Capitulo 1

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-Oye, nueva, levántate es tu día.- Deb ya me tiene hasta los cojones.- Si fuera tu estaría saltando es como cumpleaños adelantado.

Mi abdomen esta matandome y mis piernas parecen no querer funcionar.

-Hoy me libero de esta prisión, hablando literalmente, después de diez años.- le digo mientras me coloco mis pantalones de color naranja bien feos.- ¿Y sigues llamándome la nueva?

Rie, la extrañare. Todavía le quedan cinco años más aquí, digamos que las cosas no le salieron muy bien como esperaba.

Diez años en la prisión para señoritas en Jacksonville y ni siquiera soy de aqui. Solo una amiga he tenido y ha sido Debora Gale, culpable de asesinato bastante carnal, condena de dieciséis años.

-Donatella Kalal, acompañeme.- el guardia me llama y me despido de Deb, sorprendemente se le escapa una lágrima.- A bañarse. Luego te irás.

Camino hasta mi cama donde estan las toallas y la ropa que me pondre despues. Los pasillos estan vacíos puesto que es muy temprano y las reclusas aún no deben levantarse. El agua fría recorre mi piel y me da escalofríos.

-¿A donde iras ahora?- Shylaja entra despacio y hace de cuenta que tiene que verse en el espejo.

No vale la pena contestarle porque ya se a donde va esta conversación, a mi hermana.

-Yo iria con mi familia.- empieza y para de golpe a lo que ruedo mis ojos mentalmente.- Lo siento, cierto que te odian. Bueno, si yo matara a mi hermana tambien me odiarían.

Le doy vuelta la cara de un puñetazo y cae al suelo.

-Un recuerdo.- digo acariciándome los nudillos, no era muy livianita.- De parte de mi hermana.

El aroma de la cárcel, el aroma a retención lo puedo sentir cada vez más intenso, y eso es porque saldre de aqui, si no este mismo aroma lo tomaría como algo sumamente normal.

Anteriormente, cuando sólo llevaba un par de meses aquí solía caminar por los pasillos con la cabeza baja, pues cualquier desafío visual podía costarme la vida, aquí todas son muy resentidas y lo expresan con agresión. Con el tiempo Debora me enseño a pelear y mi cuerpo cambió notoriamente. Mujeres como Shylaja que quien sabe porque está en la cárcel es mejor evitar si no quieres quedar sin un ojo.

Me despido nuevamente de mi amiga con un fuerte abrazo. El guardia me guia hasta la puerta pero me frena antes de que pueda salir.

-Todas estas cosas son de hace diez años ¿Realmente te quedarás con alguna?

Me muestra una caja con pertenencias mías. Una gorra, mis lentes de sol y una cadena de oro. Tomo la pequeña cadenita y veo que tiene una foto de mia con mi hermana, ya me había olvidado de esto. Se la enseño al que creo se llama John y me asiente. Abre la gran puerta pero no me sigue solo se queda parado dándome a entender que ya no necesitaba que me custodiaban.

- Thomas.- corro hacia mi amigo con una gran sonrisa y él me envuelve en sus brazos, ha cambiado.

Toma mis cosas y las mete en su camioneta. Cuando lo veo recuerdo las tardes juntos que pasamos frente al mar, sin preocupaciones, sin saber que el futuro nos haría una mala jugada. Lo extraño, a él y a los recuerdos que lleva consigo, daría lo que fuera por ser pequeña de nuevo.

Thomas Adams, mi mejor amigo de la infancia. Mis padres le pidieron que se mude a los Estados Unidos solo para cuidarme y así lo hizo, viniendome a visitar a cada rato. Sabía que siempre me estaría observando, siempre desde el lado oscuro de la Luna, propio de un hijo de Hécate.

La relación que llevo con mis padres es distante y se que solo le pidieron a Thomas que se quedara conmigo porque ¿Cómo podría un dios del Olimpo olvidar a su hija? El único que tiene permitido eso es Zeus.

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⏰ Última actualización: Dec 26, 2018 ⏰

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