Las horas pasaban y ella seguía ahí, mirando las hojas caer, sintiendo el invierno llegar, y recordaba una vez mas lo que sucedió hace trece inviernos, la pérdida de su ser mas amado, su pequeño que un invierno le arrebató.
Su mirada estaba perdida desde aquel momento, sus ojos reflejaban su pena, esperaba las tardes de lluvia, para poder llorar sin culpa, para que la lluvia mojara su rostro y el llanto quedara oculto tras la fría e inerte lluvia.
En el momento de su pérdida se encontró rodeada de amigos y familiares, pero con el paso de los días se fue quedando cada vez más sola, los amigos comenzaron a desaparecer, incluyendo su familia, nada podía consolar su pérdida, ni siquiera la ilusión de que un día se volvería a encontrar con su pequeño, solo sentía el vacío en su pecho, su corazón se había ido con él.
Después de todo el tiempo que esperaba que llegara el invierno para ocultar su pena solo una cosa le queda por hacer, fingir una vida plena, con una sonrisa en su rostro...