La historia diferente

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Se refleja el sol en el suelo de la habitación de Izan, los rayos del sol despiertan su conciliable sueño, es fin de semana, abre los ojos y respira profundo, mira hacia el reloj y son las once de la mañana. Suena el teléfono, es Marta, han quedado para las once y media. Se levanta de un brinco, se dirige rápido a la ducha, se viste deprisa, coge su peluca.

—¡Esta Claudia aquí!—dice Cristina.

—Voy—contesta Izan.

Se dirige al baño y se coloca su peluca.

—Espabila, que has quedado dentro de diez minutos— dice Claudia mientras toma leche de soja en la cocina con Cristina.

—Ya estoy Claudia—añade dirigiéndose a la cocina.

—¡Vamos va!—.

—Luego nos vemos Mama—.

En el trayecto en coche, Izan esta en sus pensamientos. Claudia presta atención a la conducción. Se encuentran en la puerta de casa de Claudia a Marta.

—¡Ey, Marta!—dice sonriendo Izan.

—¿De donde venís? llevo cinco minutos picando y llamándote—.

—Perdona, me llamaste justo cuando me desperté, y me fui directo a la ducha para llegar a tiempo—.

—¿Pero donde has dormido?—

—¡Ay!—.

—En casa de sus tíos—dice Claudia.

Suben al piso de Claudia.

—A veces tengo la sensación que me ocultas algo—dice Marta.

—Ya, yo también—ríe Izan.

—Izan es muy misterioso—comenta Claudia.

Se dirigen al despacho de Claudia para estudiar.

—Mama Claudia me he dejado la mochila—dice Izan a grito suave.

—¿Mama Claudia? Ni que tuvieras dos madres—.

—¿Donde te la has dejado? ¿En casa de tus tíos o en el colegio?—.

—En casa del vecino—.

—Siempre que vengo a tu casa me sorprenden tus conversaciones con tu madre—dice Marta riéndose a carcajadas.

—Ya es que somos así de divertidos—.

—No te entiendo hijo, ¿Cerca de la casa de tus tíos? ¿Del vecino Paco?—

—Mama no bromes, está en otra casa—.

—Vale, pues voy a buscarla, espero encontrarla—.

Marta no deja de reírse, porque suena todo muy cómico.

Mientras Marta está revisando sus deberes, Izan coge la guitarra y se pone a cantar.

Hace una pausa.

—¿Te gustan las Mentiras Marta?—

—No la verdad—.

—¿Y si fuera por una causa importante que no hace daño?—

—Las mentiras nunca me han gustado, pueden herir, ambas partes—

—Ya entiendo, y si te obligaran a mentir, ¿Que harías?—

—No hacer caso a la persona que me obliga—

—Y si ese alguien es importante, ¿y te dice de hacer una historia diferente?

Un sueño por alcanzarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora