Hailee es la culpable de que el porcentaje del espíritu navideño haya bajado. ¿Logrará Santa Bieber hacerla creer de nuevo?
portada por @cursedcharles ¡gracias! ❤️
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Después de comer mi galleta navideña que un completo extraño me había regalado y que por fortuna no tuvo efectos secundarios, eché un vistazo a mi reloj percatándome que eran casi las siete de la tarde. Mi madre no tardaría en llamarme para que regresara a casa, le había prometido ayudarla con la cena de esta noche.
—Gracias por la galleta, me ha gustado mucho —confesé —, es hora de irme, tengo que volver a casa.
El castaño colocó un puchero sobre sus labios y revisó algo en su móvil, que curiosamente era rojo. —Pero aún es temprano.
—Casi son la siete —contesté —, debo ayudar con la cena.
Frunció el ceño y rio. —Apenas darán las cinco.
¿Qué? Asombrada volví a mirar mi reloj, dándome cuenta que él tenía razón, aún era temprano. ¿Pero cómo? Hace unos segundos las manecillas estaban en dirección diferente. Tal vez me había confundido, pero juro haber visto otra hora diferente.
—Oh, es verdad —dijo algo apenada —, que torpe soy.
Saqué mi celular de mi bolsillo y lo encendí. Enseguida, un montón de mensajes comenzaron a aparecer en mi pantalla, uno tras otro, todos de mi mejor amiga Isabel.
"Hailee no te metas a Instagram."
"¡No lo hagas!"
"Bueno, seguramente ya lo hiciste."
"¡Es un patán, siempre lo ha sido!"
"Isabel envió una imagen"
"Mira el anillo, es horrendo."
"Por favor, no te pongas triste."
"Amiga date cuenta que él no te merece."
"¿Necesitas que nos veamos?"
"Te apoyo en todo, pero por favor, supéralo."
Y de nuevo recordé aquella odiosa foto del anillo de compromiso. Justin me había distraído un poco ofreciéndome sus galletas, pero la tristeza empezaba a apoderarse un poco de mí, otra vez. Solté un fuerte suspiro, atrayendo la atención del castaño, haciéndome avergonzar un poco.
—¿Todo bien, Hailee? —preguntó con suavidad, mirándome fijamente.
—No te importa —contesté con frialdad y negué con la cabeza. —¿Es más? ¿Qué sigues haciendo aquí? Vete.