La historia de Altaír

SANGRE.

Cada asesino tiene su primera vez, ¿pero qué pasa con los que no recuerdan esa primera vez? Fácil al volver a matar lo sienten familiar pero aun así lo toman como su primera vez.
Después del juicio mi mentor me ha llevado a otro lugar, me sentí aliviado al menos hasta que llegamos  al cuartel abandonado lo primero que pregunte fue que hacíamos ahí a lo que recibí de respuesta fue un golpe en la cara.

-No hables cuando nadie te ha pedido que lo hagas ¿entendido?-

Asentí con los ojos vidriosos  tapando mi boca sintiendo la sangre salir de esta pues no solo fue el golpe si no que me mordí la lengua sin querer.

Después de eso me llevo por el cuartel explicando sobre el lugar, no estaba abandonado solo era una fachada para que nadie se acercara de lo contrario moriría.

Me llevo a donde sería mi habitación un cuarto sucio con una cama y una mesa, me prometió que si me portaba bien los premios serian muchas cosas eso incluía una cama mas cómoda que la que tenia por el momento.

Me dejo solo en la habitación me pregunto que estará pasando en casa, quizá no les importe pero yo sigo pensando que quizá mi padre este de vuelta y se enterase de que me han llevado… no, debo dejar de pensar en eso, el no vendría por mi han pasado 3 años supongo que todo esto me lo eh merecido por ser malo, debo ser bueno para que no me echen de aquí, no tengo a donde ir apenas tengo 11 años y parece ser que me han abandonado a mi suerte.

Esa noche pensé que sería larga y podría descansar un poco de todo aquel alboroto que porque pero claro el mundo siempre ha estado en mi contra esa misma noche mi mentor me levanto a eso de las 3 de la mañana como no quería levantarme se enfureció tomando una cubeta de agua helada me empapo todo haciéndome despertar titiritando me tomo del brazo,  me hizo levantarme de un golpe.

-Te dije que fueras obediente y así me pagas… esto lo entenderás rápido ven aquí. -

Tenía miedo por si mirada tan loca. Me llevo al patio me hizo quitar mi ropa dejándome en ropa interior mi cuerpo ardía por el frio que había pero el agua era peor mucho peor, en ese momento entendí que debía ser más que obediente el agua quedo en el olvido cuando una alarma escucho espero un momento quizá era alguien que venía ayudarlo tenía tanta esperanza en que pasara.

Pero no paso, el volvió von un joven unos cuantos años más grande que yo parecía asustado se disculpaba con el diciendo que lo habían retado y muchas cosas para que lo dejaran ir, sentí algo de pena no hable o me haría algo peor.

Mira Leo tenemos  a un invitado en este lugar, un mocoso, tenemos que enseñarle a no seguir retos en su próxima vida, quiero que lo mates ahora-

¿Qué? – dije con el terror invadiéndome

Ya escuchaste quiero que lo mates o lo matare yo y  luego a ti, soldados frágiles no me sirven es una orden y no la volveré a repetir.-

Él lo lanzo hacia mí, no sabía qué hacer tenía miedo, no quería matarlo, no quería morir era él o yo.

Me acerque lento dejando sacar mi kagune lento sintiendo el dolor de mi parte baja de mi piel, lo sostuve de piernas y brazos me acerque con lentitud y lo mordí, fue lo único que hice escuchándolo gritar de solo  la sangre caliente escurriéndose entre su cuello tocando mi cuerpo mis manos se llenaron de sangre y  mis ojos cambiaron a un color negro lo mordí y comencé  a comer del mis instintos me lo pedían y yo quería dárselo.

Pare cuando el agua cayó sobre mi haciendo que mi kagune y evaporaran dejando el chico medio consiente gimiendo de dolor.

Así no quiero que lo mates, mete tus manos en su estomago sácale las viseras, arráncale el corazón y entrégamelo, MALDICION ¿ACASO NO SABES HACER ALGO BIEN? -  trato de contener la compostura – Debo enseñarte…

Yo solo lo miraba el miedo era mi peor enemigo en ese momento pero hizo lo que le pidió hundiendo sus manos entre su piel sintiendo cada gota de sangre entre mis manos sacando lo que tenia adentro sin pensarlo  solo escuchaba las suplicas de aquel Jove hasta que le saque el corazón y  mi mentor me sonrió.

Buen niño.

Solo mire mis manos llena de sangre, sentí de nuevo la sensación de la sangre y el olor tan delicioso como el cadáver.

No sientas culpa nunca leo .