Capítulo 27: Las Flores si huelen bien

20 1 0
                                    

Todo cambio desde ese dia, estaba acostumbrado a que esto fuera una verdadera montaña rusa que cuando llego la estabilidad, fue justo lo que esperaba.

La miraba con una gran sonrisa, su rostro es de felicidad, sus animos, su hermosa sonrisa.
Recuerdo como cada dia hablamos del proximo, de como tal ves mañana hubiera un motivo distinto, horas de platicas que aveces eran pausados por silencios oportunos.

El amor es un misterio, sentirse amado y concordar es algo maravilloso, aunque se requiere valentia cuando solo una parte funciona.

Recuerdo mis heridas, y cada momento donde quise botar todo de una vez y estoy seguro que lo hice.

A este momento, no se si es amor pero me hace olvidar muchas cosas.

Éramos amigos, por sobre todo, recuerdo como me contaba de sus problemas, las soluciones que podia brindarle, como sus dramas eran mis risas y como hasta lo mas minimo me resultaba grandioso

No se si es amor pero ne hace agrandar todo.

Y en un momento decidi...

¿Una vez mas?

Todo parecia diferente, todo era distinto
Su aprecio se sentia sin ninguna vergüenza y su cariño se hacia palpable

Decidi hacerlo, una vez mas...
Podria mostrar mis sentimientos una vez mas y para eso ocupaba de mis letras.

No se si lo he contado pero escribir era un talento, aunque nunca lo mostraba a nadie, pense que ella podia ser la primera en serlo

Era una carta hermosa con un mensaje oculto, cada letra de inicio en cada oración al juntarla decia
¿Quieres ser mi Novia?

Era mi ultima oportunidad
Hablaba de lo lindo de sus ojos pero no los que todos miran, me fascinaba su cara de descubrimiento
Como sus ojos brillaban cuando algo le gustaba

Descubri su compasion, su pasión por el bien, sus ganas de saber ser mejor.
Su atencion, lo mejor de ella.

Aprendi lo peor, aun lo que mis miedos negaban, sus caprichos innecesarios o sus formas de negarse

Aun asi la segui amado

Estaba listo...
Nadie mas sabia de esto y pense en que nadie debia saberlo

Era sabado, las once de la mañana
Estábamos juntos, sentados en el piso de una aula solitaria
Ella estaba feliz
Y yo estaba aprenciandola

Ismael: Alessa, tengo algo para ti.

Alessa: ¿Enserio? Yo no te traje nada

Ismael: descuida, y toma

Le entregue la carta

Ella la leyo

La Reina Del HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora