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ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ oɴᴇ:

En un puente, donde el río pasaba por debajo llevándose consigo a los peces y alguna que otra rocas. Un joven mira su reflejo en el agua, el único lugar en donde no podia tener miedo de verlo otra ves.

—¿Que haces?.—preguntó otro joven bajito, arrugado la nariz al ver que el de hebras anaranjadas lo había ignorado—. Jin, deja de ignorarme, estoy aquí.

—Pues al parecer no te ve, deberías crecer JiMin.—se burlo otro chico palido, el mencionado bufo abrazando a Jin, el cual no lo alejó.

—Deberías dejar de mirar tu reflejo y defenderme, Hyung.—reprochó JiMin aspirando el dulce olor a fresas que desprendía el mayor.

Jin sólo atinó asentir.

—YoonGi...Tu también eres enano.—dijo Jin tratando de sonreír y olvidar sus pensamientos.

—¡No puedes defender a un enano de otro!.—gritó un pelinegro corriendo con una caja de helados en las manos.

—¡HoSeok!, deja de correr con la caja, te puedes c—antes de que pudiera terminar la oración HoSeok ya estaba tendido en el suelo.

El mayor se separó de JiMin para correr hacia el azabache.

—¿Estas bien, hobi?—preguntó preocupado revisando todo el cuerpo del menor por si alguna herida estuviese presente.

—Tranquilizate Hyung, estoy bien—respondió HoSeok despeinando los cabellos del mayor—. Oh, el único que no está bien son mis helados—dijo triste viendo como la caja estaban vacías y los botes de helado abiertas dejando a los helados regados por el suelo, claro, menos uno.

—Ya Hobi, mira—apunto Jin—. Ese está intacto, al menos podrás disfrutar de uno.—dijo SeokJin sonriendo.

HoSeok alzó entre sus manos el bote de helado y lo besó—. ¡Gracias por haber sobrevivido a tan terrible caída!.—gritó alegré.

Jin se levantó de su lugar, revisando la hora en su reloj, ya era tarde, tenía que volver a casa. Jin hizo una mueca por saber a quien vería al llegar a su habitación.

—Lo siento chicos, tengo que irme, se me hace tarde.—se disculpó sintiéndose culpable al momento en que todos hicieron un puchero.

—¡Ha, tan temprano!.—gritó frustrado JiMin.

—Joder, ¿Enserio, por que tan temprano?.—preguntó el palido mirandolo con esos ojos gatunos que le transpasaban el cuerpo y el alma.

—E-Es por que jjanggu debe estar con hambre, y JiSoo está enferma, debo cuidar de ambos.—respondió con preocupación, pues el tiempo pasaba demasiado rápido

—Bien, ¡entonces no vemos en la Universidad!.—dijo HoSeok tratando de aligerar el ambiente, cosa que agradeció Jin, ya que no le gustaba hablar sobre ese tema.

Se despidió de los tres, pero YoonGi fue el que lo mantuvo pegado a su cuerpo por un rato. Min no necesitaba palabras para expresar lo que quería decir, pues Jin lo sabía todo.

—Saludame a JiSoo, dile que su esperanza le traerá un regalo para la próxima.—dijo viendo como una pequeña sonrisa se cuerveaba en los labios de SeokJin, sí, con esa sonrisa Jung era feliz.

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—¡Princesa, ya llegué!.—gritó SeokJin dejando sus zapatos en la puerta.

—¡El Príncipe Kim Seok Jin acaba de llegar!.—chillo una pelinegra bajando lentamente las escaleras, con su vestido blanco y con jjanggu en sus brazos.

Se acercó para besar la coronilla de su perro y mirar a JiSoo la cual ya tenía pintada las mejillas de un leve carmesí y un poco de cachetes, eso lo emocionaba, ya que no estaban pálidas y tan delgada. Eso era indicio de que estaba mejorando.

Su princesa era muy hermosa, a pesar de no ser hermanos, Jin le había llegado a tomar un gran cariño a su amiga. Pues sus padre habían muerto y ella recurrió a brazos de Jin, el cual la recibió en su casa al no tener a nadie, bueno físicamente no tener a alguien, pero eso era otro tema.

Ambos eran compañeros de Universidad, pero JiSoo enfermo gravemente dejando sus estudios de lado y concentrarse en su salud.

—¿Ya tomaste los medicamentos que deje sobre la mesa?.—preguntó colgando su suéter en el perchero.

—No, son horribles—reprochó haciendo un puchero—. Pero si me los dieras tú, tal vez no serían tan horribles.

SeokJin le dio un golpecito en la cabeza—. Tienes que tomar los medicamentos sola, estúpida.

—¿Me estás diciendo estúpida, estúpido?.

Kim la ignoró, revolviendo sus cabellos negros y JiSooo suspiro tranquila, Jin era el único que se preocupaba por ella, jamás lo dejaría irse de su lado.

—Jinnie, ¿A donde vas?. —agarro la manga de su camisa.

—A mi cuarto, quería dormir, ya sabes...

—Hu, quería que veas que aprendí a hacer kimchi.—sonrió jugando con sus dedos.

—Lo siento JiSoo, n-necesito ir a mi cuarto, más que tarde, ¿Está bien?—dijo subiendo las escaleras sin esperar respuesta de la más baja.

Esta bien...—murmuró, agarro el peluche de alpaca de Jin y se lo llevo a su cuarto.

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Entro al baño y se lavó los dientes, tratando lo posible en no mirarse frente al espejo, odiaba hacerlo.

—¿Me seguirás evitando?—una voz ronca se hizo presente y la sangre de Jin se congeló, no, el no quería escucharlo otra vez.

Siguió como si no hubiese escuchado nada, se apresuró a terminar de lavarse los dientes para salir del baño lo más rápido posible.

—SeokJin, mirame.

Sin poder evitarlo miró al espejo, sintiéndose sumamente inferior al verlo ahí, mirándolo fijamente con esos ojos carmesí y su cabello cayendo ligeramente sobre su frente.  Definitivamente le tenía miedo.

—Y...¿te divertiste con tus amigos?.

Kim asintió sin pensarlo, siguiendo las órdenes del hombre frente a él, literalmente dentro del espejo.

—Pues, yo no lo hice, no debes dejar que Park te abrace, si no el sufrirá las consecuencias por tu culpa, SeokJinnie~.

SeokJin sintió un tremendo miedo, no por el mismo si no por JiMin, quería mucho a JiMin como para que le pasará lo mismo que a su otro amigo.

—A JiMinnie le gusta abrazar, n-no lo puedo alejar...—sabía que su respuesta traería consecuencias consigo, pero quería intentarlo.

—Bien, sólo te estoy advirtiendo. No es como si me importará que accidente le pasase.

—El único que me importa eres tú, ya que pronto serás sólo mío, Jin.

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ᴇιsoᴘᴛʀoᴘʜoʙιᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora