Desgarre

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CAPÍTULO 2


Aquellos globos oculares, cargados de exorbitante presión, se concentraban con dura firmeza sobre la tinta negra de la fotografía.

Inmediatamente sacó la licencia de conducir del sujeto y al leer detalladamente la fecha y lugar de expedición quedó todavía más sorprendido.

Varias, cientos o quizá miles de luces coloridas centelleaban al momento de forma danzante dentro de su cabeza.

Un simple destello reflejado en el exterior de sus pupilas, acompañado de una desapacible queja de agonía lo doblegó en rodillas; con ambas manos sobre su rostro, se obligó a si mismo a resistir entre dientes.
Apretó con intensidad las yemas de sus dedos sobre su frente, hasta que finalmente colapsó por un costado de la cama a espaldas suyo, perdiendo por completo el conocimiento.

Una atmósfera sombría orquestada por el sonido de las gotas chocando una a una con el cristal, era lo que él podía oír y extrañamente percibir.

Hasta que de repente, una luz lila, vislumbró con brevedad entre la penumbra el bordeado de sombras de lo que asemejaba ser una alcoba, probablemente de un varón; seguido de esto un ruido atronador rompió la lúgubres del acto.

Entonces él despertó exaltado. Con la luz del sol casi apaciguada su descanso simulaba ser fructífero.
Aunque nuevamente se mostraba incapaz de comprender la situación, el tiempo no lo iba a esperar.
Fuera de su habitación, justo en el pasillo, se armaba un alboroto. Una persona corría soltando alaridos posiblemente de una desmesurada desesperación, pero él no lo sabía con certeza debido a su mareo.

Curioso y desconcertado, él se levantó hasta estar frente de la puerta. A punto de tocar el picaporte e ignorando ser precavido, dos potentes sonidos de explosión silenciaron de manera abrupta el estridente ambiente.

Ahora su instinto funcionaba y este lo alertó del obviado peligro.
Asegurándose esta ocasión, tomó iniciativa en observar a través de la mirilla que ofrecía la descortezada puerta.

Se acercó con tremulosa lentitud, preparándose mentalmente para lo que aguardará del otro lado.

El pesado silencio, le permitía escuchar su áspera y agitada respiración.

Cuando su cornea se alineó perfectamente a la lente fue entonces que pudo apreciar con claridad.

Para su sorpresa, el exterior era calmo, ningún movimiento, señal o marca que desvelara el desate de tal caos auditivo.

Mientras la pupila buscaba un enfoque del alrededor, la respiración se mantenía como el único sonido constante.

Inhalando y exhalando.

Inhalando y exhalando.

Inhala...

*nock, nock*

Dos golpes lentos y suaves llamaron a la puerta, y él saltó hacia atrás del susto.
Le resultaba imposible que alguien tocara porque justo delante no había nadie,

«o no al menos, de pie...» pensó.

De la nada, un extraño silbido se hizo presente en la lejanía erizandole la piel, este poco a poco aumentaba hasta ser perspicuo al oído.

And I love her - The beatles

Era interpretada en el corredor y esta hermosa pieza se detuvo una vez frente a la habitación número 7.

El sujeto que una vez demostró una fría actitud ante el miedo, y más aun la muerte, ahora temblaba sin control.
Extrañamente parecía ser otra persona.

Fisura MentalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora