Ca 1 La tercera es la vencida.

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—Hola papi—Hablo mirando a mi padre dulce. Me siento en la mesa.

—Torpe, mira lo que haces—Habla este señalándome con su dedo la mesa que esta toda llena de salsa para pizza. Miro mis pantalones todo manchados y ruedo los ojos—Prepara tus cosas. Hoy no vamos.

Lo miro Triste, este evita mi mirada y sigue preparando él desayuno que se basa en unos huevos fritos con tocino y jugo de baraja. Subo a mi habitación y cambio mis pantalones. Hago lo que mi padre me había mandado y comienzo a empacar la ropa. Definitivamente extrañaría esta casa.

Después de estar mucho rato empujando la estúpida maleta para que cerrara, (ya que toda mi casa no entraba en esta), decidí no seguir empacando, toda la ropa que traía aquí son faldas cortas, camisetas que llegas hasta mi ombligo y shorck. Cuando nos mudamos todo esto cambiara y seguramente me compraran ropa nueva. No dudo en pensar que pareceré una monja. Suspiro sentándome en la cama.

¿Porque papa se postulo para ser presidente?. Pregunto para mis adentros.

<< Tarada allá estarás mejor que aquí. Responde mi yo interno. >>

Callare perra, tu solo te quieres ir porque te compraran ropa y estarán todo él tiempo pendiente de ti.  Le respondo estúpidamente ya que si la llamo así prácticamente me estoy insultando a mi misma.

<< Es malo querer tener un poco de atención, solo disfruta lo que pasara y ya. Suspiro escuchando lo que dice la estúpida mini-yo >>

Ya hace varios meses que papa se postulo para ser presidente de los Estados Unidos. Al principio me pareció algo divertido y no le di importancia, eso era lo que quería mi padre, no lo cuestionaría, pero aquí hablando entre nos, pensé que no ganaría él cargo... Pero si lo hizo, y aquí estoy. Este sera mi ultimo día ¿normal?, que tendré de ahora en adelante.

Baje las escaleras con mi maleta casi vacía ya que solo empaque una camisetas que me había regalado mama, unos cuantos pantalonsillos cortos y algunas fotos que tengo. Mi padre me mira sonriente y me señala para que me siente en la mesa, hago lo que me pide y sin perder tiempo comenzamos a desayunar. Hablamos sobre cosas triviales, papa no paraba de decir que me encantaría la casa nueva, solo asentía a todo lo que me decía sin darle importancia.

—¿A donde vas?—Pregunta mi padre ya que me había levantado de la mesa y me dirigía basta la puerta.

—Veré a Javier, supongo que después de esto nunca mas lo volveré a ver—Cierro los ojos y pongo una mano en mi pecho dramáticamente—El estará muerto para mi, de ahora en adelante necesito estar con personas de mi clase y seré toda una fresa—Papa ríe a carcajadas. Lo miro con asco.

—No exageres, no seras una fresa ya calmate, podrán hablar por llamadas y mensajes—Trata papa de calmarme, pero no lo hace.

—Oh, recuerda me hablar con Jhonas de esto, necesito decirle que..

—No, ya yo le dije—Habla papa nervioso—El dijo que no era necesario, que estaba muy ocupado pero que cuando pudiera te llamaría—Papa traga en seco, ¿asustado?. Iba a preguntarle porque estaba tan nervioso, pero cuando iba a hablar este también hablo—¿Compraste lo que te dije?.

Diablos.

—Pu-pues—Trato de pensar que excusa puedo poner pero papa me mira frunciendo él ceño.

—Ve ahora—Ordena. Suspiro, no puedo desobedecerlo.

Papa tiene dos semanas diciéndole que compre ropa interior ya que él no puede hacer ese tipo de cosas. Pero vamos, no es para tanto, además es extraño salir sola a comprar esas cosas, mas bien incomoda. Suspiro, tomo la tarjeta que estaba sobre la mesa y salgo de la casa.

( ... )

—¿Ya me dirás a donde iras?—Pregunta Javier de chismoso. Lo había llamado para que me llevara hasta él centro comercial, pero es obvio que no le dije que iba a hacer.

—¿Para que quieres saber sonso?—Ruedo los ojos, este no se quedara tranquilo así que no me queda de otra—Iré a comprar cosas de chicas.

—¿Desde cuando eres mujer?—Pregunta. Le doy un golpe en la cabeza, pero rápidamente me arrepiento ya que este se encuentra conduciendo.

—¿Tengo pelotas?—Pregunto. Javier sonríe y mira mi entre pierna.

—¿Que te pasa Joy?—Me mira confundido—Tu nunca tuviste secretos conmigo, ¿porque me ocultas cosas?—Este se nota muy afectado.

—¡Esta bien!. Iré a comprar sujetadores, ¿va?, ya te lo dije—Confieso, Javier ríe.

—¿Eso era?, ¿tanto misterio para eso?—Sonrío. Es algo tonto lo se.

—!Javii¡—Chillo su nombre como toda una chica fresa. Asqueroso. Este ríe.

—Esta bien. Pero por él amor de Dios Joy, comparte un sujetador de encaje no de dibujitos tontos de niñas—Lo miro confundida.

—Como sabes que uso..—No termino de hablar buscando una razón lógica —¿¡Estabas mirando mis tetas!?.

—¡Lo siento ok!, pero dime a ver, ¿quien no mira tus tetas?—Pregunta molesto Javi—¡Maldición Joy odio que te miren así!—Grita de verdad furioso.

—Nadie me mira las tetas estúpido, deja de hacerte ideas en ese cerebro de maní que tienes—Hablo molesta señalando su cabeza.

—Que no me hago ideas nada, Joy, aveces ni usas brasier y uff, tus tetas se ven de maravilla. En realidad no dejas mucho en que penar—Javi me mira las tetas y muerde su labio inferior.

Este estaciona él vehículo y rápidamente salgo, siento que me dice algo pero no volteo y sigo caminando. Consigo la estúpida tienda donde venden cosas para mujeres, entro sin avisar y noto que habían algunas chicas que parecían de mi edad, también habían otras chicas que al parecer venían con sus madres, suspiro.

—¿Compraras algo o solo vienes a ver?—Pregunta una chica a mi lado. La miro frunciendo él ceño. No respondo—¿Podrías ayudarme?—Pregunta la chica, se ve algo nerviosa. Pensé que trabajaba aquí por la pregunta de hace unos instantes, pero creo que no.

—¿Que quieres?—Pregunto.

—Es que, pues yo..—Esta traga saliva—Pareces una chica de mi edad, y pensé que me podrías ayudar a elegir algún sujetador.

—¿Porque no vienes con tu madre?, seguramente ella sabe mas de estas cosas que yo—Hablo sincera ya que de verdad se muy pocas cosas sobre los sujetadores. La chica permanece callada.

No quise preguntarle más nada, si no vino con su madre fue por algo y no quería incomodarla. Al final la termine ayudando y diciéndole cuales eran los sujetadores que debía comprar ya que no todas las marcas son buenas. Al terminar por fin fui hasta la casa.

Tuve que tomar un taxi que por alguna razón me cobro mas de lo que debería. Al llegar a casa mi padre se encontraba en la sala sentado con sus maletas al costado de sus piernas, este tenia mi maleta en sus manos mirándola sin entender. Cerré la puerta, papa se sobresalto un poco.

—¿Porque tu ropa no esta en tu maleta?—Su cejas están tan unidas que parecían una sola. Eso no es buena señal.

—Sabes como me visto, igual allá me compraran ropa de monja—Hablo tratando de explicar.

—No te compraran ropa de monja, solo te vestirán decente como Orianny—Río sarcástica recordando a la hija del mejor amigo de mi padre.

Una rubia ojos azabache, usa lentes, pestañas exageradamente largas, piel como la mía, (muy blanca), casi siempre lleva una coleta de caballo. Es la niña perfecta según toda la guardia de honor, (la guardia de honor son todos aquellos que cuidan y ordenan que hacer a la familia del presidente). Sus palabras exactas fueron; Orianny se convirtió en una damita y tu te convertirás en una también.

Orianny siempre esta vestida con ropa que cubre exageradamente su cuerpo y usa faldas. ¿Que adolescente que tiene lógica común usa faldas abajo de la rodilla?, solo las monjas. Orianny tiene un carácter fuerte, es una niña mimada. Su padre es todo un freso y obviamente ella es una fresita. De tal palo tal astilla.

—Papa Orianny es una fresa, y no me quiero vestir como una monja—Hablo cruzándome de brazos.

—Ella no es una fresa, es una damita y..—Papa no termino de decir ya que una limusina negra se estacionó frente a la casa—Al auto, ya —Ordena papa saliendo de la casa.

Miro por ultima ves la casa, corro hasta mi habitación y sonrió recordando las tantas veces que no podía dormir en este lugar. Bajo y cierro la puerta. Entro a la limusina donde se encontraban unas personas que no conocía. Habían tres hombres y dos mujeres. El auto comenzó a arrancar. Al parecer él dentro de atención era yo ya que todos me observan cautelosos. Rudo los ojos.

—Las damas no hacen eso con los ojos—Habla la señora de unos cuarenta y tangos años cabello castaño. La miro, sonrió y saco mi dedo medio.

—¡Dios mio!—La señora se persignó y me miro furiosa.

—Esto será más difícil de lo que pensamos—Habla la otra señora a su lado. Esta se ve un poco mas joven y su cabello es color chocolate. Al parecer trataba de ocultar una risita.

Me concentraba en mirar por la ventanilla de la limusina. Después de unos minutos en silencio y una mirada molesta de mi padre hacia mi los hombres que estaban en mi frente comenzaron a hablar con mi padre de cocas que hay que cambiar de ahora en adelante y cosas que debe hacer.

( ... )

—Esta sera tu habitación de ahora en adelante. A las siete bajas que estará la cena preparada y lista. Te vistes presentable—Habla la señora de cabello castaño dejando mi maleta a un lado de la puerta.

Suspire girando la manilla. Estoy segura que desde ahora en adelante ella y yo no nos llevaremos bien. Abrió mi boca mostrando una muy grande "o" al ver la habitación.

Que mierda.

Toda era color rosa. Pero no un rosa chillón si no un ropa pastel como de princesa. Había una cama muy grande con sabanas rosas una mesita de noche a su lado y una lámpara. Dos puertas que supongo una era una del baño y la otra del armario hacían un juego de colores estúpido que simplemente era; rosa oscuro, rosa claro, rosa natural. Mire y también había una ventana.

¡Oh no!. Corro hasta la ventana donde estaban unas cortinas. Las arranco de un halón, comienzo a quitar las sabanas de la cama y toda cosa rosa que se pusiera arrancar de las paredes. ¡No seré una fresita como Orianny!, ¡agg!, hasta su nombre es de fresa.

Arregle mis cosas en él muy gigantesco armario. Como solo traje pocas fue fácil acomodarlas. Comencé a sacar todo al pasillo, (con todo, me refiero a las sabanas, la mesa de noche y las cortinas de la ventana), nadie estaba al rededor así que lo agradezco. Trate de sacarla la mesa pero al hacerlo me caí de ponpis. Siento la mirada de alguien y volteo.

—Señorita Joy, ¿que esta haciendo?—Pregunto la señora de cabello chocolate que vi en la limusina. Me levanto y la miro cruzándome de brasos. ¡Oh si!, estoy a la defensiva.

—Mi habitación no se convertirá en la de Orianny—Hablo tratando de mover otra ves la mesa. La mujer suspira.

—Si la Sr. Müller te ve haciendo esto, ¿sabes lo que te hará?—Bufo al escucharla, ruedo los ojos y la miro retándola con la mirada.

—Mira, no seré una fresa ¿ok?, ya vete me distraes—Hablo tratando otra ves de cargar la mesita. Estúpida mesa que tienes dentro, esta muy pesada.

—No soy tu enemiga—Habla la señora caminando. Creo que sus tacones lo escucho la mitad de los Estados Únicos—Hay personas que pueden hacer eso por ti.

No le preste atención y seguí con mi misión de sacar toda esta porquería de mi vista. Llegue al parecer a una pequeña lavandería donde habían muchas mujeres que al verme me sorprendieron. Pregunta si tenían sabanas negras o azules ellas solo dijeron que habían de todos los colores. Así que logre que me dieran algunas.

Llegue a la habitación, comencé a ordenar las cosas que me habían dado, también pedí ayuda de un hombre que estaba en él lugar para que me diera otra mesa de noche que no estuviera de color rosa. Estuve muchas horas pensando donde colocar las fotos que traje de la casa. Quiero sentirme cómoda.

Falta media hora para cenar. Entre a la habitación de la ducha donde agradezco que no haya nada rosa, todo esta completamente blanco y algunas cosas estaban color negro o dorado. Debo admitir que no estaba nada mal, es lo único que me gusta de este cuarto.

Después de unos veinte minutos en la ducha comencé a arreglarme. Busque entre mi ropa un shorck exageradamente corto color blanco, una camiseta muy ajustada que me llegaba mas arriba del ombligo color celeste, busco unas converse blancas.

Comencé a peinarme y sin darle importancia deje caer mi cabello a lo largo de mis hombros. Me sonrío a mi misma en él espejo y sin mas salí de la habitación para bajar las escaleras y dirigirme a la cocina. Me perdí ya que no conozco esta casa pero unas mucamas me indicaron donde se encontraba la cocina.

Hice lo que las chicas me ordenaron y entre a la cocina. ¿Que es esto?. Mire a todos confundida. Había una mesa redondeada donde se encontraban absolutamente todos, esto es exageradamente demasiado elegante, parezco una prostituta delante de ellos, genial. Al parecer se dieron cuenta de mi presencia y me miraron.

Mis manos comenzaron a sudar. No me gusta que él centro de atención sea yo. Ahora es él momento donde deseo que la tierra me trague. Sonrío nerviosa. La mujer de cabellos color chocolate me mira tierna, pero la mujer que al parecer él la Sr. Müller me mira furiosa.

—Llegas cinco minutos tarde—Habla la Sr. Müller. Miro a mi padre y este tiene su cabeza baja, su mano estaba en su frente. Esto no es bueno, cuando papa hace eso es porque esta avergonzado o decepcionado.

—Lo siento—Hablo sentándome en la única silla vacía que era al lado de la mujer que todavía desconozco su nombre.

La comida estaba servida. Era algo que desconocía pero no creo que valla a morir por comer esto así que tome un tenedor, me dispuse a pinchar la comida cuando siento un codazo. Alzo mi vista y todos me miraban. ¿Otra ves?, es enserio. ¿Y ahora que hice?. Les sonrío levemente a todos sin entender.

La Sr. Müller se levanto arrebatándole con disgusto él tenedor de las manos y poniéndolo en su lugar. Se volvió a su haciendo y miro a todos sonriente. Esta comenzó a dar un pequeño discurso de no se que, yo solo me concentraba en mirar a papa, este no se veía muy contento, tampoco estaba furioso, se veía triste.

Segundos después todos agradecieron por la comida y comenzaron por fin a cenar. Sentí un codazo, me volteo, miro a la mujer que me hace señas para que coma, obedezco y comienzo a pinchar lo que sea que este en mi plato para seguido dirigirlo a mi boca y masticarlo.

Al cabo de unos minutos terminamos de cenar. Me levante de la mesa para irme cuanto siento que alguien se aclaro la garganta. Me voltee y mire a la Sr. Müller, este me miraba furiosa, la miro sin entender, le regalo una si risa. Esta se levanta de su asiento y nos anuncia con un tono de vos chillon que en unos segundos vendría el postre.

Vale, vale, la tercera es la vencía, ya la he regado lo suficiente. Miro a papa y este se encuentra en la misma posición de hace unos segundos. Avergonzado. Le sonrío leve pero este solo me mira neutro. Todos comimos él postre, espere a que todos se levantaran de la mesa y hice lo mismo. Por fin me podía ir a mi habitación.

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Solo quiere bailar sola ♪♪♪(El que sepa cual que la siga en su comentario)

Primer cap.¡Jeip! :3 Si decidiste leer él libro espero que te guste, prometo que reirás de ves en cuando.

Posdata: ¿Soy la única que siempre la tercera es la vencida para darme cuenta que lo estoy haciendo mal?

Comenzó de espacio publicitario (●__●)

Aparte de gafa, torpe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora