cómo enamorarte de tu mejor amigo ❀ jikook.

‎〔친구〕primer paso; consigue un mejor amigo

Y ASEGÚRATE DE QUE SEA PARA SIEMPRE.

Buenos lugares para encontrar mejores amigos, comúnmente, son: patios del colegio, plazas los fines de semana, la calle sin autos para jugar a la pelota. A veces, si eres afortunado, cuando tu mamá te envía a hacer actividades extra curriculares, encuentras a alguien allí que hace que esa segunda escuela esa, de hecho divertida. A veces, si eres más afortunado, se conocen en la tienda de videojuegos, mientras sus mamás leen las advertencias de violencia en lo que acaban de pedirles que les compren.

Si eres el más afortunado del mundo, el universo te dará esas oportunidades y más, para que sobrepongas tu timidez y le respondas al chico ruidoso de mirada castaña con el mismo entusiasmo.

JiMin era así de afortunado. Había conocido a JungKook en el centro comercial, jugando carreras de autos que su hermana pagaba para distraerlo del chico con el que se besaba. JungKook era brillante y alegre, y cuando estaba realmente concentrado, se mordía la lengua que sacaba por un costado. Hablaba a JiMin todo el tiempo, de autos, de deportes, de su mamá y sus hermanas. Le hablaba del colegio, también, y JiMin tenía que concentrarse demasiado en la carrera para hacer de cuenta que no lo hacía sentir un poco solo que JungKook no supiera quién era. Era probablemente su culpa, por eso de no salir al recreo.

Pero el colegio no era realmente grande, y luego de varios encuentros en el centro comercial, se cruzaron en el patio. Los ojos de JungKook brillaron bien grandes cuando lo saludó, y JiMin se sintió especial cuando lo presentó al resto de sus amigos como el chico del que les había hablado. Tenían siete años entonces, y no fue hasta el año siguiente, que empezaron a volver solos del colegio, que se dieron cuenta de que eran vecinos.

JungKook iba todas las tardes a buscarlo después de clase, pero mamá y papá trabajaban, y JiMin quedaba obligado a participar de toda actividad extracurricular posible. Oía de las visitas de JungKook en la cena, cuando le contaba que su amiguito había ido a visitarlo. JiMin no decía nada, porque no sabía qué. Explicar que no era su amigo sólo borraría las expresiones ilusionadas en las caras de sus padres.

Había tenido problemas para hacer amigos desde que había entrado al colegio. Sus únicos amigos eran sus primos, que habían terminado por cambiarse de colegio por culpa de algunos matones. Nadie realmente molestaba a JiMin, quizá porque él no molestaba a nadie: se la pasaba dibujando Pokémon's en los márgenes de su cuaderno, o fantaseando sobre el próximo capítulo de los Power Rangers. No necesitaba amigos, creía.
Pero entonces llegó el verano, y las horas pasaban lentas, sin las distracciones de siempre. A veces iba a casa de sus primos, pero luego ellos se fueron de vacaciones, y sólo quedaban él, la tele, y el gameboy que le habían regalado para su cumpleaños. Pensaba, mientras ayudaba a sus hermanas menores a decorar la casa de sus muñecas, que quizá debería haber intentado hacerse amigo de JungKook, quizá así no estaría tan solo ahora.

Un domingo soleado, ChaeYoung se asomó al dormitorio en el que JiMin estaba clasificando sus historietas.

-Tu amiguito te está buscando -dijo, y JiMin dudó un momento antes de entender a quién se refería.

Llevaba sus shorts y la camiseta gastada que usaba para dormir. JungKook, en el pórtico, lo esperaba con un short de Manchester y una camiseta del Barcelona que le quedaba gigante.

-Hola -le sonrió anchamente. JiMin dejó el gameboy en el pasa-platos antes de acercarse a él.

-Hola -lo saludó.

-¿Quieres ir a jugar a la pelota?

Eran tres contra tres, y JiMin iba al arco. No le molestaba, porque correr de aquí para allá no era lo suyo, y temía que algunos de los amigos de JungKook no fueran tan amables como él. Caer al suelo y llorar por un raspón definitivamente no iba a ayudar a hacerlo verse cool.