jaebum; what?

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― Ete, mami. Quiedo ete ―la pequeña se colgó ligeramente de tus pantalones para llamar tu atención.

Miraste entre todos los cereales y encontraste los que solían llevar pero aun así hiciste la pregunta obligada.

― ¿Chocolate o vainilla? ―sostuviste ambas cajas y la pequeña señaló la caja café.

Echaste el cereal en el carrito y siguieron con las compras.

Mientras caminaban por los pasillos, no faltaba aquel o aquella que se volteara y las miraran a ti a tu pequeña hija. Solías llamar la atención por el simple hecho de ser extranjera pero llamabas aún más la atención de la gente cuando ibas con Yeri, quien era totalmente asiática.

Claro que esto ya no te incomodaba, se había vuelto algo tan cotidiano.

Se detuvieron en el pasillo de las sopas/pastas.

― Yeri, no te alejes demasiado ―dijiste mientras alcanzabas una bolsita que se encontraba en los estantes de arriba.

La pequeña estaba corriendo de un lado a otro del pasillo.

― Yeri ―la llamaste, pero al voltear, ya no estaba. ― ¡Yeri! Yeri, ¿dónde estás?

Aventaste la bolsa de sopa en el carrito y te dirigiste al siguiente pasillo para buscar a la pequeña pero no se veía por ningún lado.

― ¡Yeri!

Gritaste y gritaste pero no había respuesta.

El último pasillo era el de los juguetes. Tu alma te regresó al cuerpo cuando la viste.

― ¡Señorita Yeri!

La pequeña se giró y junto con ella se giró un chico.

― ¡Mami!

― ¿(T/N)?

Dijeron ambos al mismo tiempo.

Yeri volteó a ver al chico que acaba de llamarte por tu nombre: ― ¿Conoces a mami?

― Yeri, te pedí que no te alejaras, princesa.

Te acercaste a ella tratando de ignorar al muchacho a su lado.

― (T/N) ¿tienes una hija?

Suspiraste. ― Sí. Yeri, vámonos.

Tomaste la mano de la pequeña y te la llevaste hasta dónde habías dejado el carrito. Afortunadamente seguía ahí.

Ambas caminaron a la caja para pagar.

― ¡Yah! (T/N).

~

Tu pies no dejaba de moverse por debajo de la mesa y tus manos no paraban de jugar con taza que tenías frente a ti sobre la mesa. 

Mirabas continuamente hacia la entrada de la cafetería, esperando que Jaebum no se presentara. ¿Qué le dirías? O mejor dicho ¿Cómo se lo dirías?

No llegas con alguien que dejaste de ver durante años y le dices que tiene una hija. Claro que no.

― Dios, Dios, Dios.

Acomodaste tu cabello cuando lo viste entrar.

― Demonios.

Se paró en la entrada del lugar y miró al rededor durante unos segundos hasta que su mirada te encontró al fondo. Alzó su mano para saludarte y caminó hacia donde estabas.

― Hola.

― Hola ―dijiste aun jugando con la taza.

Jaebum pidió una bebida y luego platicaron durante un rato. Te contó acerca de su carrera y como había avanzado durante todo el tiempo que dejaron de verse y luego hizo la gran pregunta.

GOT7 the typeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora