Prólogo

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"SE ALQUILA HABITACIÓN" se lee en un gran cartel de letras naranjas colgado del balcón de Hermione Granger, la cual se encuentra bastante deprimida.
"¿Cómo?" Piensa por décima vez en el día de hoy "Trabajo duro, nunca falto al trabajo y mi expediente es impoluto. Ese Nott nunca llegará a darle a esta empresa lo que yo le doy". Hermione odiaba esta circunstancia, pero que se le iba a hacer, había conseguido otro trabajo como aprendiz inefable, no podía decir que fuera su trabajo soñado. Tenía sus ventajas, nadie podría preguntarle por su trabajo. Mientras meditaba su teléfono muggle sonó.
–Buenos días–dijo una voz masculina al otro lado de la línea–¿Es aquí donde se alquila una habitación?
–Si, señor ¿Está usted interesado?–preguntó Hermione algo nerviosa ante la actitud dominante de el misterioso señor queriendo alquilar una habitación.
–Si, la verdad es que si–Hermione se dedicó a recitarle el precio que debería de pagar al mes por el alquiler–Me parece económico, a decir verdad, pero me gustaría saber si admiten niños pequeños.
Draco Malfoy miró al pequeño Scorpius de 6 años que se dedicaba a hacer la carta a Papa Noel.
–No tiene la voz de un niño–le dijo divertida Hermione a lo que Draco le rió la gracia.
–Mi hijo
–Ah...lo siento pero solo tengo tres habitaciones y no son muy grandes, no creo que quepa una cama para niño y una matrimonial–dijo casi disgustada, casi.
–No, solo dos camas...individuales
–Ehm...¿Cuántos años tiene su...hijo?
–Cinco años
–Bueno, si le parece bien, usted podría dormir en una habitación y su hijo en la otra.
–Está bien, mañana mismo estaré ahí con mis maletas, si a usted le parece bien.
–Claro, no tengo otra opción–dijo colgando muy dignamente.

"¡Que mujer!" Pensó Draco sintiéndose un poco culpable por pensar eso.

Al día siguiente Hermione le abrió la puerta a un adorable niño rubio de ojos curiosos y a...
–¡Malfoy! ¿Qué haces aquí?–gritó Hermione al reconocer a su enemigo de la infancia
–¡¿Granger?!–"Mierda, está...cambiada"
–¿Eres tu el inquilino?
–Si, creo
–Bueno...pues pasa
–¿En serio?–preguntó Draco levantando las cejas, pensó que habría reaccionado mucho peor, pero...la gente maduraba ¿No?
–En serio–dijo ella permitiendo entrar al pequeño niño que miraba todo con felicidad.
–¡Me gusta esta nueva casa!–gritó con el tono usual de los niños inocentes que tienen toda la vida por delante.
–Bueno, te parece, si...vamos a algún sitio...y firmamos o algo–dijo Draco agarrando al pequeño monstruito de la mano.
–Ehm...Si claro, vamos a la cocina ¿O quieres un tour primero?
–Vale, lo que tú quieras–comentó Draco aún sorprendido
–Ven, este es el salón y la cocina. Y aquí tienes tu habitación y aquí está la de este pequeño–dijo Hermione mirando al rubio.
–Me llamó Scorpius. Scorpius Hyperion Malfoy–dijo sonriendo y enseñando un enorme hueco en la dentadura que lo hacía lucir aún más adorable.
–Encantada, yo soy Hermione–le dijo estrechando su manita.
–Eres muy guapa ¿Te gustan los trenes?–dijo entrecerrando los ojos.
–Si–dijo Hermione algo confusa.
–¡A mi también!–dijo el chiquillo lleno de felicidad.
–Bueno, Scorp deja a Hermione y vete a investigar tu habitación–dijo Draco echando a su hijo de allí.
–Cuanto tiempo Malfoy ¿Qué tal?–dijo Hermione tratando de sonar amigable.
–Como siempre, ya sabes, bien–dijo rascándose la nuca nerviosamente–¿Y tú? Creía que vivías con la comadr- con Weasley.
–No, ya no–dijo bruscamente Hermione cortándolo.
–Guay.
"Esto va a ser duro" pensaron los dos al mismo tiempo.

Un tren para Scorpius Donde viven las historias. Descúbrelo ahora