《 Algo inesperado 》

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Tras haberlo dudado un largo tiempo, por fin se dio cuenta de algo.

El querer estar con el pelirrojo todo el día, esperando y ansiando querer hablar y escucharlo reír a su lado con su típica sonrisa, poder oír su voz y alegrarse aunque el día haya sido pésimo solo por su mínima presencia.

Aunque sea a través de la pantalla, ver su cara u oír su voz, es algo que le anima.

Ese hecho, significaba más que una confianza absoluta en cuanto a amistad. Para él, el pelirrojo ya no era tan solo un simple mejor amigo.

Llegaba al más allá.

Eran sentimientos ocultos tras su sonrisa y sus lágrimas, nunca había llegado a experimentar tal ansiedad al querer estar con alguien, y menos cuando se trataba de alguien que para él, era un amigo que veía cada día. 

No era más que lo cliché de toda historia, pero lo necesario para no acabarla.

Es lo que llamamos la emoción de ''cariño exceso hacia una persona'', o más conocido como ''amor''.

Después de saberlo y averiguarlo, se le hacía complicado. Siempre pensó que ese tema era para personas más maduras y con un futuro más agradable, después de todo nadie quiere estar con un depresivo por el resto de su vida.

¿O sí?

Pero también, complicado en sentido de ver al pelirrojo día tras día, después de todo, es una costumbre. Tenía sus sentimientos a flote, pero necesitaba una compañía, dudaba de ello ya que siempre pensó que el Akabane es hétero.

—Nagisa... he querido decirte algo desde hace tiempo. —El peliceleste vuelve a superficie firme tras la llamada seria del pelirrojo, estaban delante de su casa, ya que este tenía la costumbre de acompañarlo.

—Dime Karma.

—... —el silencio de parte del ojos cobre le resultaba intrigante, no quería escuchar algo desagradable porque sabía que no lo diría. Pero presentía algo.— Nagisa, escúchame bien. No me odies, no dejes de buscarme cada noche, no busques a otra compañía cuando yo estoy aquí. Eso quiero esperar después de decirte lo que te confesaré. 

Un largo silencio se hizo presente hasta la interrupción del Akabane.

—Nagisa, me gustas. 

Shiota se quedó callado y petrificado ante la repentina declaración, Akabane al verle así, no pensó en nada más y se quedó esperando a una respuesta.

Aunque sea un ''no''. 

Pero lo único que recibió fue el silencio de parte del más bajo.

Antes de que el contrario reaccionase, Karma ya había desaparecido al final de la calle.

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Deseo que vuelvas-KarmaGisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora