CUATRO

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La noche del sábado siguiente Gabriel pasó a recoger a Michelle a la puerta de su casa, todo era soñado hasta que, quien abrió la puerta principal fue nada más ni nada menos que Natalie Quiñonez, la amiga "ameba" de Michelle.

Natalie miró a Gabriel de pies a cabeza, para luego pronunciar no más que una sola palabra:

- Pasa –

Entonces Gabriel comprendió que aquella no sería la noche que él había soñado con tanta ilusión.

Entró en la casa y caminó hasta la sala, allí se encontró de frente con Michelle quien se veía superlativamente hermosa. Hermosa como una noche estrellada, hermosa como la primavera, hermosa como un relámpago, bueno ustedes entienden lo que trato de decir. 

La muchacha vestía un vestido de color azul ceñido a su cuerpo y zapatos de tacón, además de llevar su cabello tomado por una hermosa diadema similar a una pequeña corona.

Al verlo, Michelle corrió a saludarlo, a la vez que terminaba de abrochar uno de sus aretes. Mientras que Gabriel se quedó en silencio, impactado con la belleza de la muchacha, y con su corazón palpitando a mil por hora.

- ...termino de abrocharme esto y nos vamos – dijo ella sonriendo.

Mientras que Gabriel aun no lograba articular palabra alguna.

Jamás en la vida, Gabriel había visto antes a Michelle vestida, peinada y maquillada como aquella noche. Eso sumado al inmenso amor que él sentía por ella hicieron que el muchacho "cayera" en un estado de "trance".

- ¿Por qué no dices nada? – preguntó Natalie.

- ...no lo sé – respondió él sin apartar ni por un segundo sus ojos de Michelle.

- Eres un tonto ¿lo sabías? – replicó la muchacha, mientras que para Gabriel no existía nada más en el mundo que la figura de su hermosa y eterna enamorada.

Un par de segundos después Michelle se puso su chaqueta, recogió su pequeña cartera y luego exclamó: - ¡Ya estoy lista! –

- ¿Ya podemos irnos? – preguntó Natalie.

- Y tú ¿Por qué estás tan callado? – preguntó Michelle poniendo sus ojos sobre Gabriel.

- ...estoy...mal. Al borde de un ataque cardíaco – respondió en tono de broma.

- ¿por? – preguntó ella.

- Porque te ves hermosa – murmuró Gabriel con timidez. Mientras que Michelle y Natalie se miraron entre sí sorprendidas.

- Gracias – murmuró Michelle con amabilidad.

En ese preciso momento se escuchó la voz de la madre de Michelle, quien gritó desde la parte superior de la escalera.

- ¡¿Michelle ya te vas?! –

- ¡Síííí! – respondió la muchacha gritando también. Entonces la mujer bajó corriendo hasta la sala.

Curiosamente, la madre de Michelle, se alegró de ver a Gabriel allí pues a ella le produjo un gran alivio el que su hija saliera bien acompañada a la calle aquella noche. Luego de saludar amablemente al muchacho, la mujer se dirigió a su hija.

- ¡A las 12:30 te quiero aquí! ¡Ni un minuto más ni un minuto menos! ¿Ok? –

- ¡Recibido, mi Generala! – respondió Michelle en tono de broma.

Esta No Es una Historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora