¿Fan Loca? Jihyo y Tu.

Capítulo 8

— TN —

Cuando me di cuenta de que Jihyo se había quedado dormida en mi regazo algo dentro de mi empezó a florecer y morir al mismo tiempo.

Era una extraña sensación dual.

Sentía que mi corazón estaba muriendo de ternura…

Pero que a la vez una pequeña flor crecía a pasos agigantados representando los sentimientos que siento por ella.

Le moví un mechón de cabello que le estaba tapando un ojo.

Tomé mi celular con cuidado de mi bolsillo y le tomé una foto, necesitaba tener esa imagen más allá de mi mente.

Pasó el tiempo y al final terminé tomando una pequeña siesta yo en el proceso.

Cuando desperté ya ella estaba acomodando todo, mi primera reacción fue la de ayudarla con eso.

Al terminar decidí irme.

Pero el clima, o alguna fuerza superior no lo quiso así y empezó a nevar muy fuertemente.

"Supongo que no podrás irte"

"No creo que pueda ver siquiera a diez metros"

"¿Quieres chocolate caliente?"

"¿No sería mucho?"

"No cuando te vas a quedar por mucho tiempo"

"Dejame ayudarte al menos"

"Bien, vamos a la cocina entonces"

Lo que empezó como un simple chocolate caliente terminó en galletas, que siguió a la cena.

Cuando terminamos de cenar nos sentamos en el sofá otra vez.

Pensé en algo mientras estábamos pensando en que hacer para pasar el tiempo.

Me recosté en su regazo, tal como ella había hecho antes.

"No me mires raro… es mi turno"

"¿Puedo… hacer lo que hiciste antes conmigo?"

"¿No recuerdas? De pequeña lo hacías mucho…"

"No recuerdo mucho de cuando éramos pequeñas…"

Si tan solo recordará todo lo que recuerdo yo…

Da igual, no se pueden arrastras fantasmas pasados a un presente más vivo que nunca.

Aunque cualquiera podría sucumbir ante aquellos recuerdos…

— Flashback —

"¿Cuantas estrellas crees que hay en el cielo?"

"No lo se… pero si quiera tener alas para poder verlas de cerca… ¿no crees que sería bonito?"

"¿Me llevarías?"

"Serías la primera"

Aquella noche en el tejado de la casa de Jihyo fué la más bonita de mi infancia.

Y la más significativa…

Nos metimos a la tienda de acampar otra vez, puesto que habíamos tenido la idea de acampar, y como nuestros padres no querían dejarnos fuera o lejos esto fué lo más accesible.

Esa noche…

Ocurrió todo lo que empezó aquello que nunca pudo morir ni con tantos años entremedias.

Sólo se necesito un segundo…

Sólo unos pocos cuadros de la vida…

Sólo eso para que mi corazón volara libremente… pero a la vez quitándole las alas y dejándolo caer desde el cielo.

Estaba en su regazo y ella me estaba acariciando el rostro…

Lentamente cerré los ojos y después de unos momentos sin sentir nada cuando iba a abrir mis ojos sus labios se unieron suavemente a los míos.

Quizá estuvo mal…

Pero eso bastó para crear aquella cadena que llevo teniendo desde el día que se fué.