‎〔친구〕epílogo.

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JiMin no reaccionó al sonido del ascensor porque podía tratarse de cualquier otro vecino. Aun cuando oyó la puerta abrirse en el piso, no supo que era JungKook hasta que reconoció sus pasos en el pasillo y después la llave temblorosa en la cerradura.

Eran las diez de la noche. JiMin llevaba sin ver a JungKook poco más que una hora y sin embargo se sentía como si no supiera con qué podría encontrarse. ¿Estaría enojado otra vez, lo miraría con ojos de fuego y escupiría palabras cortantes? ¿O sentiría lástima, vendría a consolar a su mejor amigo a quien pese a todo quería? JungKook abrió la puerta y tenía los ojos rojos e hinchados y JiMin se odió por no imaginar ese escenario. Por creer que sólo porque JungKook no lo amaba del mismo modo no podía dolerle la situación tanto como a él.
Se tragó las lágrimas y sacó pecho y guardó su celular en el bolsillo.
JungKook hipó para tragar las lágrimas y cuando miró a JiMin todavía había fuego tras la humedad.

—Eres un jodido idiota —dijo.

JiMin asintió.

—Lo siento.

JungKook lloraba otra vez y JiMin quería bajarse a abrazarlo pero tenía miedo de que JungKook fuera a morderlo. Metafórica o literalmente.

—Es todo lo que siempre quise —dijo JungKook. JiMin asintió y respiró hondo para prepararse a escucharlo—. Es jodidamente guapo, fuerte y estudia una carrera cool y se ríe de mis chistes y cuando sonríe es jodidamente lindo y huele a jodido coco.

A JiMin le dolieron las palabras pero las dijo de todas formas. La culpa fue más grande que el instinto de supervivencia.

—Deberías estar con él —dijo, porque era cierto. Porque estaría bien, con el tiempo, y si no lo estaba no era responsabilidad de JungKook ocuparse de ello. Él tenía a KiHyun y debía cuidarlo.

A JungKook no le bastaba lo mucho que apretaba los labios para tragar las lágrimas, pero cuando se acercó a JiMin le pegó con fuerza en el brazo de todas formas.

—Pero estoy aquí, ¿verdad? —dijo.

JiMin asintió.

—Lo siento.

—Cierra tu maldita boca, JiMin —lo interrumpió JungKook—. Sólo cállate un segundo porque no has hecho más que hablar estupideces desde más temprano y no tengo la paciencia para oírte.

JiMin iba a disculparse otra vez, pero sólo agachó la mirada.

JungKook suspiró y se subió a la mesa a su lado. Estaban tentando al destino los dos arriba de una mesa de patas torcidas, pero se quedaron de todas formas. Ninguno de los dos dijo nada, y apenas se oía el sollozo frágil de JungKook y el ruido de los brotes en las paredes, las flores que se encendían cuando JungKook estaba cerca aunque JiMin estaba seguro de que estaban destinadas a morir jóvenes.

—El jodido profesor Hedwig-Smith —dijo JungKook—, el jodido amor de mi vida.

Todavía puedes tenerlo, quiso decir JiMin, pero temía que JungKook fuera a golpearlo otra vez. Yo estaré bien, podría haberle prometido, pero JungKook hubiese adivinado que mentía y tendría que abrazarlo en vez de llorar. JiMin creía que debía por lo menos concederle eso.

—Tenía jodidos, ¿qué? ¿Cinco?

—Once.

—Jodidos cinco años y leíamos ese estúpido libro y yo no podía parar de jodidamente imaginarme —gimoteó y estaba llorando en serio otra vez. Se mordió fuerte los labios pero las lágrimas caían y JiMin tomó su mano temiendo que fuera a correrla pero la dejó, esta vez—. Jodidamente imaginarme que me besaba como me besaste tú.

cómo enamorarte de tu mejor amigo ❀ jikook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora