Capítulo I

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Ricardo salió del baño secándose la cara con una toalla, la dejo encima de la cama y fue al velador a sacar su desodorante y perfume, se echo desodorante y perfume alrededor de su polera. Se colocó su mochila en la espalda y fue por su balón de fútbol al armario, lo tomó entre sus manos. Se miro al espejo y salió de su cuarto.

Hoy, como rara vez ocurría los días sábados la casa quedaba completamente a disposición de su hermana mayor. Cosa que a ella le fascinaba cuando estaba de humor.

Se extraño cuando la escucho cantar en el living, ¿Por qué estaba cantando? ¿Realmente se había desanimado por el regaño de mamá por haber terminado con ese imbécil? La miro con una sonrisa traviesa, su hermana estaba cantando eso no ocurría nunca y él necesitaba material para futuros encubrimientos. Saco su celular y comenzó a grabar. Vio a través de la pantalla como su hermana estaba en frente de su notebook con sus cuadernos de música arriba de ellos, mientras escuchaba y cantaba Mentía de Miranda por la televisión.

Digamos lo que se sienta en la piel, aquella noche nada salió muy bien, quisiste dar un paseo con él, que mala idea hacerlo donde yo este. No nos tenemos ni un poco de amor y sin embargo esto no se termino. Y ahora si te veo con él los mato a los dos, es un decir no es literal...—Ricardo sonrió nervioso cuando vio la mirada de enfado de su hermana — ¡Deja de grabar idiota! ¿A quién vas a mandar eso?— exclamó avergonzada.

Ricardo alcanzo a mandar el mensaje antes de que su hermana mayor lo echara con escobillón en mano fuera de la casa, iba a volver a tocar la puerta al ver que su balón de fútbol se había quedado en casa cuando la puerta se abrió recibiendo el balón en la cabeza al mismo tiempo que la puerta se cerraba pegándole en la nariz. Se llevó su mano a la nariz ¿Por qué cada vez que su hermana se enfadaba le daba por cerrar la puerta en la cara a la gente?

Casa de Gabriela:

Gabriela se encontraba sacando su cabello cuando su celular sonó, dejo el secador de lado y desbloqueo la pantalla viendo dos mensajes de Whatsapp uno de su amiga Valentina y otro de Ricardo. Abrió primero el de Ricardo, ese chico no le hablaba a menos que su mejor amiga ya lo haya golpeado por su mal humor o estaba lo bastante desanimada como para no hablar con nadie., cosa que nunca ocurría ya que siempre era la primera.

Se extraño al ver el vídeo de su amiga cantando, ella no cantaba desde que dejo su trabajo de cantante en las micros y durante dos años solo lo hacía para auto animarse, dejo el vídeo de lado y leyó el siguiente mensaje.

Ricardo:

"Gabi nuestra Emi está deprimida porque mamá la ha regañado y quedara sola en casa, no me gusta ir a jugar fútbol cuando esta así. La casa quedara casi vacía hasta mañana, ¿Por qué no vienes a quedarte con ella hoy? Pueden ver Naruto o un Dorama. Por favor ven a animarla tiene un humor de los mil demonios.

"Ya me pego de nuevo en la nariz, tengo miedo de llegar a la casa y que me reciba a escobazo limpio. Soy muy joven para morir a escobazos. Ven a calmar a esta bestia"

¿Por qué el hermano de su mejor amiga tenía que ser tan dramático? Era un simple llorón, las mujeres no eran peligrosas y si lo eran era porque ellos lo provocaban.

Abrió el segundo mensaje.

Valentina:

"Amiga, Diego quiere volver a hablar conmigo. Tengo una oportunidad"

Respondió el mensaje de Valentina

Gabriela:

"Eso es Genial. Nuestra Emi está deprimida estaré en su casa hoy en la noche, luego te pasas para allá"

12 horas para reparar un corazón roto © ( Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora