"Cambios 2"

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- ¿Como?- medio grito Jasper, se pasó una mano por el cabello, frustrado.

Yo seguía sentada en mi lugar

- tranquilo- puse mi mano en su brazo, el me miro momentáneamente

- Padre, ¿Como podré hacer verdaderos negocios? ¿Si no podré entrar a la cuenta de la empresa?, ¿De verdad esperas que me case bajo tus condiciones sólo para tener el control de la empresa?- hablo rápidamente Jasper, al mencionar lo ultimo, extrañamente, algo dentro de mi se rompio.... levemente.

- Tranquilo hijo, veo que tienes una novia muy linda, hija de unos de mis más grandes amigos, ¿Ni es ella la mujer indicada para casarte?- Trage duro mientras escuche hablar al señor Monroe.

- Padre...- empezó a decir Jasper, pero su padre lo interrumpió

- ¿No lo es? ¿No es la indicada para casarte y tener hijos con ella?- Jasper fruncía el ceño a su padre y el lo miraba un poco desafiante ¿que sucede aquí?

El ambiente se tornó incómodo, y más para mi, hablaban sobre mi como si yo no estuviera presente, o sea ¿Matrimonio? ¿Hijos?

No me había dado el tiempo de pensar en eso, no desde...

Sentí náuseas de repente y tragué incomoda, removiendome en mi asiento.

- No es algo que quisiera hablar en estos momentos...- Fue lo último que dijo Jasper, y salió de la sala de juntas.

Me quede con mis náuseas y el señor Monroe, mientras me mordía el labio nerviosa, me levanté.

- Una disculpa Mailen, mi hijo...- levanté una mano interrumpiendolo,

- No importa señor Monroe, quisiera ver que tiene, con su permiso- salí de la sala y me dirigí a la oficina de Jasper.

Al llegar no toque la puerta y entre. Jasper estaba sentado de espaldas a la puerta, mirando por la gran ventana. Me acerque lentamente hasta llegar atrás de el.

- Jasper...- hable y el no se volteó

- Nunca concordamos en la mayoría de las cosas- empezó a decir y me quede en silencio- digo, al principio yo negaba el puesto en esta empresa, quería comenzar con una propia, empezar desde abajo, claro que eso a el no le importaba, tenía que hacer todo lo que mi padre dijera, sin rechistar.- suspiro- siempre se metía en todos mis planes, mis amistades y relaciones, si no hubiera sido por mi madre que un día lo freno, realmente no tendría ningún tipo de vida social, ni amigos, ni mujeres, que ahora no las necesito, te tengo a ti- giro su silla, quedando a la altura de mis pechos, por lo que levantó la cabeza- yo contigo lo tengo todo, te amo Mailen, y no miento cuando te lo digo, no son simples palabras dichas al vacío, es lo que siento, y quisiera demostrárselo no porque mi padre dice que lo tengo que hacer, ¿Lo sabes no?- asentí con la cabeza y el tomó mi cintura con sus manos y me acerco a el- Lo el todo contigo, y independientemente de lo que mi padre haya dicho alguna vez, te quiero conmigo, te lo repito, te quiero conmigo todo lo que un para siempre nos quiera dar, y lo que se sume a ese para siempre- poso una mano en la parte baja de mi estómago y Mordi mi labio- también lo querré, sin condición alguna- beso mi estómago, mis sentidos estaban al mil, mi cara roja, con lágrimas en los ojos.

- Jasper- tome su rostro con mis manos- También te amo, pero y e seré sincera... yo... no se sí pueda volver a pasar por...

- Shh- puso un dedo en mis labios- recuerda lo que dije el sábado, sólo tenlo en mente, okey?, Porque sucederá cielo, de eso me encargó yo- se levantó y me envolvió más entre sus brazos, me sentí en su escritorio y coloco su cabeza en mi cuello- te amo- murmuro y empezó a besar mi cuello.

Acaricie su cabello lentamente.

- Jasper... estamos en la oficina....

- Eso realmente no me importa en estos momentos nena- se separó y llevo una mano a mi espalda, buscando el cierre de mi vestido- Lo único que tengo en mente es saber que llevas debajo de este sexy vestido azul- Jasper comenzó a bajar lentamente el cierre del vestido.

- Jasper, no me has dicho todo aún...- me queje, cuando su mano libre llego a mi pecho, presionandolo.

- Te prometo que habláremos después de esto, ahora maravillame con tu cuerpo.- sacó mi vestido, y mis demás prendas.

No se detuvo cuando escucho caer algunos lápices, mucho menos cuando vio caer papeles, clips y hasta el teléfono.

Tampoco cuando casi rompe su lámpara de piso y cuando casi nos estrellábamos contra su pequeño bar.

Lo ayude a olvidar por un momento, los problemas que podrían avecinarse después de lo ocurrido con su padre en al sala de juntas.

Y el me ayudo a prepararme para la charla que se avecinaba...

Arranquenme las AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora