-Yoongi nunca había sido fanático de las cosas dulces, odiaba su sabor empalagoso, pero ese chico con olor a algodón de azúcar daba vuelta su mundo y producía cosas que jamás había sentido.
-Jimin nunca había sido consiente de su belleza hasta que l...
Yoongi se encontraba acostado en su recamara mientras hacia rebotar una pequeña pelota contra el techo de su habitación, eran vacaciones de verano y realmente no había nada divertido que hacer su mejor amigo hoseok había ido a la casa de sus abuelos y su hermano menor jungkook había salido con su novia, una de tantas cabe decir, yoongi dejo salir un suspiro y se levanto de la cama, bajo las escaleras, calzándose sus zapatillas, tomo su billetera, llaves, listo para salir.
Una vez fuera se pregunto qué podría hacer, tal vez tomar un helado, negó de inmediato ante la idea, odiaba las cosas dulces con todo su ser, no les veía la gracia, eran empalagosas y hasta llegaban a producir malestar estomacal y qué decir de los colorantes y aditivos que contenían las cosas con azúcar, de solo pensarlo de daba asco, con razón su hermano le decía amargado, cruzando la calle observo el nuevo café que se había abierto, un americano helado sonaba bien con este calor del demonio, sin esperar más ingreso al lugar y al instante se paralizo, un olor a melocotón y algodón de azúcar invadió sus fosas nasales, empalagoso pero delicioso, de inmediato dirigió su mirada hacia el lugar de donde provenía esa fragancia que lo tenía aturdido sus ojos conectaron con el ser más bello que haya visto alguna vez en su vida sin exagerar, era hermoso, ese cabello rubio que se veía tan suave –yoongi quería acariciarlo-, esa preciosa sonrisa, ese pequeño cuerpo lleno de curvas –demasiado peligroso para la imaginación de cualquiera-,esos ojos pequeños que asemejaban a dos rayas y sin olvidar esas esponjosas mejillas que deban ganas de morder. Yoongi al darse cuenta de cuanto tiempo se había quedado parado acosando con la mirada al chico, reacciono y con paso lento –característico de él- se sentó en la mesa más alejada del lugar esperando ser atendido.
Buenas tardes mi nombre es jimin y por falta de personal seré su mesero hoy –una voz dulce tal como su fragancia resonó en la cabeza del castaño, haciéndolo por acto reflejo levantar su mirada, ahí estaba ese precioso algodón de azúcar regalándole una sonrisa exclusivamente a él-
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