INEVITABLE

CAPÍTULO 2

DAYANA:

Al día siguiente.....

-¡Dayana!

Flashes

Mas gritos desesperados.

Mucha oscuridad.

Y entonces me desperté pero no abrí los ojos ya que estaba acostumbrada a esa pesadilla. El sol acompañado por un aire demasiado frío para mi gusto entraron por la ventana impactando en mi cara directamente. Intente luchar contra el desvelo y volver a los brazos de Morfeo, pero como siempre una vez que te desvelas, no vuelves a coger el sueño.

Abrí los ojos de golpe y la luz me dio de lleno. Tuve que cubrirme la cara con el antebrazo mientras me incorporaba en el colchón lentamente. Cuando volví a recuperar la vista, bostecé escandalosamente y me quedé mirando al frente fijamente. Mi espejo me devolvía una imagen de mi que no me gustaba para nada.

Tenía los rizos pegados a la cara y los labios hinchados y secos. Las ojeras hacían ver a mis ojos pequeños. Y lo mejor de todo, las pecas esparcidas por todo mi rostro me daban una imagen muy infantil para mi gusto. Tampoco era muy mayor, tenía diecisiete años.

La verdad nunca me paré a pensar a quien me parecía, porque sinceramente a nadie de mi familia que haya visto hasta ahora le veo rasgos míos. Mi padre dice que me parezco a mi madre, pero no estoy segura.

Mi madre murió en el parto y desgraciadamente hubo un incendio en nuestra antigua casa de campo que destruyó todo recuerdo y fotografías de ella.
Entonces nunca la he podido llegar a ver de ninguna manera. Quiero creer lo que dice mi padre, pero aun así tengo esa incertidumbre y creo que siempre la tendré.

De él no he sacado ni el color de ojos. Siempre que hay reuniones familiares y sacan el tema, hay dos reacciones: están los que se ríen y los que recuerdan y añoran momentos pasados. Yo nunca digo nada , solo ruedo los ojos y fuerzo una mínima sonrisa.

Cuando me quise dar cuenta llevaba media hora en la misma posición y ya me empezaba a incomodar la postura. Salí de la cama y con paso recto fui hacia el espejo directamente para mirarme mejor. Con una mueca de desagrado fui hacia el baño.

Ya allí encendí la ducha y me empiezo a despojar de la ropa rápidamente. Después de una ducha rápida de diez minutos con el agua casi ardiendo, salí casi corriendo y volví a la habitación sin nada encima. Abrí la puerta de mi armario y me adentre en Narnia. Había prendas de distintos colores y patrones por doquier.

No se para que tenia tanta ropa si era la chica mas sencilla que podrías conocer en cuanto al vestuario. Entre tanta lentejuela y vestido encontré mis hermosas sudaderas. Digamos que no era ni muy femenina ni una machorra, tenía mi estilo propio. Casi todas la sudaderas eran de hombre y las tenía que comprar a escondidas de mi padre.

Cogí una sudadera bastante ancha de color negro y un jean pegado de color azul claro. Me puse mis botas favoritas y deje la mochila preparada para después. Frente al espejo me seque la melena rápidamente. No me puse ni una gota de maquillaje.

Cogí la mochila y salí tranquilamente al pasillo. Papá se iba a trabajar a las seis de la mañana y me quedaba sola en casa hasta las ocho o nueve de la tarde.

No tenía hermanos con los que chincharme o reírme. No voy a mentir, me sentía muy sola. Sentía que me estaba ahogando lentamente sin alguien ,al que no podía recordar de ninguna manera posible. Mas de una vez me duermo llorando sin motivo aparente.

Sentía que inconscientemente alguien me necesitaba y sentía lo mismo que yo. Nunca e querido pensar demasiado en ello.

Se lo comenté una vez a mi padre de soslayo. Lo único que me dijo es que era cosa de la edad y que los adolescentes éramos ,la mayoría del tiempo, unos incomprendidos. Me molestó ese comentario y no volví a sacar el tema.