Epílogo.

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NOTAS PREVIAS: Favor de leer con atención las notas y advertencias en la sinopsis / descripción de esta historia: Puede contener escenas de muerte, sexo, consumo de alcohol y/o violencia. No recomendadas para menores de edad; se recomienda discreción.

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EPÍLOGO.

Venganza.

Unos meses después...

Dafne miró al pequeño que dormía plácidamente en su cuna; Duncan había resultado ser un niño bastante inquieto, tenía una mirada astuta y todo el tiempo quería estar rodeado de gente, se aburría fácil estando solo.

Tocaron a la puerta de la habitación y luego Beatriz se asomó con una sonrisa, luego movió los labios para decirle de manera muda: ¿quieres un poco de té?; pues sabía que si Duncan despertaba sería difícil hacerle dormir de nuevo.

Dafne asintió y cerró el cajón del tocador con llave antes de ir fuera de la habitación.

Ahora era Beatriz quien tenía un abdomen abultado, iba a tener a su primer hijo y aún no decidía el nombre, aunque estaba muy entusiasmada por hacerlo pronto.

Dafne aceptó la taza de té, no era su favorito, pero podía tolerarlo. Charlaron un poco sobre cosas de bebés y resolución de dudas que Beatriz tenía sobre los síntomas del embarazo, a pesar de que el médico Enrique le atendía.

Dafne se obligó a mantener una charla cordial con la esposa del ahora líder de la manada; pues, aquella noche, cuando hubo el ataque, muchas vidas se perdieron; incluyendo la de su padre, los padres de Adolfo y la de Héctor. Otros soldados y habitantes habían desaparecido, como George. Ahora, algunos meses después, Dafne sentía como si hubiera sido ayer, extrañaba a su padre y a Héctor; el balbuceo de Duncan antes del amanecer era lo que le daba la fuerza suficiente para iniciar otro día. Pero esa mañana en particular se sentía mal, porque había releído la carta que Fernando dejó.

—¿Sigues pensando en ello?— la pregunta algo fuera de lugar por parte de Beatriz le hizo mirar al frente, pues su cabeza había estado gacha.

—¿Pensando en qué?

—En el ataque y en Héctor.

—Sí— ¿para qué negarlo?

—Deja de atormentarte— Beatriz le tomó el antebrazo con suavidad y empatía, —no fue culpa tuya.

—De alguna manera yo fui respons...

—No, no— Beatriz negó con la cabeza, —algunas decisiones fueron tomadas esa noche, hubo consecuencias y eso es todo.

Dafne frunció el ceño, —claro, como tú saliste ilesa— lanzó con amargura.

Beatriz le soltó, y se sentó mejor, pegando la espalda a la silla.

—Yo, lo siento— se disculpó Dafne cuando notó el tono de su propia voz.

—Está bien, tienes razón; solo tú sabes cómo fue y nadie puede juzgarte por ello, solo creo que estás siendo muy dura contigo misma; deja de atormentarte y piensa en las cosas buenas que quedaron, en Duncan y en que de alguna manera hay una parte de Héctor en él.

Eso tenía mucho sentido; Dafne le dio un último trago al té y se disculpó de nuevo para retirarse a la habitación que compartía con Duncan, pues tras el incidente habían sido mudados a la casa alfa.

Dafne aún recordaba la mirada de Héctor, el beta estaba desangrándose en la orilla del estanque y había acariciado el vientre de Dafne antes de morir en sus brazos, ella a veces soñaba con esa escena y despertaba llorando; pero ahora, decidida, fue hacia el tocador y abrió el cajón, sostuvo la carta releyéndola una última vez antes de hacerla pedazos; decidiendo que, de ahora en adelante, haría lo mejor para Duncan: su hijo crecería feliz y sin sentirse responsable por lo que había sucedido, porque no lo sabría, al menos no pronto.

...

Sentado en un tronco caído y viejo, Nicholas miró las llamas, la fogata pronto se apagaría así que le echó un par de leños más y disfrutó del crepitar que inundó el ambiente. Escuchó también las pisadas del cuadrúpedo a su espalda, luego el crujir de los huesos y finalmente la voz de Fernando.

—El perímetro está seguro, pero yo haré la primera guardia, sino te molesta— dijo el joven delta.

—No hay problema— respondió Nicholas sin voltear, dándole la privacidad que el lobo necesitaba para vestirse.

—¿Hacia dónde iremos mañana?— Fernando se ajustó la chaqueta, era una noche un poco fría.

—Comenzaremos el viaje hacia el sur, según Anthony ha habido indicios de esas criaturas en esa zona.

—Bien— Fernando caminó rodeando al vampiro y tomó de su pequeña mochila un hijo color negro, el cual ató a su cuello, para luego esconder el colgante en forma de rombo dentro de su ropa.

Nicholas le miró de soslayo, pero no preguntó, siempre le veía hacer lo mismo: Fernando era muy cuidadoso con ese colgante de oro, seguramente era un recuerdo de su pareja y lo respetaba, Nick aún llevaba consigo la daga que perteneció a Joshua.

Sin decir más, Nicholas se puso de pie y se fue a la cueva que estaba cercana, allí descansaría un poco antes de tomar la segunda guardia.

Nick se sentó de nuevo, esta vez apoyando la espalda en la pared de piedra, cerró los ojos e hizo un recuento mental de lo sucedido: Meses atrás había estado en Blue Hills, donde, entre muchos otros, conoció a Emily y a Dylan, ambos cambiaforma lobo muy capaces; la manada de ese territorio tenía tecnología, células de inteligencia y elementos que se infiltrarían en diversas manadas, empresas, clanes y grupos para investigar, justo como Anthony estaba haciendo; la operación marchaba bien, pero Nicholas era "más a la antigua", él prefería viajar y observar desde la sombras, pasando desapercibido entre los territorios; por lo que después de un tiempo se despidió de la manada de Blue Hills, justo cuando Emily anunciaba su retiro temporal, pues estaba embarazada, se había casado con un sujeto llamado Max.

Siguiendo con el recuento de los hechos, recientemente había ayudado a que la manada de Rilltown no fuera devastada, eso era bueno, aunque muchas vidas se habían perdido, entre ellas la de la pareja de Fernando. Nicholas se sintió identificado con él, así que le prometió venganza: Fernando tendría la oportunidad de vengar a su pareja. Por ahora, de los afectados solo Enrique y Adolfo sabían de la verdadera naturaleza de los atacantes, y ahora también Fernando, ya que Nick le habló sobre las criaturas; que por lo visto la gran mayoría había "evolucionado", pues, a diferencia de los que enfrentó hace treinta años, estos a simple vista parecían lobos relativamente normales; excepto el que luchó contra Héctor, por eso no era de sorprenderse que el beta hubiera sucumbido.

Por su parte, Fernando no tenía verdaderamente algo por lo que quedarse en Rilltown, y si todos pensaban que estaba muerto, mejor; así que escribió una falsa despedida, una carta que dejó en su pequeña cabaña y después Nicholas le había ayudado a fingir su suicidio, dejando rastros de sangre que terminaban en lo alto de la cascada, donde todos en el pueblo pensaron que se dejó caer.

Nicholas se preguntó qué iba a ser de él cuando todo eso acabase, cuando tuviera en sus manos al responsable de la muerte de tanta gente, de la muerte Joshua; ¿se sentiría mejor? Lo dudaba, pero por ahora, durante los últimos treinta años, lo que lo mantenía cuerdo y con vida era la venganza, y aparentemente a Fernando también le funcionaría.

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ESPACIO PARA CHARLAR: Si no has leído Moonlight y Sunlight, es mejor que no leas las próximas líneas, contienen spoiler.

Nick mencionó / conoció a una cambiaforma llamada Emily que se casó con un Max, ¿recuerdan padres de quién son?

Y como vieron, Fernando no está muerto, solo anda de parranda (ja, ja, ja).

No se vayan, falta unapartado más: Mis notas de autor, allí me "explayo" con comentarios y posibles"spoilers".    

***Recuerda que la colección de libros de este Universo sigue el orden:

01. Creciente.
02. Menguante.
03. Moonlight.
04. Sunlight,
05. ¡Sam, me gustas!
06. Clear.
07. Starlight.
08. Hidden.

MenguanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora