Las Leyendas.

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Au! Me duele!, no me pegues tan fuerte!- decía Sarah.

Querida tú me has pedido que te enseñe a luchar, tienes que prestar atención. Si en serio quieres esto, tienes que demostrármelo. Tu agresor no tendrá piedad en una lucha tienes que mentalizarte eso.- le explicaba yo.

Sarah era una de las estudiantes que se habían postulado como tributo para investigar las causas de la enfermedad que hace unos años atacó a la Humanidad. Esta enfermedad es bastante rara, nadie sabe qué fue lo que la desató. Esta enfermedad hace que las mujeres sean infértiles y por ende la tasa de natalidad se ha quedado estancada en todo el mundo. Tampoco se ha descubierto ninguna cura a pesar de la ardua labor que han hecho científicos y gente del gobierno, tampoco hay un método de prevención. Por lo que se podría decir que no se sabe nada. 

A pesar de que esta enfermedad haya surgido prácticamente de la nada, ya ha infectado a la mitad de la población humana.

Por eso la Universidad de Yale ha decido que ellos también ayudarían y tomarían cartas en el asunto. Por lo que decidieron que ciertos alumnos seleccionados investigarían este fenómeno y hallarían la cura. De estos, los mejores tributos se han seleccionado y Yo he sido elegida entre tantos.

Para mi buena Suerte he sido entrenada toda mi vida, en el arte de luchar, cazar y demás. Narrok mi anterior maestro no había sido del todo amoroso en sus tratos a la hora de enseñar, pero podria decir que gracias a el ahora puedo tener esta mision y puedo defenderme a mi misma.

Después de una larga ducha en mi cuarto seco mi cuerpo y me visto cómodamente con mi pijama y decido ponerme a investigar un poco sobre las distintas enfermedades a lo largo de la historia que tendrían alguna semejanza o algo en común con esta. Horas después encuentro una enfermedad un poco rara en Internet, decido entrar a revisar el sitio web y me quedo congelada al leer.

Veo imágenes donde mujeres poco a poco iban marchitándose y el mundo empezaba a morir. Según una leyenda que se encontraba en ese sitio web decía que en los tiempos de los dioses había una Diosa que estaba tan celosa de todos los demás porque sus dones eran tan preciosos y pacíficos, en comparación con el suyo que era aburrido y todos lo aborrecían. Su don se trataba de un don maligno uno parasitario. Ella producía a la humanidad enfermedades horrendas donde poco a poco iba matando a las personas. Parte de ello le producía mucho placer, ver el sufrimiento y el dolor en los demás. Pero por otro lado solo quería que la admiraran, todos los humanos estaban tan enamorados de los demás dioses por sus buenas obras que un día ya no pudo soportar tanto odio hacia la Humanidad que empezó a lanzar enfermedades tan dolorosas que la gente tenía que suplicar que se les matase para poder dejar de sufrir.

Al enterarse de esto los dioses se enfurecieron y decidieron expulsarla del Olimpo desterrándola de todos los reinos y mandándola a un lugar oscuro de muerte.

Dice la leyenda que ella juró vengarse de aquellos que la desterraron. Y juró que mataría a la Humanidad lentamente y se regocijaría en ello.

Había una pequeña descripción de cómo se veía decían que era rubia, era una Diosa hermosa según decían, pero al ver sus ojos te dabas cuenta de toda la maldad que habitaba en su interior. Se llamaba Saraphine.

Un golpe sordo me despertó de mi trance y me di la vuelta para ver a Sarah en la puerta de mi habitación.

Lo siento, no quise asustarte es solo que quería traerte esto dijo acercándose a mi lentamente y mostrándome mi collar.

Instintivamente lleve mis manos a mi cuello y no lo sentí, es la primera vez que se me cae. Sin darme cuenta salte por él, asustando a la pobre Sarah.

Me lo puse y mis hombros se relajaron. Era lo más preciado que tenía, me habían encontrado con el cuándo era una bebita huérfana era lo único que tenía de mi otra vida. La vida que jamás recordaba, era tan pequeña que no podría haberme acordado de nada, una bebita de un año nada más. Los del Orfanato me habían dicho que era lo único con lo que me encontraron.

Sarah se veía asustada y me di cuenta de mi repentina actitud y le pedí disculpas.

Ella simplemente me sonrió un poco se dio la vuelta y antes de salir de mi habitación me dijo sobre sus hombros, suerte mañana y con eso desapareció cerrando la puerta.

Volví a tocar mi cuello y sentí el collar en mi clavícula y me relaje notablemente.

Mire el reloj que estaba encima de la mesita de noche y vi que era tarde, mañana tendría que madrugar y estaba muy nerviosa por lo que pasaría.


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⏰ Última actualización: Dec 13, 2018 ⏰

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La heredera prometidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora