|H U R T S L I K E H E L L|

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Querido Louis,

Tenía 18 años, la vida puesta para disfrutarla, el círculo deseado, las personas correctas, nada iba mal, nunca nada había ido mal.

Hasta que te encontré como una flecha que rompió mi corazón, una fogata que me derritió, una roca que me rompió en millones de fragmentos y encontré mi propia criptonita.

Duele como el infierno.

Y dime Louis...

¿A dónde van los corazones rotos y sin hogar?

El mío... el mío se alejó, se perdió, se aisló y se lastimó cada noche con todos los recuerdos golpeando fuertemente sobre él y quebrando todo a su paso, hasta dejarlo en un estado deplorable.

Tantos y tantos recuerdos.

Como la tarde en la que nos conocimos, esa tarde donde yo no quería ir contigo, esa tarde donde me rogaste que nos olvidaramos de la clase de filosofía, esa tarde donde me dijiste que no era importante el ritmo, ni las sinalefas, nada de eso mientras el poema se compusieran con el corazón, mientras tu mente diera todo de ella, yo reí tanto, eran tan melosas todas tus palabras, mis manos temblaban tanto de miedo y mi mente dibujaba mil escenarios en los que seríamos atrapados, recuerdo como tomaste mi mentón, te acercaste y en un susurro me pediste permiso para sumergirnos en esa preciosa nube de amor que crearon nuestros labios al danzar unos sobre los otros.

¿Cómo puedo decir esto sin que mi voz se quiebre?

Recuerdo tu delicioso aroma fue lo primero que llamó mi atención de ti cuando llegaste al colegio, olías realmente delicioso, no pude contenerme y volteé, nuestros ojos hicieron contacto unos segundos y yo me sonrojé.

Recuerdo tan bien el día después de ese en el que llegamos al colegio en mi auto, me ayudaste a salir tomando mi mano con delicadeza y no soltandola ni un momento, las miradas de los demás sobre nosotros, sobre nuestras manos entrelazadas, sobre nuestras amplias sonrisas. Que los chicos más deseados fueran novios era obvio para muchos y odiado para otros tantos, todo iba de maravilla, ya le había contado todo a mi hermana con demasiada ilusión, tal como ella hizo cuando salió con ese chico llamado Dylan; ella estaba brincando de felicidad. Esa noche dormí con una gran sonrisa, no sin antes imaginarme una vida entera contigo y pensar como sonarían nuestros apellidos juntos, cada noche imaginaba cosas hermosas contigo, reinabas como pensamiento principal en mi mente.

Recuerdo aquel día que despertamos muy animados e hicimos el desayuno mientras escuchábamos aquella canción tan movida, bailabamos y reíamos con las caras llenas de harina.

Recuerdo cuando ibamos al cine, comprobamos mucha comida y disfrutábamos la película mientras yo recargaba mi cabeza en tu hombro.

Recuerdo tantas y tantas veces que me decías que me amabas más que yo y pasábamos tanto tiempo con esas románticas peleas, ni siquiera pensábamos si era bobo, solo lo hacíamos y éramos tan felices. Tu mensaje de buenos días me hacía tan feliz, llenaba mi día por completo.

¿Cómo puedo decir esto sin romperme?

Recuerdo perfectamente cuando entré a la oficina de mi madre, estaba tan nervioso, mis manos sudaban tanto, no sabía que hacía y estuve a punto de abortar la misión, pero tomé un respiro muy profundo que me armó de valor completamente, caminé con decisión hasta estar frente a ella, jugeteé con mis manos un poco y me senté frente a ella, la interrumpí abruptamente "¿Podemos hablar?" solté con tanta ligereza, mi madre se quitó los anteojos, y sus verdes ojos fueron hacia mí llenos de preocupación, pero yo me adelanté a decir "tengo novio" la miré en espera de respuestas, pero nada, así que seguí, "se llama Louis, es el chico más lindo que jamás hayas visto antes" dije, mi madre formaba una sonrisa poco a poco, en un punto llegó a dar miedo, pero cuando acarició mi rostro, todo cambió, sabía que ella aceptaba que estuviera contigo o era algo más menos así, lo supe cuando ella dijo "me gustaría conocerlo" y así fue como dos semanas después fuiste a conocer a mi madre, la saludaste con tal cortesía que ella te aceptó desde el primer momento, fue una tarde realmente genial para todos, genuinamente fenomenal, mucho más cuando te marchaste y me lanzaste un beso mientras ponías el auto en marcha de ese momento en adelante así eran nuestras despedidas, recuerdo todas y cada una de ellas.

|H U R T S  L I K E  H E L L| Larry!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora