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Era uno de los muchos días que nos esperaban en esta época del año. Invierno, sin duda la mejor estación para Evangeline, sentía el frío propio de ella, una época en la que su lado más espiritual sale a la luz, las ganas de ayudar a la gente y de hacer el bien de alguna manera era su mejor acercamiento a una posible felicidad. En invierno estaba su mayor inspiración, es posible que en él se encontraban sus mejores recuerdos, su buena infancia.

Abría su cuaderno de dibujo y relatos propios y se perdía, dibujaba todo lo que escribía, hasta el hecho de que cualquier persona que abriese el cuaderno se quedaba con la boca abierta porque parecía una puerta al arte, ella era puro arte. Una vez escribió un relato sobre su madre, relatando así de una manera imaginativa sin llegar a explicar en algún momento sobre quien escribió, posaba el bolígrafo sobre la hoja y hacía magia, una magia que pese los años pasaban, se escondía. El día que cumplió 16 años, le regalaron un baúl, no extremadamente grande, en el archivaba todas sus historias, dibujos cuentos, así luego aseguraba el baúl con llave, una llave que siempre llevaba encima y nunca se la quitaba.

A parte de toda su creatividad e imaginación que había en ese baúl, también escondía sus diarios, sus memorias más profundas, sus secretos, pero más importante; sus sueños..

Ahora dos años después, con 18 años, inquieta porque en el baúl no había más espacio, guardaba sus cosas en diferentes cajas de diferentes tamaños y colores según qué era lo que había hecho, y los tenía debajo de la cama.

Mamáaaaa!- Evangeline salía de su habitación y cruzaba el pasillo alterada, buscando a su madre que se encontraba en la cocina, intentando seguir una receta de internet.- Mamá! Oye no tendrás hojas de papel?-.

Monique, así se llamaba la madre de Eva, viuda, su marido murió el año pasado por una angina en el pecho, muerte inesperada, muy dura, Monique empezó a hacer turnos extras, a tener dos trabajos, la mayoría de veces por la noche, el día no era tan largo, madre soltera de dos hijos la hizo más fuerte.

¿Más? Ay cariño, te las llevaste todas la ultima vez, mañana iré a comprar si quieres te llevo algunas, deberías aprovecharlas, hasta ahora no he visto que haces con ellas- Monique miraba fijamente el video mientras cortaba verduras en trocitos muy pequeños y mantenía una sonrisa en la cara a la vez que un gesto de concentración.

Bueno, vale, tendrá que esperar hasta mañana entonces-


Monique sorprendida por la serenidad inoportuna de su hija, se sorprende más, cuando ésta rodea la encimera para darle un beso en la mejilla y ponerse un delantal que hay en uno de los cajones bajo el horno. Le quita el cuchillo de las verduras a su madre y empieza a cortar las verduras con notable habilidad, mientras Monique coge los trozos y los pone en la sartén.

La muerte de Joseph no hizo más que descubrir el lado dramático y más inspirativo en las historias de Eva. No salía de su habitación, apenas fue al entierro, se encerró, escribió, dibujó, lloró, no salió en ningún momento. Al cabo de una semana, el día que su hermano se tenía que volver a ir a la universidad, había pedido unos días para poder asistir al entierro de su padre. Isaak intentó hablar con Evangeline, nunca respondió ni abrió la puerta, estaban preocupados, pensarían que le había pasado algo si no fuese por los ruidos que hacían sus lápices al escribir y las hojas caer al suelo.

Cuando salió de la habitación por primera vez después de la muerte de su padre, salió de casa vestida con sus jeans y sudadera tres tallas más grande habituales y sus bambas, bajó las escaleras del piso y antes de que Isaak arrancara el coche entró en él, con lágrimas en los ojos, tanto él como ella, fundidos en un abrazo fraternal.

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2020 ⏰

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