《Capítulo III: Ojos Azules》

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Eren despierta al escuchar la alarma, su cuerpo lo siente pesado y la cabeza le va a reventar de dolor

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Eren despierta al escuchar la alarma, su cuerpo lo siente pesado y la cabeza le va a reventar de dolor.
Aún así se pone de pie.

Quita sus ropas húmedas y se observa en el espejo curtido. Sus costillas son más notables, la piel ya no es morena, ahora es de un color amarillento, el cabello opaco y maltratado. Un rostro cansado y apagado es su reflejo, los ojos demuestran lo que su alma grita y su cuerpo lo que soporta cada día.

Otro día le espera. Tal vez uno malo, o bien, si el destino tan siquiera lo ama un poco, va a ser algo mejor.

Ya arreglado, con su sudadera que cubre sus brazos con cicatrices, los pantalones flojos que disimulan lo delgado de sus piernas y el gorro que suele usar para su cabeza.

Al bajar los escalones, observa a su madre coquetear en el sofá con un "cliente". Ella le lanza una mirada reprobatoria y lo apunta.--- hoy no quiero que vuelvas, estaré ocupada. Busca con quien quedarte.

Eren asiente cabisbajo, y sale de nuevo al segundo infierno.

Eren asiente cabisbajo, y sale de nuevo al segundo infierno

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--- ¡fíjate por donde vas estúpido omega!.

Ese es uno de los tantos demonios en su propio infierno.

Con un; lo siento bajito, el castaño sigue su curso.
Eren no se siente bien, se balancea de un lado a otro, su cuerpo lo siente sumamente pesado, siente que en cualquier momento va a colapsar y a caer en un abismo de total oscuridad.

La anemia y el cansancio lo están matando, de una forma lenta y tortuosa.

El sonido que anuncia el ingreso a clases resuena en los pasillos, cada alumno se retira a su respectiva asignatura.

Eren queda solo, intentando mantenerse en pie. La debilidad carcome cada uno de sus huesos y el aliento sale en exhalaciones calientes y forzosas.

"Si tan sólo fuera notable... No soy tan fuerte como creías, Mikasa"

Tras ese pensamiento se apoya en un casillero y deja caer la mochila.

Sus ojos comienzan a cerrarse y el cuerpo deslizarse hacia el frío suelo.

Y en la lejanía de su conciencia, escucha una voz llamarle, una voz que ya escuchó y amó.

De repente siente como si lo elevaran, le están brindando un refugio en unos fuertes brazos y lo abrigan con tanta calidéz.

Una diminuta sonrisa aparece en sus labios mientras mira los ojos azules de su ángel.--- gracias por notar..me.

El pelinegro le dedica una media sonrisa y acaricia la mejilla pálida del contrario, sintiendo la alta temperatura con el tacto. --- me quedaré contigo, mi omega. Así que descanza.-- con ese último susurro, el chico sucumbe a la pesadez del sueño.

©ᴛʜᴇ ᴏᴍᴇɢᴀ ᴏғ ᴛʜᴇ sᴀᴅ ʟᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora