En todo el camino de ida al Seven no dije ni una sola palabra y mis amigas no me presionaban para que dijera algo y eso lo agradecía.
-¿Compraras algo?-Pregunto por primera vez Lili.
-No, no tengo hambre.
-Tienes que comer algo, no puede mal pasarte _____-Replico Yesi, que es como mi mamá.
-Esta bien, voy a comprar algo.-Dicho esto me dirigí a comprar mi pan favorito.
Cuando pagamos las cosas nos fuimos directo a la universidad debido a que era hora de entrar. Ya no estaba Manuel, supongo que ya se fue.
Las 3 horas restantes en la universidad se pasaron volando, como de costumbre me despedí de mis amigas y baje las escaleras para encontrarme con mi padre e irnos a casa.
Afuera de la uní en lugar de estar el carro rojo de mi padre había una camioneta plateada y adentro de ella la persona que menos me esperaba…
-¿Quieres un aventón a tu casa?-Se bajo de la camioneta y emprendió su camino hacia mi.
-No, gracias Manuel, mi padre no ha de tardar.-Mire a los lados esperando que llegara.
-Pues yo creo que si, porque justamente le marque y le dije que iba a pasar por ti y que te iba a llevar a comer y estuvo completamente de acuerdo con eso.-Dijo con una sonrisa divertida.
-¿Por qué hiciste eso, Manuel?
-Pulga, necesitamos hablar.-Se acerco más a mi y pude ver más de cerca esos ojos verdes.
-Sabes que odio que me digas “pulga”.-Evite sonreír pero mi intento fue fallido.
-Pues yo no tengo la culpa de que parezcas una pulga al lado mío.-Sonrío.
-Eres un maldito presumido! Maldito ojos de moco!-Reí.
-Oye!-Hizo un gesto divertido el cual me hizo reír.
-Entonces… ¿a donde iremos?
-¿Iremos? ¿Entonces si aceptas?
-Por Dios Manuel, eres de muy lento aprendizaje!-Reí y emprendí camino hacia su camioneta y subí a ella.
-Oye! Yo debí abrirte la puerta!-Dijo “ofendido” mientras subía a la camioneta.
-Mejor cállate que tengo hambre.
Dicho esto, Manuel prendió su camioneta y comenzó a manejar.
¿Que loco, no? Antes de que Manuel llegará estaba confundida porque no sabia que hacer. La amistad que tengo con Manuel me gusta mucho, nuestra amistad es muy fuerte, él conoce todo de mí y yo conozco todo de él, bueno excepto que no sabía que le gustaba, pero ustedes me entienden. Antes de empezar la amistad hicimos la promesa de que nunca nada ni nadie nos podían separar y hasta ahora la hemos cumplido.
-¿Vas a seguir ignorándome?-Dijo sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué?-Voltee a verlo.
-¿A donde quieres ir a comer?-Pregunto mientras manejaba.
Manuel era de las pocas personas que me tenían paciencia, además de mis padres y mis amigas.
-Aaam… No se.
-¿Vas a empezar?-Pregunto y encogió los ojos en tono “amenazador”.
-No se.-Sonreí como el gato de “Alicia en el país de las maravillas”
-Suspiro frustrado- ¿Burger King, cierto?
-Asentí lo más emocionada que podía-
Manuel sabe perfectamente que amo las hamburguesas de Burger King y cada vez que podía me llevaba a comer ahí, aunque a él no le gustaban mucho las hamburguesas.
-Sabes que odio las hamburguesas, _______. ¿Podemos ir a otro lado?-Pregunto suplicante.
-Esta bien.-Dije decepcionada.
-No! Vamos a las hamburguesas.-Dijo inmediatamente que vio mi expresión.
-No Manuel, vamos a comer tacos.-Dije y le sonreí.
-No _____, vamos a las hamburguesas.
-Vamos a los tacos.-Decía lentamente cada palabra.
-No! Vamos a comer hamburguesas.-Hizo lo mismo que yo.
-Manuel Casanova, vamos a comer tacos y punto!-Dije enojada.
-Esta bien.-Dijo asustado.
No se porque pero Manuel me tiene miedo cuando estoy enojada, aunque ahora que lo recuerdo, quizás es porque una vez que “sin querer” le dijo “Gays” a los chicos le pegue con el puño cerrado en el estomago y eso provoco que vomitara. También recuerdo que al día siguiente llego con una caja de mis chocolates preferidos y me pidió perdón por haberles llamado así.
