Capitulo 1. Apocalipsis

53 1 0
                                    

— ¡Alex! Vamos, levántate de una vez — esas palabras suenan en mi cabeza una y otra vez logrando despertarme después de unos momentos, sin embargo prefiero no abrir los ojos aún— Has estado durmiendo todo el día, no seas holgazán y ven a ayudarme con la mudanza — escucho como mi madre sale de mi habitación y con pereza voy abriendo finalmente los ojos.

No recuerdo a qué hora me quedé dormido, sé que había venido por unas cosas pero debí dormirme hasta que mi madre se cansó de esperar y vino por mí. Me siento con cuidado mirando a mí alrededor, lo que queda de mi cuarto es simplemente un calendario colgado al lado de la ventana que está frente a mí. Aún no puedo creer que realmente nos vamos, sé que el mundo está cambiando porque yo fui parte del cambio pero jamás creí que nos obligarían a esto.

Después de unos segundos mirando a la nada decido levantarme antes de que tenga que recibir otro regaño más severo por parte de cualquiera de mis padres. Una vez de pie me dirijo a la primera planta de la casa encontrándome con mi hermana menor lista para irnos. Esta misma me analiza unos momentos antes de abrir la boca y hablar.

— Realmente eres un desastre hermano — bromeó — ¿Volviste a quedarte despierto hasta tarde?

Yo me limito a asentir, no tenía intenciones de ocultarle nada a ella, no podría aunque quisiera, su don me lo prohíbe.

— ¿Dónde está mamá? — cuestiono después de dar un gran bostezo. Para lo cual, ella simplemente señala fuera de la casa, le agradezco en pensamientos teniendo como recibimiento de la misma forma un "de nada" y salgo por la puerta principal esperando encontrarme con mi madre seguramente ocupada organizando nuestras cosas o discutiendo con los dueños del camión de mudanza.

Para mi desgracia, lo que encuentro es mucho peor. El cielo está teñido de un intenso rojo escarlata y mi madre se encuentra tendida sobre el suelo con un charco de sangre justo debajo de ella. Hay una multitud de gente corriendo por todas partes y otra cantidad de personas en el mismo estado que mi madre distribuidas a lo largo de la calle pero yo simplemente me quedo mirando como de a poco el armónico movimiento del abdomen de mi madre va disminuyendo su ritmo con cada segundo que pasa. Acto seguido logro ver a mi hermana salir de la casa y correr a su lado siendo seguida por papá. Ambos me miran y me dicen cosas pero no logro escucharlos bien, solo escucho un silencio aterrador y un dolor punzante en el pecho.

Mis latidos de apoco comienzan a acelerarse, todo conforme mi cerebro procesa la información recibida de mis ojos, mamá está muriendo delante de mí. Caigo de rodillas contra el suelo bajo mis pies y elevando el rostro hacia el cielo dejo salir un grito que me deja afónico. En un acto desesperado llevo mis manos a mi propio pecho y trato de arrancarme de este ese dolor que va en aumento.

De un momento a otro todo se vuelve oscuro y escucho un sonido hueco a lo lejos. Abro los ojos al tiempo que me siento bruscamente y giro mi cabeza mirando a todas partes con el corazón agitado. En medio de mi desesperación logro ver un bulto frente a mí que se levanta algo desorientado y al verme corre a abrazarme.

— ¡Alex! ¡Cálmate por favor! ¡Todo está bien, ya paso! — insistía mientras se aferraba a mí. Reconocí la voz de mi hermana casi al instante e instintivamente la envolví en un abrazo.

Entonces recordé todo, el sueño había sido simplemente una pesadilla de lo que habíamos vivido hace un año aproximadamente y comencé a calmarme, a lo que ella reaccionó y también se tranquilizó. Volví a mirar el lugar reconociendo la sucia y medio desordenada habitación en la que vivíamos actualmente mi hermana y yo desde ese día que se conoce por los sobrevivientes como el apocalipsis.

— ¿Estás bien? — habló con la voz cargada de dulzura mi hermana, casi podía distinguir a mi madre en su figura.

— Estoy mejor, gracias Tess.

ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora