Capitulo 3

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Cepillaba el cabello rubio de mi prima, mientras veíamos películas en la habitación.

Tenía una cama gigante, con sábanas de seda un gran mueble para guardar mi ropa y una televisión gigante. La habitación era casi del mismo tamaño que el comedor.

-¿Entonces prima no tienes novio?- Pregunto curiosa-

-No está en mis planes tenerlo aún-Dije comenzando a trenzar su cabello-

-¿Tan feos son los chicos donde vives?-

-No es eso Amber, solo no quiero involucrarme emocionalmente a nadie, además ya ves, ahora estoy aquí, pero cánto tiempo crees que me quedaré en verdad, un mes, una semana, un año, nunca se sabe, desde que mamá murió, no tengo un lugar fijo...-

-¿La extrañas mucho?-

-Cada día-Dije soltando su cabello- ¿Y tu prima estás saliendo con alguien?-

-No, los chicos de nuestro instituto son todos unos bobos, excepto uno...-Dijo esbozando una gran sonrisa- Lo conocerás mañana, es muy guapo, no le llega ni a los tobillos al resto-

-¿A sí?-

-Si, tiene una mirada y unos ojos... Es que tienes que verlo en persona-Dijo sonriendo-

-No le creas- Dijo Nath quien se encontraba apoyado en el respaldo de la puerta- Es un tipo desagradable, orgulloso y sobrevalorado por algunas chicas, entre ellas mi hermana...-

-Tranquilo primo, que si sigues hablando así, va a parecer que a ti te gusta más que a Amber-

-¡¿Qué?!- Amber soltó una carcajada-

-A Nathaniel le gusta Sucrette, es una chica de lo más desagradable...-

-Amber, creo que ya es hora de que dejes dormir a ________ y dejes de hablar tanta estupidez-

-Eres un aburrido-Dijo su hermana poniéndose de pie- Hasta mañana prima, descansa-

-Tu igual Amber-

Cuando la chica de cabello rubio salió de la habitación, Nathaniel soltó un suspiro.

-¿Así que Sucrette?-Dije divertida- No han cambiado mucho, lo único que no me gusta es tu vestimenta- Nath se cruzó de brazos-Primo parece que fueras a trabajar o llegarás de la oficina, ¿Quien usa camisas a esta edad?-

-Tu sigues igual, entregando tu opinión cuando nadie la solicita- fruncio el ceño-

Me puse de pie caminé hacia el, estire mis brazos y rodee su cintura, apoye mi rostro en su hombro.

-¿Qué?...-

-Te eche de menos Nath, me alegra saber que estás bien- Lo abrace con más fuerza- No tienes porque esforzarte tanto por quien no lo valora, después de todo, ¿Cuánto tiempo nos queda?-

Nath soltó un gran suspiro, apoyo su cabeza sobre la mía. Mis tíos no son malas personas, pero tienden a ser muy exigente con él, tanto que se les va de las manos.

Nos quedamos así un momento y luego me aleje.

-Bueno, mañana tenemos clases, así que es mejor que intente dormir algo-

Nath solo asintió, cerró la puerta de la habitación y me quede sola en aquella gran pieza. Prendió la lámpara de lava que había traído de casa y me rescoste.
Abrase una de las almohadas de la cama y cerré lo ojos.

Cuando me levanté, quise hacer mi desayuno, pero Amber no me lo permitió. "Para eso tenemos a nuestros cocineros", les exigió que prepararan medias lunas para el desayuno, pan francés y Caffe brasileño. Los cocineros corrieron para hacer lo que solicito.

-Gracias- Dije cuando me entregaron la bolsa con mi desayuno y el vaso de café-

-Oh... De nada señorita-

-Prima, no tienes porqué agradecerles, están haciendo su trabajo, para eso les pagamos-

-Amber, ellos son personas al igual que nosotros, sí trabajan para ustedes, pero no por eso significa que haya que ser descortés-

Mi prima me miró un poco apenada, miro a la persona que nos entrego el desayuno.

-Gracias- Dijo con la cabeza baja-

-Oh... No hay de que señorita-

-Bien, ________ vamos a clases antes de que se los haga tarde-

Amber tomo mi mano y me llevo corriendo hasta el automóvil de color negro donde nos esperaba Alfred.
Nathaniel se sentó adelante y nosotras atrás. En el trayecto, Amber me habló de sus amigas y del instituto, mientras que Nathaniel se encargaba de poner música.

Al llegar le pedí a los chicos que entraran antes, que quería asegurarme de haber traído todo. A pesar de que mi prima insistio en que entraran con ellos, logré convencerla de que no me perdería.

Alfred me miró a través del espejo retrovisor.

-¿Piensa saltarse la primera clase señorita?-

-¿Quien? ¿Yo?, No cómo se te ocurre-Dije esbozando una sonrisa traviesa-

-Señorita, la conozco como la palma de mi mano- Alfred dió media vuelta en el asiento y levanto una ceja- Señorita si sus tíos se enteran que deje que se escapara...-

-Alfred tu contrato es con mi padre, yo no dejaré que te despidan, por favor-Dije haciendo puchero-Ellos ni notaran mi ausencia, prometo entrar a la última clase-

-¿Cómo pretende entrar cuando cierren la puerta?-

-Tengo mis medios-Dije esbozando una sonrisa-

-Solo, mándeme su úbicacion, así puedo ir a buscarla si necesita algo-

-Tranquilo, prometo llegar antes de que lo noten, eres el mejor-Dije dándole una beso en la mejilla- los vemos luego Alfred-

Me bajé del automóvil y avance sin quitar la vista de la entrada del instituto, pero no alcance a dar más de dos pasó, cuando me tropecé, estire mis brazos para evitar caerme de osico. Por suerte no alcance a tocar el suelo.

-Lo... Lo siento-Dije levantando la vista-

Me quedé de frente a un muchacho de cabello banco, sus ojos eran de distinto color y llevaba un traje muy particular. Pude notar que sus mejillas se sonrojaban al igual que las mías. Intenté ponerme de pie, pero me resfale.

Una carcajada hizo que me sonrojara aún más.

-Si que eres torpe no, cómo no puedes dar ni dos pasos sin caerte, es increíble que sepas cocinar con esa coordinación- Reconocí su voz en seguida- Vamos ven te ayudo, vas a dejar sin aire a mi amigo-

Mirame, estoy aqui (Castiel y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora