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❝ Tal vez no somos tan diferentes después de todo, ¿no creés? ❞
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Alguna vez han visto la personificación de la mismísima ternura esa persona era Kim Taehyung, poseía un raro fetiche por la ropa de mujer haciéndolo blanco de todo tipos de críticas negativas como positivas por su fetiche y/o forma de ser, estaba harto de lo mismo insulto tras insulto, burla tras burla había ocaciones en las que ya no podía seguir, sin embargo la vida le tenía una otra jugada encargándose de juntarlo con la persona que menos esperaba.
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Parece que hoy simplemente no era su día, ¿No?
— ¡Hyung! —Gritaba un pequeño frunciendo el ceño, mientras no dejaba de saltar encima de una bolita que se revoloteaba de un lado a otro.
— Otros 5 minutos mami —Respondió un pelirojizo, tapándose más con las sábanas para que no le diera el sol en la cara -por que si, el cuidaba mucho su piel-
— ¡Que otros 5 minutos ni que ocho cuartos Hyung, se nos hace tarde! ¡Levanté se! —Seguía saltado el azabache, hasta que su hermano por fin se empezó a -dar señales de vida- moverse se quitó de encima de él.
Por su parte el pelirojo se levantó con toda la calma del mundo hasta que vio la hora abriendo los ojos como platos al ver la hora, las siete cincuenta y cuatro estaba apunto de tener un paro cardíaco al ver solo esos números.
— ¡Por el amor de Aquaman por que no me levantaste más temprano Minki! ¿Mamá ya se fue? —Corría el mayor de un lado al otro buscando su ropa, sus libros -por que si, no los ordenó desde la noche- mientras su pequeño hermano disfrutaba de su maravillosa broma con una sonrisa.
— Claro que lo hice pero tú qué duermes como tronco y si ya se fue desde temprano dijo que tenía que hacer algo en el hospital —se encogió de hombros el pelinegro saliendo así del cuarto, dejándolo haciendo todo un show frente a él.
Viendo desde la entrada de la habitación como el rojizo estaba buscando -desesperadamente- el calcetín que le faltaba. Que por suerte lo encontró junto con el taco que había dejado hace dos días ahí.
— ¡Por todos los calcetines de Bob esponja, hace tarde! —Corrió haciendo que se pegará con el dedo pequeño del pié -que por todos los burritos del mundo le dolió- dando así un grito que asustaría a cualquiera.
— ¡Por qué tanto ruido! —Regaño la mujer mayor a su hijo, viendo como corría despavorido por su cuarto tratando de llegar a tiempo a la escuela.
