"Nadie muere de amor, Jia. Eso te lo aseguro."
Cuánto me hubiera gustado que aquellas palabras, que mi mejor amiga me repetía sin cesar como si de un mantra se tratase, fueran verdad.
[🌹]
Fueron cuatro años de una hermosa y envidiable amistad con Park JinYoung y dos largos años, tragándome y disimulando lo mejor que se me era posible, aquellos sentimientos que, de manera inconsciente, comenzaron a nacer en mi interior.
Y no es que yo buscara aquello.
En lo más mínimo.
Pero se me fue imposible no terminar cayendo ante los encantos de JinYoung.
No fui capaz de prever que mi corazón comenzaría a latir de manera errática cada vez que se me acercara. Que mis mejillas se tornarían de un fuerte color carmín cada vez que recibiera alguno de sus tantos halagos o que, de la nada, comenzara a fantasear con esos esponjosos y rosados labios que poseía. Que de un momento a otro, su sonrisa me terminaría cautivando profundamente y que su risa, se convertiría en la melodía más dulce que mis oídos jamás han escuchado.
Fue algo inevitable y, si durante ese tiempo sentía que me ahogaba a causa de esos sentimientos que no parecían hacer nada más que crecer, eso no era nada comparado a lo que siguió después.
Al final se me fue imposible continuar callando a mi pequeño corazón que deseaba gritar a los cuatro vientos lo que su sola presencia causaba en mí y un día, tras llenarme de un valor necesario y desconocido, le confesé todo.
Me sincere acerca de lo que mi corazón se calló por dos años completos. Me abrí a él de la misma manera en que lo hacen las flores en primavera y ese, fue mi mayor error.
Porque permití que rompiera mi corazón.
— Me siento halagado, Jia... Pero no puedo corresponderte. Te veo sólo como mi mejor amiga, casi como una hermana pequeña...
Y sé que su intención no era herirme, me di cuenta de eso al ver sus profundos ojos cafés pero, lo hizo.
Y supongo, que eso era algo inevitable. Porque la verdad duele y es por eso, que muchas veces intentamos evitarla lo más posible.
Me tragué las lágrimas y forcé una sonrisa, en un vano intento por no parecer tan débil como me sentía y me encontraba en ese momento. El dolor que me causaron sus sinceras palabras se sintió como si pequeñas agujas se fueran enterradas en mi corazón y le agradecí.
Le agradecí el que aceptara hacer como si mi confesión nunca hubiera tenido lugar. Le agradecí el que aceptara mantener la amistad que poseíamos lo más intacta posible tras revelarle mis sentimientos y le mentí, diciéndole que estaría bien, que se trataba de algo pasajero y que pronto, me sentiría mejor porque ilusamente, creí que podría tratarse algo que se superaría con el tiempo tras recibir el hachazo del rechazo.
Estúpidamente, subestime mis propios sentimientos por el castaño.
Y dos días después, me encontré a mí misma de rodillas en el baño del departamento de YoungJae. Inclinada sobre el inodoro mientras que lágrimas teñidas de miedo y desesperación, bajaban a gran velocidad por mis mejillas.
El dolor que comenzó el mismo día en que fui rechazada, fue aumentando en potencia de manera paulatina hasta que ese día, en el que me encontraba en casa de YoungJae para terminar un proyecto de la universidad, se volvió simplemente, insoportable.
El dolor mezclado a la sensación de asfixia fue algo nuevo y aterrador, por lo que corrí al baño de mi compañero y todo empeoró cuando de mi boca, salieron pétalos de flor mezcladas con sangre en vez de la última comida que ingerí.
Estaba vomitando pétalos de color rosa.
¿Acaso eso era normal o siquiera... Real?
Y entre en pánico. La garganta me ardía como los mil demonios al igual que el pecho y, a pesar de que mi anatomía expulsaba cada cinco segundos una gran cantidad de pétalos, estos no parecían querer detenerse. Mi cuerpo se había convertido en un abrir y cerrar de ojos, en una maquina creadora de pétalos de rosa y eso, me asustaba mucho.
Apreté los puños de mis manos con potencia, una fina capa de sudor cubrió mi frente y mientras mi cuerpo se sacudía en fuertes y dolorosas contracciones, me pregunte qué diablos es lo que había hecho como para tener que pasar por semejante tortura.
Fueron solo un par de segundos más tarde, segundos que se me hicieron eternos, que YoungJae se tardó para decidir ir al cuarto de baño para saber cómo me encontraba, topándose de frente con su compañera de salón tirada en el piso, rodeada de pétalos y sangre que no dejaban nada más que una escena irreal.
Su expresión de estupefacción fue inigualable. Se quedó congelado por un momento en el marco de la puerta, procesando aquella rara situación con la boca y los ojos abiertos a su máxima capacidad.
— Pero... ¿qué diablos está pasando? — preguntó en un hilo de voz, con el rostro pálido.
Abrí la boca con intenciones de responderle pero solo pude expulsar más pétalos y gimotear de manera patética, negando con la cabeza para que se diera cuenta que me encontraba tanto o más, asustado que él.
Llamó a la ambulancia y pronto me encontré a mí misma recostada en una cama de hospital con equipamiento médico por todas partes. El doctor a cargo de mi caso, me dio una mirada lastimera que me revolvió el estómago antes de dejar escapar un pesado suspiro y dignarse a explicar mi peculiar situación.
— Su hija sufre de Hanahaki Dise.
— ¿Qué es eso? — cuestionó mi madre de inmediato, conteniendo las lágrimas llenas de preocupación que se acumulaban en sus ojos.
— Una enfermedad causada por el amor no correspondido. El sistema respiratorio de su hija se está llenado de raíces y flores y, si no actuamos prontamente, morirá de asfixia...
Lloré en silencio ante la información que el doctor nos entregó esa tarde pero, lloré más, cuando JinYoung decidió visitarme en el hospital y mentirme de manera descarada en la cara.
Porque él se sentía culpable por lo que me sucedía y esa, fue la razón por la que tomó la decisión de fingir corresponder mis sentimientos.
— Te amo, Jia.
Aquellas palabras sonaban tan malditamente bien pero, el que fueran falsas, las teñía de un sabor amargo que solo logró que mi pecho se contrajera en una potente punzada de dolor que alarmó al personal de la planta.
Él mentía y sus ojos, me lo decían a gritos.
Su acción solo consiguió que las raíces que crecían dentro de mí, aumentaran y que mi vida pendiera de un hilo. Las raíces estaban perforando mis pulmones y los doctores, decidieron realizar la operación esa misma noche.
Esa noche de luna llena, los doctores extirparon todas las raíces de mi interior llevándose consigo no solo mis sentimientos por Park JinYoung, sino que también, mi capacidad de volver a amar a alguien otra vez. Dejando un eterno invierno dentro de mí y un vacío con el que vivo día a día.
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MORTAL LOVE » PARK JINYOUNG ✔
FanfictionGracias a ti, Park JinYoung, aprendí que el amor no es solo un sentimiento hermoso y dulce que te hace ver todo de color rosa. Si no que también, aprendí que el amor puede llegar a ser doloroso y, lamentablemente, hasta mortal. [Hermosa portada hec...