7200 《Soonhao》

[🌻] 8 segundos

—Cariño ¿puedes cubrirme un momento? Tengo que contestar una llamada.

—Claro Lisa.

La rubia sonrió como respuesta y salio corriendo de la cafetería en la que trabajábamos.

El clima afuera estaba frió, cosa que era buena para el negocio. Siempre se encontraba lleno de gente.

Lisa y yo eramos buenos amigos, luego que cumplí mis dos años de intercambió me vi obligado en regresar a china donde otros dos años mas tarde terminé la universidad.

Luego de mi graduación termine regresando a corea, solo que ahora me encontraba en seúl.

Seungkwan y Hansol habían venido a visitarme en mas de una ocasión y constantemente nos llamábamos para hablar de nuestro día a día.

No me había vuelto a meter en temas amorosos, el trabajo y mis clases de baile ocupaban todo mi día, mi circulo social estaba reducido a muy pocas personas y pasaba más tiempo en transportarme de un lado a otro que en mi propia casa.

En mis vacaciones visitaba a mis padres o viajaba a lugares cerca de corea porque eso era lo que mi presupuesto me permitía, pero en pocas palabras llevaba una vida que me mantenía distraído de mis propios problemas y al mismo tiempo me hacía feliz.

La campana que anunciaba un nuevo cliente sonó, me coloque el mandil que anteriormente estaba usando Lisa y continué con su trabajo, como si el destino estuviera en mi contra un gran grupo de gente llego y poco a poco fui atendiéndolos de uno en uno hasta que mi compañera regreso.

Nuevamente en la caja tome mi celular para verificar que mi turno estaba a punto de terminar y vi que tenía muchos mensajes de Seungkwan pero no me preocupe, seguro me estaba contando alguna tontería que hizo o alguna pelea que seguro arreglaría en una hora con su novio.

Eran las 6 de la tarde y oficialmente mi turno había acabado, pero tenía que caminar a un edificio vecino en donde tomaba mis clases de baile, me despedí de Lisa y tome mis cosas entes de salir de nuevo a las frías calles.

—Buenas tardes Rose—saludé a la chica de la recepción y esta de inmediato me regalo una de sus sonrisas como saludo.

—Minghao, el maestro Kim aún no llega pero hoy entró un chico nuevo ¿Crees que puedas adaptarlo al grupo un poco mientras tanto?

Asentí antes de subirme al elevador y agitar mi mano, seleccione el piso 4 y una vez que las puertas se abrieron me adentre al lugar.

La calefacción estaba encendida, así que me quite el saco que llevaba puesto.

—Tu debes ser el maestro—escuche una voz a mis espaldas.

—No, solo soy un alumno. Soy Xú Minghao mucho gusto.—respondí antes de darme la vuelta, sentí que mis ojos se abrieron de sorpresa pero trate de mantener la calma ¿Esto era una broma?

En ese preciso momento vi como todo el auto control que había tenido hasta ahora me había sido arrebatado en tan solo 8 segundos y en automático le extendí mi mano esperando con toda mi alma que la tomara.

Para mi sorpresa lo hizo y también me regaló una leve sonrisa que me derritió por dentro ¿Tanto lo había extrañado?

—Soonyoung, Kwon Soonyoung.

Asentí mientras disfrutaba lo mas que podía del calor que su mano me otorgaba.

En algún momento me perdí en lo suave que se sentían estas, tanto que ni siquiera me di cuenta de cuando jaló mi mano y me acerco a el en una especie de abrazo.

Ahora era unos centímetros mas grandes que yo haciendo que sus labios quedaran a la altura de mi oreja donde susurró las palabras que me hicieron sentir en el cielo.

—Te extrañé mucho, Hao.

Maldito idiota si me recordaba.

¿Si me recordaba?

Santa mierda ¡si me recordaba!

Sentí mi vista borrosa pero aguante las ganas de llorar.

Y finalmente solté las palabras que tanto esperé decir.

—Yo también te extrañé Hoshi, más de lo que imaginas.

Y no.

No nos besamos como en las típicas películas románticas, solo nos acercamos y nos dimos un abrazo, uno muy sincero que demostraba lo que anteriormente habíamos dicho.

Un abrazo que debimos darnos aquel día en el que decidimos tomar la peor decisión de nuestras cortas vidas: alejarnos.

Porque si antes lo había dudado, ahora estaba completamente seguro.

Eramos el uno para el otro y estaba dispuesto a arriesgar todo con tal de mantenerlo a mi lado, para siempre.