Un escollo errante (pt. 1)

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El año 1866 fue testigo de un fenómeno inexplicable, nadie lo ha podido olvidar. Sin contar los rumores que se recorrian entre los puertos y el interior de los continentes, los marinos estaban fuertemente impresionados. Capitanes de barco, negociantes oficiales de marina y armadores de todos los paises existentes se preocuparon en alto grado por el hecho.

En efecto, hacia algun tiempo que distintos barcos se extraviaban y aquellos que escapaban, veían una cosa enorme.
Un objeto largo, con círculos fosforescentes a veces,  infitamente mayor y mas rapido que una ballena.

Los hechos relativos a esta aparición, consignados en muchos cuadernos de bitácora, coincidían mucho entre sí acerca de la estructura y la velocidad extraordinaria del objeto o del ser en cuestión, su potencia sorprendente y la vida extraña de la que parecía dotado. Si era un cetáceo excedía en tamaño a todos los clasificados por la ciencia hasta aquel momento. En efecto, tomando el término medio de las dimensiones que se le atribuían, se podría afirmar sin lugar a dudas que aquel ser extraordinario, sí existía, rebasaba con mucho las dimensiones mayores admitidas por la ictiología ( los que estudian los peces ).

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2019 ⏰

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