Y ASEGÚRATE DE QUE TE ROMPA EL CORAZÓN.
Habían pasado dos meses después de aquel último encuentro. Haberle puesto un nombre a la sensación molesta que JiMin sentía en el pecho no cambiaba realmente mucho cómo dolía; a veces, en el desayuno, llegaba a preguntarse si algo había cambiado en absoluto además de la consciencia de JiMin sobre ella. Siempre había encontrado a JungKook adorablemente frágil por las mañanas y siempre se había descubierto mirándolo sin motivo aparente y siempre le había hecho cosquillas cuando JungKook le sonreía, aunque él no se hubiese detenido a pensar en ello. Hacía difícil encontrar el momento preciso en que había comenzado a sentirse así y a veces la sensación era tan grande, tan dolorosa y tan familiar, que JiMin se convencía a sí mismo de que probablemente lo había amado desde antes de conocerlo. Era trágico, realmente, porque si era así entonces seguiría amándolo aun después de que JungKook le rompiera el corazón.
JiMin sabía que no debía hablar del asunto. Volver a aquella feliz ignorancia era imposible, pero podía consolarse en que por lo menos JungKook seguía igual de ignorante. Parecía imposible que alguien con una mirada tan grande y brillante, capaz de descubrir cuando JiMin estaba triste o cuando estaba cansado, no pudiera más que preocuparse cuando lo encontraba con la mirada perdida, y que no hiciera más que sonreír cuando su tacto lo encendía de colores. Era absurdo que no fuera consciente de cómo quemaba cuando lo tocaba y cómo dolía cuando hablaba de KiHyun, pero así era y JiMin creía que quizás era mejor de ese modo.
Porque el asunto es que JungKook quemaba, dolía, encendía y sanaba, pero también hablaba de KiHyun. Constantemente hablaba de KiHyun. De sus ojos y de lo torpe que era y de lo firme que se había sentido cuando lo acercó de un manotón a su cuerpo para salvarlo de hundirse en un charco. Hablaba del poder mágico de su boca, que después del vino lavaba el alcohol y lo añejo y apenas conservaba el dulzor vibrante de una uva fresca. Hablaba de como besaba, firme y ansioso, de sus manos en su cintura, del modo en que ronroneaba su nombre ronco y grave y de cómo JungKook podía imaginar los ruidos que saldrían de sus labios cuando finalmente estuvieran juntos. JungKook hablaba y JiMin intentaba disimular el desconsuelo, pero lo más absurdo no era que JungKook no se diera cuenta de cómo lo hacía sentir, sino que atribuía su esquivez a aquel asunto sin resolver con ChangKyun.
El asunto estaba resuelto, realmente. Habían hablado por mensajes una vez después de aquella noche. JiMin estaba ebrio y asustado por lo pesado de sus emociones por JungKook y había confesado en apenas una docena de palabras que hubiese adorado poder enamorarse de él, pero que su intento había sido en vano. ChangKyun no respondió por horas y cuando lo hizo la noche del día siguiente las palabras sonaron frías y dolidas —me lo podrías haber dicho antes— pero cuando JiMin se disculpó otra vez, sólo le respondió con emojis dando a entender que prefería no volver a hablar del asunto. Ser franco al respecto aunque tan solo fuera de la punta del iceberg había hecho a JiMin sentir un alivio tan pacífico que esa tarde cuando miraron una película con JungKook en la cama, dejó que su fuego lo quemara de a poquito y logró convencerse de que quizás eso sería suficiente.
No lo era. A JiMin no le bastaba ni con el tacto de JungKook sobre la ropa ni con los te quiero ebrios y amistosos ni con verlo sonreír así de ancho y así de bonito cuando era por un hombre que no era él. Cuando era adolescente siempre decía: si quieres realmente a alguien solo quieres que sea feliz, pero eso era porque nunca había sentido lo hondo que calaba el deseo y lo mucho que dolía la pérdida. JiMin quería que JungKook fuera feliz, pero quería que fuera feliz con él. ¿Estaba mal? ¿Era egoísta? ¿Era posible siquiera querer de otra manera? Eso no quería decir que fuera a convertirse en un idiota. A rodar los ojos cuando JungKook hablara de KiHyun o a hacer escenas que no le correspondían cuando algún extraño lo mirara. JiMin sabía que JungKook no era suyo —sabía que aun si lo amara también nunca lo sería del todo—, JiMin ni siquiera quería poseerlo. Sólo quería besarlo otra vez, causarle lo que KiHyun le causaba, saber que no había lugar en el mundo en donde JungKook prefiriera estar que a su lado. Sólo quería calmar un poco el dolor.
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cómo enamorarte de tu mejor amigo ❀ jikook.
Hayran Kurgu❝ Cómo enamorarte de tu mejor amigo, o cómo lograr que te rompa el corazón la persona que más quieres. ❞ JiMin y JungKook aprendieron juntos a andar en bicicleta, a viajar en transporte público, a resolver ecuaciones con dos incógnitas y a encontrar...