¿Quién soy?
No hace falta que respondan eso, ni yo se quién soy. Puedo decirles quién no soy.
No soy una aficionada por la sangre pura.
No soy digna del apellido Greengrass.
No soy mejor que los muggles.
Pero sobretodo, no simpatizo con el Seño...
Un maldito mes y Malfoy todavía no se había acercado a mi para pedirme ideas. Ese chico realmente creía que iba a poder solo con la misión.
¡Qué ingenuo!
Estaba muy molesta. No porque él creyera que podía solo, si no porque se había encargado de evadirme perfectamente.
Quise acercarme a él para tener información e informarle a Narcisa algo de la vida de su hijo. Sin embargo, no tenía ni una noticia y todavía no le había respondido la primera carta.
La ansiedad me carcomía hasta la punta de los pies. Me decidí por escribir una carta con información falsa para hacerle creer que estaba cumpliendo con mi promesa.
-Querida Narcissa -escribí, dictándome a mi misma en voz alta. Paré la escritura e hice una mueca-. ¿Desde cuando le digo querida a Narcissa?
Hice un bollo el pergamino y tomé uno nuevo.
"Narcissa,
Resulta ser que Draco es una persona muy terca. Me costó mucho acercarme a él. Sin embargo, lo estoy logrando.
No tengo muchas noticias, pero posiblemente las tenga antes de navidad.
Y no, jamás le diría a alguien sobre nuestras cartas.
Hasta pronto,
Astoria Greengrass"
Terminé de escribir y la envié inmediatamente.
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