Podrido [1/2]

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Hoy, desde la madrugada, empeoraron mis alucinaciones.
La "medicina" ya no tenía efecto en ellas y necesitaba con urgencia mas.
Por ser día festivo, el doctor que se especializa en mi tratamiento y el mismo que me administra aquel antídoto azul, se encontraba fuera de la ciudad.

Luego de un par de llamadas, él acepto en recibirnos en un consultorio que tiene ubicado en aquella locación.

Salimos tan pronto el sol iluminó las calles. Mi madre, mi padre y mi hermano menor, Conan de 6 años, a quien también el doctor atiende debido a que no ha pronunciado ni una palabra desde... Desde aquel día.

Sin tiempo para alistarse, tan pronto estuvimos a bordo del auto, fuimos directos a la autopista para evitar el tráfico matutino; nos esperaba un largo viaje como mínimo de cinco horas.

En el camino, usaba mis auriculares y escuchaba una y otra vez la misma canción de post rock, la única en su tipo que ligeramente logra tranquilizarme.

Kilómetros de plantíos de maíz se extendían al costado y a lo lejos de la solitaria ruta. Parecían infinitos formando armoniosamente una brecha entre el cielo y ellos.

Fuera, miraba aquellos maizales sin prestarles relevancia ya que estaba sumido en mis pensamientos, dudando sobre lo real que se sintió aquella pesadilla.

De la nada, un objeto cayó a gran velocidad estrellándose violentamente en el asfalto y salpicando parcialmente la ventana del auto. Sorprendido, alce la mirada al cielo y mis ojos se petrificaron ante la presencia de un gigantesco remolino negro; miles de partículas moviéndose desenfrenadas en un círculo casi perfecto.
Se trataba de una parvada de cuervos que avanzaban cual tornado apocalíptico hacia mi. Cada animal lanzaba agudos chillidos al aire formando entre todos un colosal caos auditivo.

Grité desesperadamente ante el inminente golpe que se aproximaba, haciendo que se alarmaran mis padres

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Grité desesperadamente ante el inminente golpe que se aproximaba, haciendo que se alarmaran mis padres.

Tratando de controlar otro mas de mis ataques, papá perdió la concentración en el camino y el automóvil pasó sobre un inesperado bache.

Como no llevaba puesto el cinturón de seguridad salté de mi asiento golpeándome el craneo con el techo.
En el acto, uno de los neumáticos delanteros explotó y el vehículo salió de la pista bruscamente, casi volcándose.

No recuerdo después puesto que  perdí el conocimiento en el instante del choque.

Al recobrarme lentamente del accidente, sentía un punzante y horrendo dolor de cabeza, uno que fue apaciguado con una cálida atmósfera: mi hermano me abrazaba -como suele hacer cada que mis alucinaciones vuelven y me afectan- pero esta ocasión tarareaba una extraña melodía de tonalidad angelical, esta misma de alguna extraña forma me generaba paz y nostalgia, logrando calmar mis dolores mucho mejor que la medicina.

Mientras Conan me reconfortaba, mi nublada consciencia percibía la discusión que tenían mis padres fuera del auto.

–No hay cobertura, pero podemos esperar a que algún carro pase –Decía papá.

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2020 ⏰

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