Cap 1. Juego de niños.

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2 semanas antes de Nochevieja.

Agoney se despierta con la respiración levemente agitada y con el cuerpo envuelto en sudor. Desde comienzos de año cada jueves del mes una pesadilla le quita el poder de descansar sus horas necesarias y, aunque lleven ya 12 meses de 2018 no consigue acostumbrarse a las imágenes que envuelven su noche. Están borrosas, el suelo parece mojado y hay ruido y varias luces.
Decide no darle muchas más vueltas y se levanta, hace frío en su piso y maldice al recordar que no había puesto el automático de su estufa para que se fuese calentando. Resopla y lo enciende. Sin mirarse al espejo abre el grifo de la ducha, se desviste mientras el agua se tiempla y se mete dentro, dando por iniciado su día.

Una vez desayunado y vestido vuelve a maldecir por segunda vez aunque, en ese momento, maldecía a su querido amigo por haberle hecho madrugar. Porque si, levantarse a las 11 a.m estando ya sin exámenes, con vacaciones y sin estrés en el cuerpo iba Alfred y le hacia madrugar cuando Agoney tan solo quería dormir hasta la hora de comer pasadas. En eso se basaban sus navidades cuando no iba a Tenerife.
Se mira al espejo antes de salir, revuelve sus rizos y se coloca su viejo abrigo negro. Sale del edificio y entra al coche dirección casa de Alfred para ir a un pueblo a ver puestos navideños.

[...]

Raoul sale del edificio, resoplando de forma automática su flequillo. Su mirada se dirige a un coche que arranca y hunde sus manos en su abrigo. Emprende su camino con paso rápido hasta el aparcamiento para viajar hasta la academia, a él no le gusta la idea de que todos sus amigos hayan acabado ya las clases y él deba continuar una semana más. Adora a Mamen y sus clases, muchísimo más que las de su antigua profesora y las de su antigua carrera, pero no puede evitar sentir envidia de que sus amigos se permitan esas horitas durmiendo que a él le faltan debido al insomnio. Cuando llega al edificio sonríe, porque aunque ellos ya han acabado, no tienen la suerte de tener a Mamen en su vida. Abre la puerta y agradece el calorcito, va a la clase a la que ha asistido un año y 3 meses y saluda a Mamen con fuerza y cariño.

-¿Te pone muy feliz la Navidad verdad niño? -pregunta con cariño sentada sobre la mesa.

-No lo sabes tú bien Mamen. Ver todo de luces año tras año me recuerda a la niñez con mi familia, aunque soy consciente de que no todos la disfrutan por situaciones familiares o económicas por ejemplo. -Mamen lo mira con una sonrisa ladeada mientras asiente- Me encantaría tener la capacidad de ayudar a todos a tener unas navidades felices, y una vida, con un simple chasquido.

-Ay mira, no me menciones los chasquidos que ayer vi infinity war con Laura por segunda vez y no podía dejar de llorar.

Raoul ríe al imaginarse a su profesora y amiga llorar con el desvanecimiento de los personajes.

-Estoy segura de que harás cosas muy grandes en el futuro Raoul. -el chico se limita a asentir, recordando la cantidad de veces que le había dicho eso la rubia, desde el primer instante.- Oye, ¿qué con Xavi?

-Ahí vamos, aún no tengo muy claro que somos.

-Siempre que seáis felices es lo que importa, no siempre se necesitan etiquetas. Quizá empiezas el año con novio nuevo. -la mujer le guiña el ojo y saca su libreta mientras el chico le sonríe.- Bueno venga, empecemos que se nos echa el tiempo encima.

Empieza a explicarle como será su último examen del trimestre y hacen el repaso.
Raoul adora sus clases porque son prácticas y explica todo con muchos ejemplos y esquemas. Además de que la mujer siempre le pone fáciles las cosas con esa sonrisa y ese positivismo que siempre lleva encima. Se admiran mucho mutuamente y encontraron un amigo en el otro.
Raoul sabe, o cree saber, lo muy orgullosa que se siente Mamen de él, de lo mucho que ha avanzado en un año y de lo rápido que aprende. Pero lo que el catalán no sabe es que Mamen aún tiene guardado el poema que se le cayó una vez de su cuaderno. Mamen se quedó fascinada ante el talento del muchacho y lo mantiene en un corcho para cuando su apreciado alumno se gradúe. Se lo dará y le recordará otras 100 veces que debe seguir adelante con todo lo que se proponga.

El hilo rojo del destino. RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora