalar el cuerpo contrario un poco más cerca de la orilla, arrastrándose sobre la arena. Namjoon no reconoce que el causante de su miedo es él mismo, hasta que la criatura toma la cabeza del otro y alza un brazo en su dirección.
-¡No te acerques, no te acerques más!- exclama con una voz suave pero llena de seguridad, masculina.
Entonces Namjoon es consciente de que ha estado avanzando hacia ellos, y no sabe en qué momento ha llegado a escasos dos metros de distancia.
El cuerpo menor se retuerce y alarga las manos hasta tocar su propio torso, acariciándolo con lentitud, el capitán mira sus acciones en un estoico silencio disfrutando por alguna razón del cuerpo curvilíneo ahí tirado sobre la arena, reflejando en su piel el brillo del sol escondido entre nubes rosadas. Se mira más cerca en cuanto sus pasos lo llevan hasta menos de un metro cerca donde puede comprobar la pulcritud de su piel blanca y liza.
-Por favor, aléjate, no lo lastimes.- pide con voz rota el primero, quien acuna a su menor.
-No voy a dañarlos,- revela con voz consoladora-, ¿que?... ¿qué tiene ella? ¿Quienes son? ¿Que es lo que son?- se atreve a cuestionar dudoso el moreno mientras se hinca, entonces puede notar como las manos de quién se acariciaba se detienen al oír su voz y se intenta incorporar siendo detenido por el otro.
-Este es Jimin, es mío... nosotros te hemos visto en medio de la Seayha, cayendo hacia el fondo del océano y teníamos que traerte aquí- aclara el hermoso hombre acariciando las mejillas del que es un chico, con dedos temblorosos. Y entonces comprueba cuando puede poner atención en el bulto tenue que se alza sobre las mantas un poco más por debajo de sus caderas, que efectivamente JiMin es un joven.
-Pero... él es como yo, tú... él tiene piernas...- mencionó cuidadoso, pisando suavemente el terreno.
-El nació luciendo cómo luzco yo, ha vivido siendo hijo del océano, pero al venir aquí, tres noches atrás, no lo ha podido resistir mientras estabas en la inconsciencia y...- de pronto guarda silencio mientras el más joven se retuerce suavemente y acaricia sus botones rozados dando gemidos y estirando las piernas, - él ha tomado tus labios, y de pronto no pude reconocerlo, pero Jimin estaba siendo traído aquí y yo lo arrastré lejos de ti...- explicó breve y con voz temblorosa.
El capitán siente la necesidad innata de acariciar con la punta de sus dedos la piel húmeda del otro, sus facciones maduras pero ojos brillantes iluminándolo.
-Aquí... ven. Tócame- susurró el joven recostado, mientras extendía una mano hasta el cuerpo de Namjoon.
Su voz fue como el día más caluroso del año siendo aplacado por ráfagas de delicioso aire fresco. El tripulante pronto sintió un escalofrío viajar desde las yemas de sus dedos hasta su entrepierna y la punta de sus pies. Tomó inconsciente la mano que se le extendía y el dueño de ella, haciendo un poco de fuerza lo arrastró hasta él, gimiendo mientras restregaba sus mejillas contra la mano del moreno.
Pronto Namjoon estaba siendo cegado por el dulce rostro del joven ahí postrado pidiéndole más contacto. Y por todos los cielos que no podría resistirlo, no cuando veía sus hermosos labios depositar besos tenues sobre la palma de su mano con suavidad, y, él era un hombre débil. Se inclinó lo suficiente para atraer la barbilla del joven y depositó un casto beso sobre sus belfos rosados, repitiendo la acción mientras el contrario sujetaba con ambas manos la suya mucho más grande, pronto el menor dio un suave gemido que concedió a Namjoon el atrevimiento de hundir su lengua dentro de la cavidad del menor, saboreando su interior y escuchando su jadeo sorprendido. Sabía a gloria, a agua dulce y al néctar de las flores de monaza.
La voz dulce que hacía nada le había pedido alejarse se dejó oír con claridad mientras lloriqueaba a un costado. Namjoon, entonces, no atinando a interpretar el sonido como uno de recelo o molestia, quizá tristeza o confusión, se encuentra a sí mismo seguro del deseo que le invade por probar de aquellos hinchados labios que brillan con la luz suave de una tarde despejada. Separándose de la rosada boca del menor, se levantó lo suficiente para capturar con su mano libre la cintura resbalosa y escamosa del otro hombre, atrayéndolo hacia si y tomando entre sus labios los del contrarios, sintiéndolo deshacerse entre sus brazos y su boca derritiéndose en cerezas dulces. El contrario movía torpemente su boca, intentando seguir el acelerado ritmo del humano mientras sus manos subían una hasta el cabello castaño del capitán y la otra siendo jalada entre las manos de su joven acompañante, quien las besaba con devoción, una y después la otra, de ambos hombres.
Namjoon pudo sentir la piel rugosa entre su mano tornándose suave como la seda mientras devoraba con ahínco los dulces labios del otro, gruñendo al sentir fuertes punzadas yendo directamente hasta la punta de su pene, engrosándose.
Se separó de él solo cuando estuvo seguro que no olvidaría la textura de esos jugosos labios por más que lo intentara y entonces notó el cuerpo de un hombre completamente desnudo, sus piernas gruesas y pantorrillas hinchadas, nada cubriéndolo de por medio.
Se inclinó nuevamente a capturar los labios de JiMin mientras se recostaba en la arena y lo atraía sobre él. El menor se dejaba hacer, intentando ejercer presión sobre sus lánguidas piernas nuevas y darles el uso adecuado, con mucho esfuerzo doblándolas para poderse colocar un poco sobre el pecho del moreno y pronunciar la intensidad de su beso, pero de pronto el menor se separó con un chasquido húmedo de los labios del hombre y se giró.
-Seokjinnie, ¿te encuentras bien?-
El nombrado se encontraba recostado sobre la arena, con una ereccion entre sus piernas húmedas y sus manos acariciando sus labios, asistiendo rápido mientras sus piernas y abdomen convulsionaban un poco.
-Hombre, ven aquí... - pidió tan melodiosamente que Namjoon se encontraba ahí sin siquiera haberse dado cuenta.
-Namjoon- mencionó el moreno mientras se inclinaba y con tranquilidad tomo el tobillo del joven quién se retorcía suave, jalándolo lejos de su otra pierna y abriéndolas con él al centro. Se inclinó un poco más cerca del rostro del azabache y lamió el labio inferior grueso e hinchado, succionándolo mientras acariciaba una pierna con las puntas de sus dedos, creando chispazos en la piel ardiente de Seokjin. - Mi nombre es Namjoon- habló antes de hundirse en el cuello del contrario, dejando su lengua resbalar por el amplio cuello blanquísimo y succionando tanto como quería.
Extendió la mano que no lo sostenía en la arena, apartándola de las piernas del pelinegro mientras tomaba la muñeca del menor quien los miraba completamente atento a cada movimiento.
-Jinnie...- llamó inclinándose un poco cerca del nombrado.
Entonces Namjoon se levantó deteniendo sus besos y atrajo a JiMin hasta la boca de seokjin, viendo cómo de inmediato estos unían sus labios con desespero, con tanta facilidad que el moreno intuyó que no podría ser la primera vez, no cuando sus bocas sabían encajar tan bien y creaban sonidos tan obsenos a sus oídos.
El capitán acarició un pezon de cada cuerpo, observándolos mecerse y jadear aún con los labios unidos. Su polla se inflaba orgullosa contemplando tan ardiente imagen de un par de hombres con las curvas más hermosas que jamás haya conocido. Presuroso desabotonó sus pantalones deshaciéndose de ellos y las botas mal atadas, su playera volando en alguna dirección y dejándolo desnudo enseguida. Miró a ambos dos, Jimin a nada de subir sobre el abdomen del azabache mientras era acariciado por el mayor, entonces con un poco de fuerza tomó las caderas de menor, dando un tirón y separándolo de los labios del otro. El menor dio un chillido siendo sacado de su burbuja, pero al darse cuenta de quien lo sostenía, no dudó en relajarse y tirar la cabeza hacia un lado, deseando ser marcado por su mayor.
Namjoon captó el mensaje enseguida, disfrutando del aroma suave que inundaba la piel del menor, hundiendo sus dientes en la dermis y rascándola para después pasar su lengua y ensalivar cada trozo de la deliciosa piel. Hambriento por tomar todo del más pequeño.
-Ah... Nam...- gimió dejando su cabeza caer sobre el hombro del moreno y sujetandose a las manos que estimulaban sus pezones.
Namjoon apretaba los botones enrojecidos e hinchados de Jimin disfrutando de sus jadeos y chillidos al sensibilizarlo. Vio de reojo a seokjin haciendo lo mismo con sus propias manos, así que separó sus labios de Jimin, dejando algunos besos cortos y lo acomodó sobre la arena, recostándolo boca abajo y apretando con fuerza una nalga en el proceso, deleitándose con el rebotar de estas y como se coloreaban con la presión de su extensa mano.
Se colocó entre las piernas de seokjin, yendo enseguida hacia su boca y deslizándose hacia abajo entre cortas caricias, encontrándose con los erectos pezones, comiéndolos guiado por la necesidad de escucharlo lloriquear, chupando y mordiendo levemente hasta tornarlos rojos. Su mano izquierda apoyándose en la arena mientras la derecha se mueve subiendo hasta la boca del azabache, hundiendo dos dedos dentro de esta, acariciando su lengua movediza y explorando la cavidad que engullía sus dedos. La bocal pelinegro los lamía y llenaba de fluidos hasta empaparle la mano, corriendo una cristalina gota en su barbilla y otra deslizándose por la muñeca de Namjoon. Con cuidado sacó sus dedos de la boca de este y antes llevarlos hasta el trasero del menor quien jadeaba, quiso maldecir al cielo cuando miró al menor restregarse en la empolvada arena y repetir su nombre en un dogma que más que adorable, era excitante.
Jimin temblaba suave al sentir la arena recorrer su cuerpo y rozar sus botones sensibles, cuando el tacto de Namjoon asaltó la hendidura de su trasero, reflejando un húmedo cosquilleo que pronto acarició de arriba abajo su entrada, humedeciendola y lubricandola un poco antes de sentir la presión de un dedo siendo enterrado suavemente dentro de si. Arqueó la espalda al sentir un dolor que le obligaba a querer más, boqueando mientras desviaba sus ojos hasta los del moreno, quien tenía entre sus dientes aprisionado el pezon de su mayor. Seokjin tenía los ojos apretados y sus labios siendo torturados por sus propios dientes, Jimin aprovechó para moverse un poco más cerca de su hyung y atrapar sus labios antes de que este los hiciera sangrar. Seokjin llevo sus manos inmediatamente hasta la cintura de Jimin y este gimió gustoso al sentirse tan extasiado. La presión de un dedo entero dentro de él era un poco sofocante, era una mano grande y los dedos largos, deseando que aquello se prolongara, quería que su hyung lo disfrutara tanto como él.
Por segunda vez Namjoon se despegó de los botones de seokjin para poder alzar la cadera de Jimin y posicionarlo completamente sobre el azabache.
Ambos dieron un gemido al sentir sus penes rozar y a Namjoon se le inflo el pecho orgulloso de saberse el hombre quien tomaría a aquellos dos preciosos hombres.
Pensó entonces que jamás había sentido aquello ni con la puta más cara del burdel de Hammes, ni con ninguna otra mujer u hombre con el que hubiera estado antes.
Jimin era como un niño experimentado con su cuerpo y seduciendo a ambos hombres, mientras seokjin era el recatado hombre que disfrutaba plenamente cada roce de sus cuerpos aún si no sabía qué hacer.
Ambos muchachos se movían con dulzura y podía escuchar a seokjin susurrar palabras tiernas en el oído de Jimin quién se había posado extasiado sobre su pecho desnudo. Causaban una contradictoria necesidad en el moreno que jamás había experimentado guiándolo por un lado al deseo de acunarlos entre sus brazos con ternura, y por el otro lado deseando joderlos hasta que su nombre se plasmará en el viento.
Tres dedos entrando y saliendo del jugoso culo del joven, Namjoon solo apartó la vista de aquellos dos besándose, únicamente para contemplar la entrada fruncida de Jimin tragando con gusto sus falanges, contrayéndose y apretando sus dedos, escupió un poco y entonces su pene tembló de anticipación.
Seokjin tomaba con fuerza las caderas de su menor y lo mecía con algo de fuerza rozándolos juntos de adelante hacia atrás mientras devoraba la boca del rubio, conociendo perfectamente cada rincón de su Jimin y danzando la punta de su lengua en la boquita del otro, mientras el menor acariciaba sus cabellos negros.
-Hyung, él está... él va... - seokjin le acarició las caderas picoteando sus labios cuando el menor se separó confundido.
-Él te va tomar Jiminie, y vamos a ser suyos- le aseguró.
Namjoon tomó su ereccion absorto del resto y antes de dirigirla hacia la entrada del menor, se detuvo. Alargando una mano, la coló entre los vientres de ambos hombres y tomó el pene de seokjin, masajeando la punta, escuchándolo gemir fuerte y lloriquear necesitado.
-¿Qué sucede? ¿Te gusta esto? - preguntó apretando el puño y meciendo su pulgar sobre la hendidura del pene rojizo de seokjin.
El pelinegro gimoteó y asintió tomando el brazo de Namjoon quien sonrío complacido y retiró su mano, trayendo consigo la humedad de presemen del azabache, llevando enseguida su mano hasta el culo del menor y embadurnandolo antes de dirigir su polla hasta la entrada de este y comenzar a hundirse con lentitud.
Jimin apretó los hombros de seokjin arqueando su espalda y quedándose quieto mientras el mayor acariciaba sus costados, besaba sus hombros y le susurraba pequeños sonidos casi anestésicos.
Namjoon gruñó con posesividad mientras amasaba el culo del menor y se inclinaba a dar besos en su espalda. Jimin no lloriqueo durante mucho tiempo después, pues casi en cuanto Namjoon entró por completo, dejó escapar un grito al sentir algo dentro de él siendo empujado con fuerza, conduciéndolo a un laberinto de interminable gozo del que deseo sentir más.
-¿Encontré tú punto, hermoso?- preguntó Namjoon mientras palmeaba el culo de JiMin. Este asintió sin saberlo exactamente pero enseguida se empujó hacia atrás queriendo sentir más presión en ese punto, abrió las piernas un poco y Namjoon se empujó con fuerza hacia delante, saliendo y volviendo a entrar, causando que Jimin chillara al sentirse siendo empujado hacia adelante con bestialidad.
- ¡Nam!... ah... ahí se siente b-bien - informó mientras Namjoon se aferraba a su cintura, saliendo y entrando con fuerza. Sus dedos plasmados en la piel del menor gritándole que controlase su euforia.
Seokjin escuchaba los gemidos de Jimin un tono por arriba de los del moreno y no pudo evitar sentirse más excitado al sentir el roce feroz que Jimin ejercía sobre él. Sus cabellos claros brillando con los reflejos anaranjados del sol, maciendose sin cuidado, hacia arriba y abajo por la fuerza en que su pequeño cuerpo era empotrado contra el suyo mismo. Jimin tenía el peso de una pluma y la estructura de un ángel, lo sabía por qué lo había visto de aquella forma desde hacía ya algunas horas, pero mirarlo desde aquel punto era puramente exquisito.
Pronto el peso de Jimin se esfumó fuera de su cuerpo dejándole un rastro de sudor frío mientras Namjoon lo jalaba sobre sus piernas y lo sentaba sobre su propio regazo con él hincado.
- Jinnie, date la vuelta, quiero verte - pidió con voz amable pero con un tono arrítmico.
Seokjin hizo lo que se le pedía, totalmente segado por el momento y con piernas completamente temblorosas, apenas móviles se giró sobre su cuerpo y se dejó caer sobre su piernas hincadas, flexionandolas y dejando su pecho pegado a la arena. Namjoon galopando justo detrás de él, escuchaba tan cerca las pieles golpearse y a JiMin suspirar lleno de extasis, uno que pudo sentir recorrer su propia piel cuando vio a su menor escabullirse debajo de sus piernas y hacerlo levantarse hasta que el menor quedó debajo de él, entre su regazo y piernas. Namjoon guiándolo detrás de él, enterrado en el culo de Jimin y con la cara pegada a su culo, lo miró con oscuridad en los ojos y beso cada nalga antes de morder la izquierda y golpear la derecha con poca fuerza.
Jin apenas pudo tomar una bocanada de aire antes de que Namjoon se enterrara ahí y pasara su lengua entre su hendidura, deslizando su caliente miembro por encima de su fruncida entrada.
-Nam... ah, ah...- gimió haciendo sus manos puños.
Namjoon no se detuvo, siguió lamiendo y seokjin se echaba hacia atrás con la intención de obtener más de aquello que le hacía sentir tan bien. El pelinegro gritó cuando namjoon le tomó las caderas y las empujó hacia si con demasiada fuerza, logrando que su lengua se abriera camino dentro de su ano.
-Hazlo así cielo, empujate muy fuerte- pidió separándose un segundo, los labios hinchados y llenos de saliva brillante. Seokjin asintió antes de hacer lo que se le pedía, y escuchó a su dulce Jimin gemir con fuerza al retomar las embestidas de Namjoon, seokjin dio un breve vistazo hacia abajo mirando a JiMin retorcerse, sus labios escurriendo saliva y sus ojos dejando salir dulces lágrimas repletas de un placer que él mismo estaba experimentando.
Namjoon, ese hombre valiente al que habían anhelado desde hacía muchísimo tiempo, por fin los estaba reclamando.
Jimin pasó sus brazos por la cintura de seokjin y lo abrazó con fuerza arqueándose cuando namjoon tomó su rosado pene y tiró de él con algo de fuerza, bailando las yemas de sus dedos alrededor de la cabeza y masturbandolo con gentileza.
-¡Hum! ¿Qué es? Ah... voy a... ayúdame Namjoon... ah- gimió desesperado no sabiendo que hacer, Namjoon rió divertido empalandolo profundamente antes de dar tres embestidas más, que llevaron al menor a gritar y abrazar a su hyung con fuerza. Dejó escapar las sensaciones y su polla derramó tiras de semen manchando el regazo de seokjin.
El moreno se preocupó entonces en darle el suficiente placer al cuerpo que tenía frente a él y levantándose lo quito de encima de Jimin y se acostó sobre la arena, llevando consigo el cuerpo endeble y excitado del pelinegro.
-Colócate sobre mi- pidió extendiendo su mano y ayudando al azabache a montarlo.
Seokjin se acomodó sobre el regazo de Namjoon y pronto sintió las manos de este separando sus cachetes y tanteando la entrada, enredo dos dedos jugando sobre él y los sumergió con facilidad dentro de este. El contrario se arqueo abriendo la boca y dejando ir un jadeo. Namjoon no supo esperar más, dio dos estocadas con los dedos y su polla endurecida aún después de haber aguantado el orgasmo del menor, se ubicó frente a la entrada limpia y húmeda de seokjin y se sumergió con fuerza, levantando su cuerpo y llevando hacia arriba el de seokjin, este gritó y se dejó ir sobre su pecho, acostándose sobre él y abrazando su cuello.
-¿está bien aquí?- preguntó el mayor meciéndose buscando el punto adecuado. Lo reconoció cuando el de los labios rojizos gimió y suspiró lleno de excitación.
Namjoon no puso apuros al tomar entre sus manos las nalgas del contrario y merecerlo hacia abajo enterrándose una y otra vez en el agujero de seokjin, este apenas tenía fuerzas para mover las piernas y solo se dejaba hacer gimiendo en el oído del moreno.
-Namjoon, más... de lo que sea más...- pidió cuando un escalofrío se centró en su vientre, estimulándolo y creando escalofríos en su espalda.
No necesitando más que aquellas palabras, Namjoon lo embistió algunas veces más antes de conducirlo a sus labios y dejar salir toda su semilla en el centro de seokjin. El pelinegro lloriqueo en el beso al sentirse siendo llenado por algo caliente y de pronto estaba dejando salir largas tiras de semen desde la punta de su pene, salpicando tan fuerte que goteó hasta la barbilla del moreno. Seokjin se inclinó para limpiarlo con sus propios labios y sumirse en un beso tranquilo.
Namjoon salió suavemente del cuerpo perlado en sudor y cansado del hombre y besó su hombro antes de levantarse de la arena y recoger el cuerpo adormilado de Jimin, lo cargó con cuidado y lo llevó hasta un costado del mayor.
-Se está durmiendo, empieza a anochecer. Necesito que se den calor mientras hago algo de fuego.- pidió el moreno tras dejar al rubio en los brazos del pelinegro.
Tomó sus pantalones y se los puso junto a los botines. Ya vestido se acercó a ambos y miró al horizonte preguntándose si aquello era real. Sería una lastima que aquel par de hombres y tan delicioso orgasmo hubiesen sido producto de un ahogamiento.
Se apresuró a acercarse a una parte donde se dejaba ver el comienzo de la tierra seca, y antes de poder dar un paso más, un gemido doloroso lo detuvo. Se dio la vuelta y lo miro ahí, el pelinegro tenía las mejillas empapadas en llanto. Namjoon estuvo en menos de un segundo arrodillado frente al hombre.
-¿Qué está mal?- preguntó preocupado.
-Tú... no puedes... no puedes abandonarnos Namjoon. No podemos volver, no somos más hijos del océano, nos has tomado, un hombre de tierra, con pulmones y piernas y frío... si nos dejas moriríamos. Soy tuyo, Jimin es tuyo. Ahora ambos tuyos. - susurró el pelinegro tallando sus ojos con el dorso de su mano.
Namjoon comprobó que aquello no era un sueño, cuando el dolor que le causó la preocupación de aquel hombre no fue nada menos que real.
Se inclinó y lo tomó entre sus brazos, depositando un beso en su frente.
-No voy a dejarlos, me pertenecen. No son ni del océano, ni de la tierra. Son míos, y yo voy a cuidar de ustedes, cariño.- aclaró seguro el mayor.
El menor se removió y acurruco entre el abrazo de ambos mayores, abriendo sus ojos claros solo para verificar que ambos estuvieran allí. Namjoon se estiró para dejar un beso sobre los labios carmesí del joven y este volvió a dormir.
Suyos...

...

-¡Capitán!-
Namjoon giró el cuello dejando caer los trozos de leña que cargaba entre sus brazos al escuchar la voz aguda de hoseok agitado a pocos metros de él. Este corrió al verlo y Namjoon copió el gesto aliviado.
-Hoseok- se alegró encarando al menor, quien emocionado se colgó de su cuello, abrazándolo con fuerza, para después alejarse y empujarlo con un gesto ambiguo.
-Mierda, Namjoon. Maldito bastardo, nos has hecho cagarnos a todos.- mencionó el pelirojo con semblante serio, tornándose uno amable.
-Yo he estado de maravilla, vacacionando mientras esperaba a que mi estupida tripulación recordará que necesitan un capitán y mi vinieran a por mi.- bromeó el mayor inclinándose para recoger la leña.
Hoseok rió escandaloso mientras le ayudaba.
-¿A que esperas? Deja esta mierda y vámonos de este lugar, está desierto.- Namjoon rió pasando la leña a brazos de hoseok y le palmeó la espalda.
-A que tenemos nuevos tripulantes Hoseok- comentó Namjoon orgulloso mientras se encaminaban rodeando hacia el posterior de dos grandes troncos de árbol.
Dos cuerpos cubiertos uno por la camisa de Namjoon y otro por la manta mal cortada se detuvieron al observar a Namjoon acompañado de otro hombre.
-Vaya... ¿ellas?- silbó el pelirojo.
-Ellos,- aclaró gruñendo y dando una mirada amenzante a hoseok- y más te vale decirle al resto de mis hombres que ellos dos me pertenecen y al primero que se le ocurra ponerles una mano encima, no duden que su cabeza rodará por la borda.-
Hoseok lo miró serio, sonrió y después se dio la vuelta.
-Llamaré a mi Yoonie para que venga a darles una revisión- Namjoon asintió mientras se acercaba hasta los dos jóvenes.
Jimin corrió hasta él lo mejor que pudo y se colgó a su cuello enredando sus piernas sobre la cadera del moreno y juntando sus labios en un beso dulce. Namjoon lo prolongó unos segundos hasta que el menor jadeó y entonces lo depositó en el suelo con cuidado.
-Nos iremos de aquí hoy mismo. Mi tripulación ha llegado- avisó a ambos hombres.
Seokjin le miraba analizante, con la duda reflejada en sus ojos. Namjoon se acercó hasta él, tomándolo por la cintura y juntando sus labios suavemente. -Estarán bien. Estaremos bien.- aseguró.

















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Este es uno de mis OS de fantasía que no había publicado y me gustaría aclarar dos puntos.
El primero es el lenguaje:
Seayha, (pronunciada si-ei-jia) que significa "caza de luna" en un idioma que me he inventado para poder dar lugar a una serie de ideas que se me han ocurrido para adaptar todas mis historias de Sirenas, tritones y seres fantásticos. La Seayha existe en tres formas pero significan exactamente lo mismo. Consiste en la temporada en que el otoño termina y cada individuo comienza a buscar a su pareja para llevar a cabo un enlace que cree una atmósfera cálida para pasar los fríos.
Flores de monaza - una flor marina que se obtiene cuando surge desde el fondo del océano donde su raíz crece y cuando esta madura, sube envuelta en una burbuja a la superficie y descansa sobre los ríos. Puede ser consumida y su sabor asemeja al maracuyá. Pétalos anaranjados.
El segundo punto es que después publicaré una guía y ya no existirán interrupciones y mensajes como estos.
Espero que les haya gustado. Medio mal hechito pero bueno...
Hasta la próxima. Muchas gracias.
-AQ

Espuma | NJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora