Capitulo 10 Adversidad

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Ellos siquiera estaban a diez pasos delante de él.

Tres ladrones apuntaban hacia él con sus flechas envenenadas.

«… Esto será bastante difícil».

Con un vistazo, Kei comprendió de inmediato la situación.

Eso era lo que su experiencia de combate le decía; aunque era de un juego, él tenía mucha de ella. Si sólo fuera una persona, entonces él podría ser capaz de manejarlo de alguna manera, pero tres personas disparando a la vez era diferente. Estaban demasiado cerca. No había suficiente tiempo para que Mikazuki dé la vuelta; las flechas serán más rápidas. En adición, un lobo de caza negro le gruñía mientras mostraba sus colmillos. No le quedaban más que unos cuantos segundos.

¿Qué hacer?

Si intentaba acabar con el lobo de caza entonces será golpeado
por las flechas envenenadas.

Por otro lado, si intentaba algo con las flechas, el lobo de caza lo destrozará.

¿Qué hacer?

En el lapso de un momento extremadamente intenso, Kei llegó a la solución óptima.

La solución óptima.

En esta situación, esa era bajarse de su caballo. Era una jugada
bastante lógica, y además, muy del tipo de videojuegos.

—¡Fuego!

El hombre que parecía ser el líder de los bandidos, Morissette, sacó una espada larga de su vaina mientras gritaba la señal. Los arqueros dispararon simultáneamente.

Y casi al mismo tiempo, Kei envolvió las riendas con su mano izquierda, sacó su pie derecho del estribo y se estrujó contra la espalda de Mikazuki tanto como pudo.

Mikazuki parecía adolorido debido a que Kei repentinamente jaló las riendas mientras se movía a un lado. Mirando sus movimientos, Kei se deslizó al lado izquierdo de Mikazuki, el cual lo cubrió completamente.

Kei estaba usando a su caballo favorito, como un escudo.

Originalmente, un jinete y su caballo eran las dos partes de un todo. Los caballos también eran algo valioso. Los bandidos elevaron sus voces sorprendidos por cómo Kei usó a su preciado ‘compañero’ como un escudo de carne sin vacilación alguna.

Una flecha pasó justo dónde Kei estuvo hasta hace un momento.
Sin embargo, las otras dos flechas pasaron fuera de su objetivo y, sin misericordia, se hundieron en el torso de Mikazuki. Relinchando, se retorció de dolor. Lanzándose del caballo, Kei cayó al suelo. Usó técnicas de aterrizaje seguro para suavizar el impacto del choque con el fino suelo e inmediatamente se levantó. Su capa de cuero hizo un chasquido mientras se agitaba detrás de él.

—Bastardos —La silenciosa voz de Kei rezumó con rabia. Detrás del trapo, apretando los dientes como una bestia, su sangre hervía mientras fijaba su mirada en los bandidos con sus ojos inyectados de sangre.

Vientos pesados soplaron contra ellos.

Morissette y su grupo jadearon inconscientemente al ser abrumados por la aguda sed de sangre que estaba estallando en Kei. Incluso el lobo de caza que hace unos segundos parecía listo para abalanzarse en cualquier instante, estaba ahora pegado a la roca gigante con los pelos de punta.

Pero eso se acabó en un instante.

En un parpadeo, Kei reprimió su sed de sangre. Se desvaneció repentinamente sin dejar rastro alguno.

Con calma se mantuvo de pie, sin transmitir sentimiento alguno;
ni rabia, ni ambición, ni sed de sangre. Morissette sólo podía
sentir la vastedad de los llanos y la tierra debajo de sus pies, casi daba la sensación de que Kei fuese un muñeco…

Vermillion Vol 1 FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora