#1 Manuel

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Manuel H. un joven universitario se encontraba en una noche de invierno esposado a una mesa de detención, frente a dos policías cuyos rostros estaban consternados, pues veían al muchacho con un rostro decaído, golpeado, con sangre derramando de la nariz, mas esto parecía  no importarle a Manuel. Tenía la mirada decaída, como si sus pensamientos se encontraran en otro lugar.

Uno de los policías, harto de hablar con Manuel y ser ignorado, tomó una botella de agua , la abrió y posteriormente mojó el rostro del chico.

- Despierta niño, papi no te sacará de aquí. Te hemos sorprendido asesinando a un hombre en un estacionamiento. Deberías estar agradecido, te estamos dando la oportunidad de que relates por que lo hiciste -.

- Quiero hablar con el inspector jefe Ricardo Valdés, él trabaja en este precinto - Dijo el muchacho con voz entre cortada.

- Imbecil - gritó uno de los oficiales.

Después de eso el inspector Ricardo Valdés entró rápidamente a la habitación.

- Inspector Valdés, ¿Qué hace aqui?

- Señores, gracias por su trabajo, pero ahora me haré cargo del muchacho, pueden retirarse, su trabajo aquí ya esta hecho - indicó el inspector señalando a su vez la puerta de salida.

- No tan deprisa - menciono uno de de los oficiales - es nuestro trabajo procesar al muchacho, no puede entrometerse en nuestro trabajo, este relacionado en el caso o no.

- No estoy relacionado en el caso y no los estoy interrumpiendo. Solo quiero que este chico conteste unas preguntar, como inspector, es mi trabajo recuperar la mayor información del caso posible, así que tomen esto como un merecido descanso, tomen un café y relájense, su caso es también mi caso ¿de acuerdo?

Los oficiales, viendo la pronta respuesta del inspector accedieron a la petición y optaron por seguir las indicaciones. Ya una vez estando solos en la habitación el inspector tomó asiento, colocó su termo de café sobre la mesa, puso sus manos en su rostro, acariciando su áspera barba, y ya una vez respirando hondo, decidió iniciar con la conversación.

- ¿Te hicieron daño? - preguntó.

El muchacho lo negó con la cabeza.

Mira, Carlos es mi hermano menor, imagino que ya te hablo de mi. Hace dos horas habló conmigo, dijo que tenias que hablarme a mi, que debía escuchar tu historia, que es probablemente la última pieza de este complicado rompecabezas. Ahora, quiero que me cuentes como pasó todo, y si eres honesto y me relatas la verdad, puedo defenderte y hacer lo posible para poder sacarte de aquí. Así que necesito que me mires a los ojos y me cuentes que pasó desde el inicio.

- ¿Desde el inicio, eh? bueno, todo empezó con una ruptura amorosa, la mia.

Era Julio, estábamos terminando el semestre en la universidad, mi ex novia, Katia, quería espacio y no involucrarse seriamente con alguien, al parecer jugó conmigo todo este tiempo, así que, al ver que no valía la pena insistir, deje lo que estaba haciendo y me retire de la universidad triste, literalmente hablaba con Dios, le reclamaba, mi familia me enseñó que no debía discutir con Dios, qué el permite las cosas por una razón, así que para mi el discutir con Dios era un acto de rebeldía. Al final subí el puente que esta sobre la universidad, me recargué en el barandal y miré los carros pasar, por un momento, pensé en saltar, y no por "emo" o por dramático, sino solo por fantasía, solo por pensar ¿qué pasaría si lo hiciera? es decir, ¿quién me extrañaría? mi madre se divorció de mi padre y el ya se volvió a casar y tienen ahora un hijo, yo salgo sobrando en la casa, cuando hablé con mama por ultima vez supe que estaba consumiendo drogas nuevamente.

 Honestamente, si no fuera por las becas que persigo cada seis meses yo no estaría haciendo la universidad, vivo con la finalidad de estudiar y poder tener la oportunidad de ser autosuficiente, de no depender de nadie, pero, de vez en cuando, fingir que estoy bien suele verse tan falso, que hasta yo estoy cansado de eso, quizá piense que debo odiarme, pero, no o bueno, yo no me odiaba, ellos me hicieron odiarme.

Mientras meditaba en todo esto, una chica de suéter azul, con un gorro que le cubría su cabello rojizo (ondulado y enredado) se asomaba por el puente de la misma forma que yo, y por como veía los autos pasar, noté que, al igual que yo, se planteaba el mismo escenario hipotético. Su mirada se veía decaída, me miró a los ojos y pude ver que los suyos estaban cargados de lagrimas. Ella me sonrió, como si con la mirada me dijera "no te preocupes, estoy bien", yo, mientras tanto, mantuve la mirada de nuevo en el paisaje; Sin embargo, me sentía extraño, así que me acerque, la salude y le pregunté si quería un frappé, a lo que ella accedió sin pensarla demasiado. Quizá ella quería, al igual que yo, escapar de la realidad por una noche, pero no pensé que esa noche cambiaría la vida de ambos, en un muy mal sentido.



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⏰ Última actualización: Sep 09, 2021 ⏰

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