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Capítulo 5:
" Un Cumpleaños "

N A R R A D O R A

18 de octubre, era su cumpleaños numero 27, era jueves por lo que tenía que ir a trabajar, se arreglo, desayuno, a como pudo acomodó su cama, le dió de comer a su querida mascota mientras le daba uno que otro mimo, cuando vio la hora salió de su departamento.

Estando en el trabajó cosas horribles le pasaron, sus amigos se habían acordado de su cumpleaños por lo que le compraron un pastel de chocolate y fresas, cuando se lo dieron tropezaron dejando el pastel embarrado en su cara, después de eso tuvó que ir a grabar unas canciones, en todo ese rato que estuvo gravando desafinaba, no se acordaba de la letra o se distraía, sus compañeros le dijieron que mejor se tomará un respiró por lo que fue a buscar al tsundere de su amigo, pero no lo encontró, habló con su mánager pero esta solo le dijó que no sabía donde estaba, parecía preocupada, al salir del trabajó empezó a llover y antes de que llegará a la cuadra donde vivía un camión pasó, lo empapó con água sucia.

Soltó un suspiró de cansancio, una de sus manos sostenía su celular y la otra una pequeña tualla con la cual se estaba secando el cabello, dejó el aparato en la mesa de la sala.

Mensajes: 0

Dejó caer su cuerpo en su comoda cama, sabía que su cumpleaños no significaba mucho, miles de personas nacieron en esa misma fecha, algunas de mucha relevancia y otras personas más ordinarias, pero le dolía que su amado no le haya mandando ni un solo mensaje de felicitacion o tan siquiera un "hola". El cansancio estaba invadiendo el cuerpo del albino, sus párpados se cerraban con pesadez, lentamente empezó a caer en un profundo sueño.

[.:*☆.:*]

La pequeña felino del ojirubi jugaba con los peluches de este, los miraba con atención como si esperará a que se moverán, a veces los atacaba con sus pequeñas garras y otras veces los mordía, pero dejó esto de lado cuando oyó como la porta principal del departamento era abierta, rápidamente dejó la sala de estar no sin antes mirar a los peluches por una última ves, cuando llegó a la puerta se encontró con el mejor amigo de su adorable amo, le maullo como si le estubiera dándo la bienvenida. El azabache acarició con delicadeza la pequeña cabeza de la mascota del de orbes carmín, dejó a la gatita sola para dirimirse a la habitación del menor, encontrandolo dormido, su cabellos mojado, su cuerpo solo cubierto por una camisa grande de color crema y un short negro, con cuidado acaricio los albinos cabellos de su querido amigo.

— Mafumafu despierta, si duermes así vas a terminar enfermó —Dijó el mayor con un tono de voz suave.

— mmm... —Fue lo único que salió de la boca del menor.

— Mafumafu —Pellizco los cachetes de su amigo, sabía como le moletaba eso.

— ¡No me pellisques los cachetes! —Se levantó molestó, en realidad mas o menos molesto pues aún estaba médio dormido.

Cuando el albino por fín se levantó del todo se arregló para salir con el mayor, quién como regaló de cumpleaños lo invitó a cenar.

[.:*☆.:*]

A Soraru nunca le a gustado ver a sus seres queridos tristes, siempre hacía todo lo posible porque aquéllos a los que quería volvieran a sonreir, y el albino no era la excepción, su amiga Lon le había informado lo mal que su ángel la había pasado ese día, por lo que trato de terminar su trabajo lo antes posible para ver al chico que le había arrebatado su corazón y lo hacía todo un tsundere. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios cuando vió que el albino volvió a ser el chico infantil y alegré que tanto amaba.

— Soraru-san ¿Por qué estas felíz? —Pregunto el menor mientras seguía comiendo su helado de chocolate.

— Por nada —Respondió con ese tono neutro que el más bajo de los dos tenía.

— Soraru-san dime —El albino tomo de la manga del mayor para luego sacudirlo.

— Mafumafu si no dejas de sacudirme te voy a quitar ese helado —Y con eso el menor lo dejó, con una expresión de enojo digna de un niño, pero lo dejo en paz.

Continuaron caminando por el parqué hasta llegar a una linda fuente de agua, muchas parejas pasaban al rededor de la estructura, algunos de los enamorados tiraban monedas a la fuente mientras pedían que su amor fuera eterno, entonces ambos chicos se dieron cuenta en donde estaban, el calor subió a las mejillas de ambos.

Vamonos, mañana tienes trabajo —Tras decir eso el mayor arrastró al albino a su casa.

Debían de irse de ese lugar antes de que el azabache se le diera por declarar sus sentimientos por el menor.

[.:*☆.:*]

Estando en la puerta principal del departamento del menor el mayor se despedía de este, sin embargo el albino parecía estar en otro lugar, no escuchaba en lo absoluto a su adorado azabache, antes de que este se fuera el menor tomo la blanquecina mano de su amado evitando que este se fuera.

Soraru-san —El mencionado volteó a verlo, sorprendiendose de la hermosa vista que tenia del albino.

Los critalinos ojos rubíes, sus sonrojo y su mirada suplicante lo obligaron a quedarse con su angel.

— Soraru-san ¿Te gusta alguién? —

— ¿A que viene la pregunta? —

— Responde por favor —

El mayor por un momento pensó en declararse pero esta idea fue rotundamente rechazada.

— No ¿Por qué? —

— Porque a mí si —

— Mafumafu —

El menor se acercó mucho al mayor causándole un gran sonrojo el cual creció cuando sintió los dulces labios del menor chocando contra los suyos, el albino se separo de el con la mirada agachada.

— Buenas noches, Soraru-san

Cerro la puerta de su departamento dejando al azabache atontado.

" ¿Que acababa de pasar? "

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