Punto de Inflexión

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Para Carmen (@agoneysehapasao), de tu amiga invisible, espero que te guste y se acerque a lo que querías. 😊 Feliz Navidad 💜💛

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23:55.

Cinco minutos más, que ya serían tres, y se iba a casa para terminar esta gran Noche Buena durmiendo sólo en su piso en mitad de Barcelona.

No pudo evitar soltar un suspiro frustrado. Lo que daría por estar en su casa de Canarias, en paz, con su familia... pero necesitaba el puto dinero.

23:57

Ni que fuese a venir nadie a estas horas en Noche Buena.

Se dispuso a cerrar la tienda, y estaba a punto de salir cuando una cabellera rubia entro prácticamente volando por la puerta.

Y si no fuese por las pocas ganas que tenía que estar ahí, se habría quedado anonadado con el chico que se le puso enfrente.

—Perdone, pero vamos a cerrar ya.

—Son... y 58, y es sólo un momento si no le importa —el chico rubio levantó la mirada, estaba completamente rojo, diría que de correr, pero algo le hacía pensar que también había algo de frustración en el tono con el que hablaba.

Poniendo los ojos en blanco y concienciándose de que poner mala cara no le serviría de nada, cedió.

—¿Qué quiere? Venga, deprisa.

—Necesito devolver esta chaqueta y que me devuelvan el dinero.

Él se lamió los labios, armándose de paciencia.

—Y eso no puede esperar... ¿A mañana?

—Mire —El intruso se inclinó hacia delante para poder leer la chapa que adornaba la ropa del canario—. Ago... Agoney. Quiero devolver esta dichosa chaqueta antes de que ahorque a alguien con ella, ¿vale?

—Qué humores, muchacho. Trae. —Estiró la mano y el chico le pasó la chaqueta.

Comprobó la etiqueta y la marca, entró en el servidor y puedo jurar que lo que vio se sintió como una losa a su espalda. Bueno, puede que sea un poco dramático, pero sintió que el chaval no iba a estar conforme con la respuesta que iba a darle y eso lo iba a pagar con él.

—No te devuelven el dinero, sólo te puedo dar un vale por el precio de la chaqueta.

—¿Cómo?

—Es lo que pone aquí, lo siento.

—Y una mierda.

—El vale o la chaqueta —respondió aún paciente.

—No me creo que me de tantos problemas una putísima chaqueta, es que no me lo creo.

—A ver, que tampoco es tan fea.

El rubio dejó de hablar consigo mismo y le miró con las cejas alzadas y cara de pocos amigos.

—Claro que no es fea, la escogí yo, pero dime tú... ¿Qué cojones harías... con una ¡Puta chaqueta! Que le ibas a regalar a tu novia justo antes de enterarte de que —hizo una pausa dramática— ¡Te estaba poniendo los cuernos!

00:05

Y no tenía ni idea de qué contestar ahora.

El silencio en el que se habían sumido era bastante incómodo, pero se interrumpió por un pitido y un pequeño estruendo, que extrañó al rubio, pero enloqueció al moreno.

—No. NO, NO, NO —exclamó Agoney, haciendo que el otro chico le mirase como si estuviera mal de la olla—. NO ME JODAS.

—¿Pero qué coño pasa?

Bendita y estupida magia de la Navidad {Ragoestaciones I}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora