Ella era fuego...
y no por cómo quemaba
-que también-,
sino porque
tenía esa capacidad
de hablar
y hacer que yo
me sentará a escuchar
como el mundo
ardía entre sus labios.
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PRÓXIMAMENTE.
Hola, qué tal? Okay. Esta historia comienza años atrás. Es importante que les cuente esta parte porque... porque si. 🤣 Los capítulos son cortos por una razón que ya se darán cuenta. Espero que les guste y odien al papá de Christian y Jamie, tanto como lo hago.
(Reproducir canción) Vancouver, CA. A Ñ O S - A N T E S.
Lo primero que pensé al ver a esa niña fue: «Esta muerta». Papá la bajo de su camioneta y la trajo a arrastras hasta puerta. Ella lloraba y gritaba por ayuda pero lo que no sabía era que ninguno de sus gritos se escucharía en un radio de 20 kilómetros.
Nuestra casa estaba en medio de la nada.
—¿La va a matar? —Jamie me pregunto.
Cerré mis ojos y por un instante quise negarlo pero no pude. Sabía que ese hombre, al que llamaba padre, era maldito hijo de puta, frío, y sanguinario.
Suspire.
—Es lo más probable pero nos nos incumbe. Ya sabes que si nos metemos, el nos matará a nosotros. —conteste.
Durante las siguientes 18 horas, lo único que se escuchó en casa fue el llanto desconsolado de esa niña. No podía dormir, no podía dejar de pensar, no podía respirar...
¡Tengo 7 años por dios! ¿Acaso tengo que terminar todo traumatizado para cuando cumpla 15 años?
—Siento pena por ella, Christian. Deberíamos ayudarla... ¿No crees? —Jamie, me dijo preocupado. Lo ignore. Era muy fácil decirlo pero el no media las serias consecuencias que la acción de ayudar nos traería y honestamente, yo, no estaba para tomar ese peligro.
Tenía que proteger a mi hermano menor y aunque se escuchará mal, esa niña está sola en esta casa. No la ayudaría, ni tampoco mi hermano. No pensaba arriesgar mi vida y tampoco la de mi hermano.
—No, ella no es nuestro problema. Duérmete, Jamie. Recuerda que Papá nos levantará temprano mañana. Tenemos que robar el desayuno. —dicho eso, lo silencie.
Al menos por unos segundos porque después comenzó a hablar.
—Sabes que Enzo algún día nos matará como lo hizo con mamá, ¿Verdad? —murmuró en la oscuridad.
Rodeé mis ojos.
—No le llames Enzo, sabes que a papá no le gusta.
Agarre mi almohada y la posicione de mejor manera para estar cómodo. Trate de cerrar mis ojos y concentrarme en dormir. Tal vez si dejaba de pensar y...
—Tenemos que ayudarla. Ella es una niña y papá no tendrá piedad con ella, Christian. Hagámoslo por mamá ¿Si? —La vos de Jamie hizo que mis ojos se abrieran. ¿Acaso está loco?
—Jamie, entiende. Papá nos matará si piedad a nosotros si la ayudamos. No podemos ayudarla. —Ya molesto, le conteste. ¿Que acaso no podía ver en qué nos meteríamos si la ayudábamos? —El nos aplastará como un par de cucarachas... toma a mamá por ejemplo.
En ése instante, un silencio vacío fue lo único que se escuchó en casa. La niña que papá había traído a arrastras por fin se había callado.
Al fin podía dormir.
[...]
—Te la entregaré cuando me pagues, hijo de puta. —escuche la voz de papá afuera de nuestra habitación. Por alguna razón, el estaba más furiosos de lo normal. —¡No me importa! Yo quiero mi puta plata y si no me la entregas, dile que te voy a enviar a esa mocosa pedazo por pedazo. ¿¡Me entiendes?!
Me paré de la pequeña cama y me asomé a la ventana. El se encontraba sentado en el suelo, tomándose una par cervezas. Intoxicándose como siempre.
De un minuto para el otro, Papá sonrió y prendió uno de sus cigarrillos. —Ahora nos estamos entendiendo. —dijo con aprobación. —Dame mi plata y te daré a la mocosa de Steele...
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