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─¡Dijiste que me amabas! ¡Prometiste que nada nos iba a separar! ¡¿Y te vas así como si nada?!─El castaño no daba más de enojo, las palabras escuchadas anteriormente le habían dolido.

─Escucha, Jin, llevamos cinco años de noviazgo, fue seguro un gran tiempo de mí vida. Pero estoy cansado de vivir la misma monótona vida─El rubio frente a él quería calmarlo, quiso apoyar una mano en su hombro como símbolo de lo que creía que sería una posible amistad, pero fue arrebatada rapidamente por su contrario que empezaba a llorar con más intensidad cada vez.

─Pero, NamJoon, me dijiste que yo era tú todo─Las palabras que acabó de soltar le dolieron al rubio, pero otra opción no tenía, se había cansado de ésa vida, de todo, hasta de su no ahora novio.

─Exacto, lo eras, pero ya no─Sin más, luego de decir ésas palabras se marchó, se marchó de la vida de aquél castaño que anhelaba crear un futuro con su amor de la infancia, se alejó de aquél chico de ojos marrones que soñaba con el amor verdadero y lo fuerte que este podría llegar a ser.

Ahora, que NamJoon se había ido, ya no habría razón para seguir de pie en ésta vida ¿Verdad? Ya no había ni razón para poder respirar y seguir viviendo una triste realidad sin amor, sin felicidad y sin NamJoon.

El frío piso fue el único que pudo socorrer al joven en ésos momentos, al escuchar que la puerta de su apartamento se cerraba llevándose todo lo que alguna vez amó sólo pudo soltarse en el aire y dejarse caer.

Cayó en el piso así como una hoja cae de un arbol al estar demaciado tiempo en él, pero Jin no podía, no quería caer de aquél arbol que él llamaba vida, de aquellas hojas que el podría descifrar como amor, no quería caer a la realidad que él sólo podía describir como un mundo sin NamJoon.

No sabía que sería de su vida sin amor, tan extraño es estar sin aquél grato sentimiento en su subconsciente, tan raro era no tener motivos para salir de su apartamento a un lugar con una persona, tan anormal era no sentir los suaves toques y roces que NamJoon alguna vez le brindó.

La mañana había llegado, estuvo toda la noche sin pegar un ojo, sin dormirse, sin poder poner pausa al video-juego que era su vida y poder escaparse de la realidad. Él seguía ahí, sentado, mirando, mirando la puerta, el último objeto que NamJoon tocó.

NamJoon, NamJoon, NamJoon, NamJoon.
Idiota, estúpido, tonto, bobo... Irresistible, bellísimo, hermoso e inalcanzable NamJoon.

¿Tan fácil era de la noche a la mañana perderlo todo? ¿Tan difícil era enfocar tú mente en la vida que te rodea y no en una sola persona? ¿Acaso su relación con NamJoon merecía un final tan malo? ¿Él acaso hizo algo malo para que el recién nombrado se aleje?

Claro que él había sido un excelente novio, no habría razón para dejarlo justo así como lo hizo el de menor edad. Jin toda su vida soñó con el amor verdadero, se preparó para ser un novio excelente y bien visto ena sociedad ¿Y ésto? Por Dios, ésto lo rebajó bastante de su nivel.

[....]

Pasó una semana entera y el piso ya se estaba encariñando con Jin, quien no se había movido de ahí ni para comer, no quería moverse de aquél lugar al que socorrió cuando fue abandonando por su único amor.

Pasaron otras cuatro horas más y sus lágrimas, que habían sesado unas cuantas horas atrás, habían vuelto.

Sus mejillas rosas se llenaban de sus finas lágrimas saladas, su manos sentían el frío que llegaba por la ventana abierta, sus hebras castañas se encontraban completamente enredados, sus bellos orbes cafés sólo rogaban volver a ver a aquél rubio que robó su corazón cuando él poseía solo 21 años de edad y su enamorado tan sólo 19 años.

Rápidamente cayeron los recuerdos, recuerdos que se podían sentir no sólo mentalmente si no físicamente también. Jin recordaba las caricias, los besos, los abrazos y aquél tacto al recordarlo se sentía tan real. Parecía que NamJoon estaba ahí con él, acariciándolo.

El atardecer ya se notaba ¿Tan mal le afectaba un rompimiento? ¿Tan horrible lo hacía sentir el abandono? ¿Acaso su vida iba seguir en aquél piso? Sin comer, sin beber, sin salir afuera a tomar aire, sin ver a otro ser humano, sin que otra cosa en la tierra sepa de su existencia ¿Así iba a ser su vida de ahora en adelante?

Se tomaba ratos para decidir levantarse.

No quería.

No podía.

Pero algo arruinó sus planes.

En toda la habitación en la que se encontraba el castaño se escucharon dos golpes del lado contrario de la puerta, el castaño se quedó en silencio sólo para crearle la idea a la persona que estaba detrás de la puerta que allí no había nadie.

─Se que estás ahí, Kim SeokJin. Puedes engañar a todos, pero a mí no─Conoció aquélla voz en seguida y arrugó la nariz por hacerce idea de la razón de la visita.

Se levantó, sin ganas a decir verdad, se estiró un poco haciendo sonar su cuerpo ante los movimientos que hacía. Caminó con pereza hacia la puerta y giró con cuidado el picaporte ¿Con quién se encontró? Con nada más y nada menos que...

─¿YoonGi? ¿Qué haces aquí?─La voz y el rostro de Jin parecían entre sorprendidos y curiosos por ver al de cabellos negros, pero era pura mentira, en su interior ningún sentimiento abundaba. Aún teniendo a su persona favorita delante suyo, no podía tener felicidad.

─A nadie engañas con ésa cara, Kim─Sin esperar a que su amigo lo invite, él pasó igual. No le importaron las quejas del más alto, éso no, debía saber que rayos ocurría que no veía a Jin hace dos días.

Jin ni se inmutó, sólo miró como un zombie al contrario, por dentro entendía de que hablaba YoonGi, pero por fuera no tenía ni una pizca se emoción como para explixarlo y responderle al peli negro.

─Hombre, ni creas que voy a creerte si me dices que estás enfermo, que murió un familiar o que no tenías ganas de salir al exterior─ Volvió a hablar el más bajo en la habitación. Ésta vez con algo de enojo y con un hablar que parecería el de una madre retando a su hijo.

─Yo... Yo...─No había palabras, no había ni una palabra que describa que había ocurrido a la perfección─NamJoon─Sólo éso pudo soltar el de ojos cafés, quien al intante agachó su cabeza apenado y con talvez un poco, un poco mucho, de cansancio.

El de orbes negros sólo pudo ladear la cabeza un poco analizando aquél "NamJoon", se le vinieron miles de teorías posibles por parte de los dos Kim que, según él, aún eran pareja. Luego de unos segundos más se apoyó en una teoría y su cara neutral se convirtió en una de sorpresa extrema.

─¡¿Estás embarazado?!─Soltó sin más YoonGi, el contrario sólo pudo hacer que la sangre suba a sus mejillas en extremo contagiandoles el rojizo color─¡Le dije a Nam que se cuidara! Pero... ¡Hey! ¡Seré padrino!─

─¡¿Qué?! ¡No!─Jin estaba a punto de volverse loco─Primero: soy un hombre, Suga, no puedo estar embarazado. Segundo: El padrino sería JiMin, es mejor con lo niños que tú, aunque serías gran tío─Sonrió al pensar éso y su sonrisa contagió al contrario─Y tercero: pues... NamJoon, él, yo, bueno...─Uy, le dolía y mucho, le dolía decir aquéllo─Él terminó conmigo hace... Bueno...

─¿Desde que te quedaste aquí alejado de la sociedad y no saliste?─Se cruzó de brazos mirándolo con la misma mirada que le dedicó minutos antes y el contrario sólo asintió con pena─Si no fueras mí mejor amigo ya te hubiera golpeado con mucha fuerza en la cara─el castaño rió un poco pensando que era broma, pero en seguida se puso serio al pensarlo mejor, oh si, su amigo era capaz de golpearlo y él lo sabía.

Yoongi sólo suspiró, lo primero que hizo fue agarrar su celular, sabía que al hacerlo el apartamento que por lo tanto se encontraba "en calma" se iba a convertir en un tornado de gritos y molestias.

Un poco preocupado hizo el llamado, sabía que una persona iba a atender, pero al final el apartamento iba a recibir a cuatro personas más. Pero era su mejor amigo, él podría aguantar al cuarteto de locos sólo por él.

¿Hola?─ Se escuchó sólo éso del otro lado de la línea.

─Hola, JiMin, bueno... Sabes que yo no soy de hacer ésto, pero ven al apartamento de Jin... Y trae a tus amigos.

| E P I P H A N Y | [NamJin.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora